1. El articulista de La Jornada, Enrique Calderón Alzati, acaba de publicar una importante carta dirigida a Andrés Manuel López Obrador. Me pareció muy bien escrita porque explica con mucha claridad su posición en relación al trabajo político que ha venido realizando AMLO después de las elecciones presidenciales de 2006. Alzati, por el contenido de su carta, parece un demócrata cercano a las posiciones de centro izquierda, quizá por ello fue aceptado como articulista de ese periódico. Su propuesta se ve muy cercana a la corriente Nueva Izquierda del PRD, al PRI “progresista” y a la de un grupo de intelectuales como Krauze, Dresser y comentaristas televisivos que claman por una izquierda moderna, tranquila, decente, que sepa negociar y que no use las calles para protestar. Por eso de manera permanente, desde el escritorio, lanzan sus críticas contra AMLO pidiendo que haga a un lado sus posiciones “radicales” y deje de parecerse a un “peleador callejero”.
2. Tan crítica es la carta contra AMLO que seguramente será muy útil al gobierno, a panistas, empresarios y medios de información para difundirla por millones de copias. Dice Alzati: “De líder supremo en el escenario político nacional, usted (AMLO) prefirió convertirse en un peleador callejero, haciendo a un lado el enorme patrimonio político que un sector del país había puesto a su disposición”. Según el articulista, AMLO debió aceptar su derrota, reconocer como presidente a Felipe Calderón (Fecal) y, por esa decencia, convertirse en el líder supremo nacional que presiona y negocia. Como si todo se pudiera acordar con decencia y no existieran compromisos económicos y políticos en juego. ¿Se olvida Alzati que se exigió un conteo ”voto por voto” para limpiar y legitimar la elección y que todo el poder del foxismo, el panismo y los empresarios se opuso rotundamente, obligando al Tribunal Electoral a desconocer muchas razones?
3. Pero, escribe Alzati, “usted (AMLO) insistió en seguir haciendo política callejera sin contenido ni propuesta hasta hoy, dilapidando su propia imagen y aislándose de quienes pudiendo contribuir con usted, eran denostados sin fundamento”. El autor de la carta, siguiendo el hilo de su pensamiento (absolutamente aislado del significado de la lucha social) desde el cubículo o la oficina, le reclama a López Obrador que haya dilapidado su propia imagen y que siga el camino de la frustración y el descrédito. La realidad es que el PRD ha ido a la baja en los resultados electorales de 2007 y las giras de AMLO por los municipios de la República aún son inciertas, pero no se puede adelantar que su política carece de contenido y de propuestas. No se sabe a dónde puedan llevar esas intensas y cansadas visitas a miles de municipios; no puede adelantarse qué coyunturas políticas o económicas surgirán a raíz de que la población empieza a desesperarse.
4. La política no es cuadrada, no se puede medir ni obtener resultados precisos. La lucha de la APPO fue brutalmente reprimida y sus dirigentes encarcelados, pero resurge con fuerza para muchos “inexplicable”. La batalla de los compañeros zapatistas del EZLN, durante el gobierno de Fox y en el último año parece haberse estancado, pero puede resurgir con mucha mayor fuerza que antes porque nadie la puede frenar. Los obreros electricistas y demás que integran el Diálogo Nacional llenan las calles de la ciudad de México en sus manifestaciones contra la privatización y las llamadas “reformas estructurales”. Los profesores de la CNTE siguen luchando en las calles a pesar de la represión. Ningún movimiento social “negocia” sin salir a las calles; pero tampoco ninguna autoridad ha aceptado nunca negociar si no se bloquean instituciones, calles y carreteras. López Obrador incluso es muy respetuoso e institucional.
5. Como han repetido con mucha insistencia los medios electrónicos de información para desprestigiar el liderazgo de AMLO, Alzati lo acusa de “tener una gran inclinación por la descalificación fácil, incluso vulgar, convirtiéndose en ejemplo a seguir para muchos de sus seguidores”. El articulista, además de sumarse a la campaña de los medios de información que le han creado una imagen deplorable a AMLO, se suma a “los diversos grupos sociales que en algún momento le brindaron su simpatía”. El contenido de la carta no es nuevo: es un texto que busca sintetizar las acusaciones que los sectores empresariales y el gobierno de Calderón han difundido. Entre la población se piensa distinto: ante el desempleo, los miserables salarios, la desintegración familiar y los deficientes servicios de salud, creen que López Obrador no debe confiar mucho en lo electoral, que debe encabezar con otras organizaciones el movimiento social.
6. Por último, el escritor de la carta le recomienda a AMLO “hacerse a un lado y dejar que sean otros los que tomen el liderazgo de la lucha nacionalista contra la injusticia social y por la construcción de un país mejor” y concluye triunfalmente como preclaro representante de los antilopezobradoristas: “para las siguientes elecciones presidenciales usted no tiene ninguna posibilidad de triunfo, independientemente de qué tan mal lo haga el actual gobierno panista”. Alzati, al proponer una “lucha nacionalista para un país mejor” le recomienda a López Obrador se haga a un lado para que otros tomen el liderazgo. Quizá esté pensando en la corriente Nueva Izquierda del PRD (siempre dispuesta a negociar con el poder, o en el PRI “nacionalista” que encabezan Beltrones o Nieto. La realidad es que no se con qué grupos esté ligado Alzati, pero por sus planteamientos me parece más cercano a Krauze, Aguilar Camín y Televisa.
7. Sin embargo no todas las ideas de la carta deben ir al basurero. Quizá es necesario y urgente comenzar a delimitar claramente las posibilidades y limitaciones del PRD, por un lado, y del lópezobradorismo por otro. Ver al PRD como un partido electoral cuyo objetivo único es la búsqueda de votos, cargos de elección y subsidios, así como buscar en la Convención Nacional Democrática (CND) las posibilidades de convertirse en un movimiento de masas real ligado a las necesidades de la población. El PRD parece acercarse más al PRI y al PAN, buscando tener más legisladores para aprobar mayor número de reformas; como partido de “viejo tipo” no parece tener remedio. Sin embargo la CND, quizá sin la necesidad de los partidos del FAP, (pero buscando de manera permanente lograr acuerdos con los movimientos sociales campesinos, obreros, populares, de oposición política, etcétera) puede ayudar a transformar este país desde las calles, las plazas, las huelgas y las protestas contra la represión.
8. El partido de izquierda moderno y decente que buscan los sectores dominantes, entre ellos muchos intelectuales, quizá puedan encontrarlo en el continente europeo cuyos pobladores llevan siglos observando y viviendo procesos políticos, además de contar con amplios sectores que no sufren desesperación por miseria y desempleo; sin embargo, incluso en esos países la política no ha dejado las calles, y en los últimos años, (a pesar de su alto desarrollo económico) sólo por la lucha en las calles los gobiernos han aceptado negociar. Más que pedirle a López Obrador, a la APPO, al EZLN, que no salga a las calles, lo que hay que hacer es construir una política más consecuente para las batallas se libren en todos lados, hasta lograr que este gobierno filofascista entienda que gobernar es servir a los sectores mayoritarios, a los más jodidos, a los que con su trabajo hacen posible toda la gran riqueza que consumen en México y en el mundo los explotadores.
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