Excelente, conmovedor y contundente el artículo publicado en Rebelión* por Celia Hart (hija de Haydée Santamaría y Armando Hart) sobre como fue manejado el tema de la violación de la soberanía ecuatoriana, durante la reciente y abrasada Cumbre de Río, que tuvo lugar en Santo Domingo, República Dominicana.
Hay gobiernos de América Latina indignos (por su hipocresía, por su servilismo a los gobiernos de Estados Unidos) del concepto Nuestra América, tal y como lo advirtió José Martí: "un término que encierra la identidad de los principios" de los pueblos.
Nos preguntamos ¿No es Uribe el enemigo? Si Uribe no es el enemigo, entonces, ¿Cómo es la cara de ese imperio enemigo? ¿De cuál imperio nos hablan?
Uribe es uno de los operadores del imperio en nuestra región. El no es un digno hijo de Nuestra América. Es el "gerente consentido" de las multinacionales que son la cara del imperio que nos negamos ver.
El imperio opera por varias vías, la militar y la diplomática son dos de ellas, tal y como lo afirma el investigador James Petras. Por la primera invade, ataca, domina e impone gobiernos; y por la otra, transforma a líderes políticos en sus aliados a cambio de excelentes condiciones socio-económicas.
Para dominar Estados Unidos aplica políticas geoestratégicas en el hemisferio que se manifiestan en la injerencia sistemática, a través de sus organismos de inteligencia (CIA, FBI, DEA) y por intermedio de los ejércitos y de los grupos paramilitares, violando permanentemente los derechos humanos de los pueblos.
Si Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez, Pinochet, Videla, Ríos Monts, Somoza, Duvalier, para no mencionarlos a todos no son el enemigo ¿entonces quién es el enemigo?
Es que ¿Uribe tiene que vestirse con el frac y levita y ponerse el sombrero del Tío Sam para parecerse al imperio? Tiene que tener la frente marcada con el símbolo del dólar para que entendamos a qué responden sus actos. Es obvio que Uribe responde a las órdenes de las trasnacionales que están acabando con la humanidad. Además su nombre está vinculado con el narcotráfico y el paramilitarismo. ¡No es un niño de pecho!
Colombia: cabeza de playa del imperio
Uribe continuó el plan Colombia instalado por Andrés Pastrana, bajo la supuesta lucha en contra del narcotráfico con ayuda de Estados Unidos. Pero sabemos que este plan ahora denominado "Patriota" es una combinación de intervencionismo económico, político y militar.
Este plan además ha sido concebido para frenar el descontento social en respuesta a las políticas neoliberales y capitalistas que aplican los gobiernos arrodillados y dependientes del imperio. Para detener las luchas populares y dominar la región desde una zona en permanente conflicto.
Las corporaciones como la Coca Cola ayuda a la ejecución del Plan Colombia. Las estadísticas revelan que entre los años 2001 y 2002 por lo menos 112 sindicalistas fueron asesinados.
Estados Unidos no requiere tener sus tropas de habla inglesa en suelo colombiano, le basta con entrenar a las tropas criollas, instalar radares y financiar con miles de millones de dólares su intervención en segundo grado.
El gobierno imperial estaría buscando convertir Colombia en la base, en la cabeza de playa para agredir a los hermanos países. Y ya lo hizo con Ecuador, donde por cierto existe riesgo de impacto ambiental por el uso indiscriminado que se hade de glifosfato y otros químicos contra los cultivos de coca. Pero el objetivo final del imperio es la Amazonía. Para apropiarse de ella debe contar con suficiente presencia norteamericana. El Plan Colombia le permite cumplir con su objetivo e imponer su fuerza en América Latina.
Colombia por su parte depende en gran medida de la producción y distribución de drogas, cuyo mercado principal son los Estados Unidos, en donde el gobierno hace pocos esfuerzos por disminuir el estímulo hacia el consumo de drogas.
Estados Unidos entonces, en su macabro juego de cerficación y desertificación a Colombia, manipula para incrementar su presencia militar en ese país.
No es poco el dinero que Estados Unidos ha invertido en el Plan Colombia. Hasta el año pasado se contaban 4 mil 200 millones de dólares en ocho años de intervención. Este plan ha fracasado deliberadamente en el control del narcotráfico pero ha sido un éxito en la militarización del país.
Ingenuos entonces los crean que Uribe va a respetar los derechos de quienes él llama "nostálgicos comunistas". Recordemos que durante la Cumbre se asesinó a otro de los líderes de las FARC. Además ese hombre a quien se quiere bañar con un halo de "compatriota manipulado" defendió sin vergüenza ni remordimiento la masacre que su ejército realizó en sagrado suelo ecuatoriano.
No es casual que Estados Unidos haya presionado a Ecuador para que exonere a tropas civiles y militares estadounidenses de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio ante la Corte Penal Internacional, cometidos por el gobierno de Bush padre.
Razón tuvo Rafael Correa de acusar a "quién ha mentido tanto". La pasión de hombre que Correa desbordaba por sus ojos no le hace menos digno ni valiente que otros, ni menos inteligente. No pudo ser frío porque es digno, no pudo contener la indignación porque es valiente como fue valiente Antonio José de Sucre. Correa le dijo a Uribe con la mirada y su actitud que no se arrodillaría ante él que es el imperio, y al resto de los mandatarios, que esperaba más de ellos.
El imperio no está únicamente en Washington ni en Tel Aviv. El imperio está diseminado por todo el mundo y uno de sus rostros está al noreste de nosotros.
*http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64379
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