G20 en Londres: la leve irrealidad

Ginebra, 09/04/09

El problema no es la economía mundial, el problema es el dólar. El pecado original fue al abandono del patrón oro, en 1973. Emitir más dólares sin fondos no lo resuelve; lo agrava. Desde 1973 los bancos reciben dólares insolventes, pero no los acumulan en sus bóvedas; los colocan, es su negocio. Colocaciones siempre más riesgosas que causan “burbujas” en serie: deudas del Tercer Mundo, bolsas ascendientes, hipotecas infladas, deudas del Primer Mundo. Mucho dinero y poca inversión productiva. Mentalidad descrita en una frase del personaje Gordon Gekko, en “Wall Street”, de Oliver Stone: “Yo no produzco, yo soy dueño”1

El problema es que esa riqueza navega en un mar de pobreza. Como dice Richard C. Cook: “Los financistas detrás del asunto usaron la astuta práctica de crear dinero sacándolo del aire, para endeudar a los nativos de otras partes y cuando eso fue insuficiente, hicieron lo mismo a su propia población”2.

La emisión de dólares “ sacados del aire” obedece a necesidades económicas y políticas de Estados Unidos y de los “lobbies” que allí mandan, pero no de la economía mundial. El G20 de Londres encarna ese sistema en su última fuga de la realidad. China y Rusia hicieron propuestas para cambiar el dólar por otra referencia de valor, pero el comunicado final no dice una palabra sobre el dólar, aunque es inconcebible que la moneda de referencia mundial siga siendo la del país mas endeudado y mas irrespetuoso del derecho internacional.

El G20 y el FMI

Lo más vistoso en Londres fue el billón (trillion) y pico de esos dólares para el FMI y sus socios, que aparece como el beneficiario de la reunión sobre la crisis, a pesar de sus pésimos antecedentes en agravar la crisis asiática de 1997. El objetivo declarado de tanto dinero es para que los pobres puedan seguir importando. Eso si debe ser cierto ¡Es que el más pobre y mayor importador son los Estados Unidos!

Lo del billón con cien mil millones para el FMI tampoco es real. Es algo para impactar con titulares y encubrir desavenencias, que fue el principal objetivo del evento. Una parte de los aportes estaba comprometida antes y los nuevos aportes prometidos formalmente son 100 millardos de Japón y otros 100 de la Unión Europea; sabemos que China aportaría 40 más a cambio de mayor peso en las decisiones. Otro recurso autorizado fueron 250 millardos en Derechos Especiales de Giro –DEG- (su propia moneda), pero como serán repartidos de acuerdo a los derechos de voto, el 44% ira a los siete miembros más ricos. El problema es que no sabemos cuanto valdrán unos DEG anclados por ahora en cuatro monedas, de las cuales dos van cuesta abajo (dólar y libra esterlina) y dos con interrogantes (yen y euro).

Hay que ser inocente para creer que el FMI, con sus notorias recetas de apertura comercial, ascetismo fiscal y dinero caro pueda ayudar a los países pobres. En este momento la divergencia es flagrante. A pesar de su cacareado liberalismo, Estados Unidos y la Unión Europea asumen mayores déficits fiscales y bajan intereses intentando mitigar la crisis. El FMI, en sus nueve últimos prestamos, le exige a Paquistán y a países de Europa Oriental mayor disciplina fiscal y una suba del interés. Según el Financial Times del día en que el G20 se mostraba tan generoso, el FMI le cortaba fondos a Latvia, cuyo PIB cayó un 12%, “hasta que viera mayor progreso en recortes al gasto público”, quiere decir menos educación y salud.

Un G20 realista, en lugar de premiar al FMI, le hubiese exigido una reforma a fondo. El gobierno del FMI continua sin cambios y solo se ha prometido realizar algunos en 2011, sin especificar. Los mayores receptores de ayuda serán seguramente los países europeos de la antigua orbita soviética y …Estados Unidos, que seguirá con su poder de veto.

El G20 y el comercio

Otro enfoque ridículo es asumir que el comercio, cuyo máximo global fue de 3.500 millardos3 (2007) y fluye en otro circuito y otra dirección, pueda remediar un desastre financiero frauduloso cuyas deudas sobrepasan ya los 8 billones (trillions).

La percepción de los problemas de los caporales reunidos en Londres es surrealista. Aparentan ignorar que el problema proviene del endeudamiento interno y externo de los Estados Unidos. Dan orden para que en la OMC se llegue a un acuerdo en la Ronda Doha, pero el comunicado no menciona la palabra subsidios; cuando son los subsidios agrícolas de Estados Unidos y la Unión Europea la traba real de la negociación. Lo que si menciona es eliminar las restricciones a la exportación, que sirven para evitar el desabastecimiento y frenar la especulación en el comercio internacional. Un derecho que Argentina e India han defendido en la OMC tenazmente; ahora lo condenan en Londres. Surrealista.

Hay un problema gordo en el comercio internacional y es que Estados Unidos, el Gran Importador neto, esta arruinado. Es un problema es que su estructura económica necesita importar, porque sus empresas mudaron muchas fábricas al extranjero. Es el único país cuya producción de acero ha disminuido (10%). Un aumento del comercio es irrelevante para su economía; tiene poco que exportar y sólo es gran exportador en productos agrícolas subsidiados y servicios financieros, con efectos desastrosos para el resto del mundo y su propia economía.

Las verdaderas interesadas en una mayor apertura comercial son las empresas apátridas, esas que mudaron su producción a paraísos laborales y quieren seguir exportando a pesar de la crisis. Para ellas son los fondos exorbitantes que se donarán al FMI para que someta países a sus recetas de apertura, alto interés y equilibrio fiscal que, aunque disminuyan la inversión social, garantizan el valor de las ganancias. Esas condiciones van empeorando: ahora se exige su cumplimiento previo antes de recibir un centavo.

El peso de la realidad

La entrega sideral de dinero a los bancos financieros culpables en lugar de redimir las deudas de la gente, permiten asumir dos escenarios pésimos y compatibles. En el primero, los bancos, rellenas sus arcas con dinero público, compran todo cuando la crisis y el desempleo tumben los precios. En el segundo, tantísimo dólar crea una inflación que reduce el valor real de la deuda financiera. La inflación erosiona el poder adquisitivo del dinero; eso sucede desde 1973, pero ahora será acelerado. Las víctimas de la inflación viven del producto de su trabajo: asalariados, jubilados, ahorristas; los beneficiarios son: gobiernos, deudores y especuladores.

Hay países con políticas serias que buscan compensar la caída de su comercio exterior y del dólar con crecimiento de su demanda interna y la estimulan acometiendo obras de infraestructura y mantenimiento en moneda nacional. Eso mejora y robustece la economía local, sin transferir recursos reales a cambio de papeles volátiles. El comercio exterior también volverá a ser una forma de crecimiento real cuando haya una moneda de referencia con activos tangibles que la respalden, algo como oro, petróleo, mercancías o fuerza de trabajo; no es cosa de recibir a cambio de cosas concretas unos papeles irredimibles.

El mundo real busca otras vías, otros caminos que lo alejen del dólar. Leemos en la prensa4 “Los bancos centrales de Argentina y China alcanzaron ayer un acuerdo tipo “swap” de facilidades recíprocas para el acceso a productos del otro país sin necesidad de utilizar dólares. El Banco Popular de China pondrá a disposición de Argentina un monto en yuanes (70 mil millones)5… sin interés mientras no se utilice. A su vez, Argentina abre una cuenta en favor de China por el equivalente del mismo valor pero en pesos (37 mil millones), que podrán aplicarse a compras en el mercado local”

Ese mecanismo está en uso por el Sureste asiático, para que al desplomarse el dólar, la subida del yuan (renminbi6) chino los compense. Entre Rusia y China ya hay acuerdos de pago en las monedas respectivas, que se están expandiendo a los países vecinos. Argentina y Brasil ya tienen un acuerdo similar para sus exportaciones. China ya expreso “preocupación” por la seguridad de sus activos en dólares, lo que en términos diplomáticos quiere decir que los considera gravemente amenazados.

Las Naciones Unidas son un foro más amplio que el G20. En su seno hay más posibilidad de que se escuchan las propuestas de Rusia, China y otros que desconfían del dólar y buscan una transición. En la primera semana de junio tendrá lugar la Asamblea General de la ONU, donde se discutirá la crisis financiera y sus repercusiones económicas. El Presidente de la Asamblea, el nicaragüense Miguel d’Escoto, instituyó una comisión de expertos para estudiar las causas de la crisis y sugerir reformas. Acaba de salir su reporte, que pide más poder para países en desarrollo en las instituciones, más espacio político, un nuevo Sistema Global de Reservas y un Consejo Mundial de Coordinación Económica. Lo analizaremos en otra ocasión, pero anticipamos que es más serio e innovador que el comunicado del G20, que sólo remoza el status quo.

Recomendación

Sería conveniente que en la Asamblea General de la ONU se recordara el “Bancor”, la moneda propuesta por John Maynard Keynes en Bretón Woods, que de haberse adoptado, el mundo sería más justo y estable. Keynes propuso un Banco Mundial llamado Unión Internacional de Compensación (UIC/ICU)7, que emitiría una moneda - el Bancor- respaldada por una cesta referida al valor de 30 productos básicos y el oro. Su amplia base estabilizaría el precio de los productos básicos y el valor de los medios internacionales de intercambio. La tasa de cambio con las monedas nacionales sería fija. El proyecto UIC incluía un mecanismo para mantener un equilibrio elástico en el intercambio comercial.

China esta trabajando en una versión actualizada de la idea keynesiana y es probable que la presente ante la Asamblea General. Creemos que la solución está en esa línea, que no hay que inventar algo si ya existe. Lo urgente es remplazar el dólar en el comercio internacional; darle las gracias y dejar que pase a ser una moneda como las otras.

irei@eurospan.com


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Umberto Mazzei

Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Florencia (Italia ) y Profesor Emérito de Relaciones Económicas Internacionales del Instituto Sismondi de Ginebra (Suiza)

 umbertomazzei2@mail.com

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