Es importante tocar un tema que desde hace mucho tiempo ha sido culpable de empedernidos debates. La religión es para algunos, una manera de expresar su fe ante el dios creador de todo lo que vemos. Claro esta que cada quien interpreta su expresión de fe, como mejor crea conveniente, y a través de la religión con que mejor se identifican.
Acaba recientemente de terminar la tan celebrada Semana Santa en el país, algo que realmente vale la pena reflexionar sobre todo desde el punto de vista del laicismo. El Estado Venezolano es Laico, lo que representa que respeta el libre culto y desarrollo de las distintas religiones dentro del territorio nacional. Esto también significa que como Estado Laico, no debería permitir ningún tipo de ingerencia religiosa, menos aun, reconocer como días de fiesta nacional, fechas que son significativas dentro de una religión especifica como es la católica, en este caso con los celebrados días de semana santa.
Se entiende pues, que un sistema en transición al socialismo, implica también un cambio gradual en el nivel espiritual del pueblo venezolano. Una revolución cultural, que permita precisamente elevar la conciencia colectiva y su relación en sociedad. Esto nos permite de alguna manera reflexionar el papel de nuestro Estado con la sociedad, que sigue evidentemente siendo de espíritu burgués. Nos permite pensar el papel que jugamos dentro de un sistema que se niega a morir, y otro que no ha nacido.
En todo caso, en estas fechas de revisión interpersonal, quizás seria oportuno revisar las reflexiones de uno de los máximos pensadores comunistas, como lo sigue siendo hoy en día Carlos Marx. “La religión es el opio del pueblo”. Esta famosa frase de Carlos Marx, la cual ha sido numerosas veces citada y nombrada, ha sido objeto en muchas oportunidades de grandes polémicas interpretativas. Quizás seria oportuno también, contextualizar un poco esta frase lapidaria del marxismo, que nos ayudaría entre otras cosas, conocer un poco el pensamiento marxiano sobre las religiones y los pueblos en su alienación. Decía carlitos en uno de los párrafos de su crítica a Feuerbach:
“El sufrimiento religioso es, por una parte, la expresión del sufrimiento real y, por la otra, la protesta contra el sufrimiento real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo”.
Esta claro que esta famosa frase ha sido muchas veces sacada de contexto por diferentes motivos. El asunto es que Carlos Marx (así lo interpreto humildemente), se refiere al hecho de que la histórica sociedad de clases antagónicas, ha reproducido y reproduce miserias y pobreza para la mayor parte de los seres humanos. En este caso, la religión se convierte entonces; para el pueblo alienado y explotado, en el consuelo de los pueblos. Esta fe en lo místico, esta creencia en lo que realmente se desconoce, en la perfección después de la muerte; solo expresa el profundo dolor del pueblo explotado, el sufrimiento real ante las relaciones antagónicas de clase. Los pueblos buscan las soluciones a su miseria real de vida en la tierra, precisamente en la creencia de una explicación sobrenatural.
Por esto es que carlitos termina ese párrafo con: Es el opio del pueblo. Porque viene siendo ciertamente la religión, la manera de cómo el pueblo oprimido en la vida real, en sus relaciones sociales, expresa su profundo dolor y sufrimiento.
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