"El mundo necesita una revolución femenina basada en una revolución cultural".
"Yo estoy con la mujer en todo el mundo y creo que se necesita una revolución. No debemos oprimirla sino que debe tener los mismos derechos del hombre".
Con estas frases, expresadas por el Presidente Libio, Muammar Kadhafi, en un encuentro reciente con las mujeres italianas, y con la Ministra para la Igualdad de Oportunidades de Italia, Mara Carfagna, el mundo debe abrirse a la causa de las mujeres, y las mujeres, abrirse a la causa de la humanidad.
A lo largo de la historia, las mujeres hemos dado grandes contribuciones para el avance de la humanidad, pero a la hora del reconocimiento, un muro de silencio oculta a los ojos del mundo su participación, no importa lo heroíca que sea, o lo grande que sean sus hazañas realizadas.
Desde la historia, las mujeres hemos marcado un papel fundamental en la sociedad del pasado, del presente y del futuro: alzando la voz para defender sus derechos, el dar la vida por los demás, amamantar la esperanza de nuestros pueblos, sembradoras de la solidaridad, de la igualdad y de la justicia social; luchadoras contra toda clase de discriminaciones e injusticias hacia el género femenino....
En pleno siglo XXI, no podemos mostrarnos indiferentes e insensibles, cuando existen cientos y cientos de heroínas anónimas y mártires olvidadas. La humanidad tendrá una deuda moral y histórica con ellas. Con ese gran ejemplo de heroicidad, dejan que las nuevas generaciones de hombres y mujeres, contribuyamos a sembrar esos frutos, y seguir cosechando el camino para lograr la paz, la igualdad, y la lucha por la defensa de nuestros derechos como hijas e hijos de esta humanidad.
La lucha contra el machismo (y la gran mayoría, por sectores culturales y religiosos, al decir del Presidente libio "Las mujeres son tratadas como un objeto, como un mueble"), es la peor traba para el avance y desarrollo de la mujer dentro de la sociedad. Hacen de ella, un objeto de censura, de represión, de consumo, de manipulación mediática... El silencio y el miedo, se hacen cómplices en esa mujer, que desconoce sus derechos sexuales y reproductivos, sus derechos humanos como madre, como ciudadana, como hija, como hermana, como parte de un colectivo...
Otro grave problema que nos enfrentamos mundialmente, es la violencia (en todas sus manifestaciones: física, verbal, psicológica, televisiva, laboral, familiar, social, racial, religiosa...) y la más terrible de todas las violencias: la guerra y el genocidio, donde sus mujeres, niñas y niños, son las príncipales víctimas de ese horrendo drama, violándose sus derechos humanos. Nunca nos olvidemos de Vietman, Camboya, Irak, Palestina, Sahara Occidental, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Chile, Argentina, Afganistán, Kurdistán... ¡Hasta la misma África! ¡La resistencia de sus mujeres, no permitieron ni permitirán, que el enemigo les asesine sus sueños, su dignidad, su grito de justicia y paz! ¡Si ayer mataron a tus hijos, si hoy matan a tus hijos, seguirás resistiendo como toda una heroína, para la salvación de tu pueblo!
Las mujeres jamás nos damos por vencidas. La verdadera revolución de un pueblo, la construyen las mujeres con ese sueño de solidaridad, de compromiso, de paz, de valentía... y los hombres, leales a nuestras luchas, amasamos esa esperanza de construir una humanidad con justicia e igualdad de género. ¡Hombres y Mujeres por un mundo de iguales!
Los hombres que desprecian y rechazan nuestras luchas, no pueden llamarse hombres de la humanidad.
Me despido con estas frases, de dos grandes hombres de América: El Libertador Simón Bolívar, y José Carlos Mariátegui, de Perú:
"La mujer... la mujer... nuestros antepasados la consideraban inferior al hombre,
y nosotros, la consideramos nuestra igual...
Unos y otros, estamos grandemente equivocados, porque la mujer no es superior.
Dios la ha dotado de una gran perspicacia y sensibilidad,
y ha puesto en su corazón fibras delicadísimas, cuerdas muy sensibles a todo lo noble y elevado". (SIMÓN BOLÍVAR)
"Sin la fuerza de las mujeres, la historia sería otra.
Sin su resistencia, no habrá reinvindicación ni paz,
porque no puede haber paz sin justicia". (JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI)
¡Hasta la victoria siempre, estimadas y estimados lectores de Aporrea!