Revés momentaneo. Victoria táctica. Avance estrátegico

Para quienes conocen medianamente la historia reciente de la República de Honduras, la ruptura del presidente José Manuel Zelaya con la vieja estirpe oligárquica-burguesa-neocolonial y, la respuesta de este sector social con un Golpe de Estado, no son más que las consecuencias previsibles de un proceso de confrontación social y política de la cual emerge un agrupamiento de fuerzas progresistas del pueblo hondureño dispuesto a producir un cambio en el viejo sistema político que durante más de 150 años, ha convertido a la Patria de Morazán, en una gran hacienda, parcelada entre familias feudales, subordinadas y protegidas por los Estados Unidos de Norteamérica.

El presidente José Manuel Zelaya, formado en el liberalismo burgués del siglo XIX, rompió con los viejos caudillos, los poderes fácticos y el vasallaje norteamericano, evolucionado hacia un nuevo proyecto político de país soberanista, progresista, democrático y de Justicia social, paralo cual ha venido construyendo una alianza de fuerzas sociales y políticas, integrada por el liberalismo de base y formaciones políticas y sociales progresistas, a la vez que establecía una alianza estratégica con las fuerzas progresistas mas avanzadas que hoy existen en América Latina y el Caribe, agrupadas en la Alternativa ( hoy Alianza) Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, lo cual permitiera, en lo interno, desafiar la vieja reacción oligárquico-burguesa-imperialista y, en lo externo, contar con importantes aliados políticos y alcanzar posibilidades comerciales, financieras y de cooperación económica y social ventajosas, que favorecieran al sector social que estaba destinado a servir de base de apoyo de esos cambios: el campesinado pobre, los trabajadores urbanos y la clase media profesional.

El frustrado intento del presidente Zelaya para que se realizara una consulta no vinculante el domingo 28 de junio, para que los ciudadanos y ciudadanas, libremente expresaran su opinión sobre si querían o no, un referendo para decidir democráticamente, la convocatoria de una Asamblea Constituyente, fue una iniciativa política necesaria para medir el grado de apoyo a su propuesta y, especialmente, fortalecer y consolidar la naciente alianza de fuerzas populares que harían posible imponerle al decrépito establecimiento oligárquico-burgués-neocolonial, el sometimiento a la soberanía popular y evitar que los Poderes Constituidos (Congreso, la Corte Suprema, Fiscalía, Organismo Electoral) impidieran la convocatoria, como en efecto sucedió.

La respuesta del Golpe de Estado tenía que estar entre los cálculos de Zelaya y sus aliados y ese era, evidentemente, un riesgo calculado que había que correr, para lo cual, se contaría con las fuerzas internas y externas articuladas a este proyecto, las cuales serían capaces de neutralizar el Golpe e imponer una solución política, que hiciera posible la convocatoria inmediata o posterior de esta consulta popular. Aunque la alianza popular y la solidaridad internacional funcionó tal como estaba prevista, es evidente que también los golpistas “ se le jugaron”, secuestrando y expulsando a un presidente en ejercicio, aplicando una sucesión presidencial ilegal y reprimiendo al movimiento popular. Los hechos del 28 de junio y el 5 de julio en Honduras, han sido dos momentos de un REVES MOMENTANEO, porque todavía el Golpe de Estado dista de haberse consolidado y, las fuerzas internas y externas, preparan su contraofensiva.

Pero este revés en la lucha por iniciar la construcción de una Democracia con soberanía popular y Justicia Social en Honduras, fue convertida por el presidente Zeleya y sus aliados del ALBA, en una importante VICTORIA TACTICA porque, en lo interno, permitió el crecimiento y la movilización de las bases de las organizaciones populares que apoyan el proyecto de cambio, así como la formación de un Frente Popular Contra el Golpe de Estado que puede ser el germen de un espacio unitario de convergencia de fuerzas que puedan intervenir, exitosamente, en el presente y futuro escenario político hondureño. Por otra parte, los aliados internacionales del presidente Zelaya, con el ALBA a la cabeza, pudieron construir en pocas horas, un consenso, sin precedente en la O.E.A., de repudio al Golpe de Estado y de desconocimiento de los usurpadores del poder del Estado Hondureño, obligando nuevamente a los Estados Unidos, como en el caso reciente de Cuba, someterse a la propuesta del grupo ALBA de condenar a sus aliados golpistas.

No menos trascendente es el importante AVANCE ESTRATEGICO de las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias de Hondura y de Nuestra América, quienes al cercar los remanentes del viejo estamento militar golpista aliado de los Estados Unidos, les adevierten que los pueblos y, aún los gobiernos de distintos signos políticos de Nuestra América, no toleraran pasivamente la repetición de tales acciones contra los procesos democráticos y progresistas que se viene desarrollando en Nuestra América, al no considerarlos más como un “asunto interno” de un país, sino una violación grave y flagrante de la soberanía de los pueblos, de los principios democráticos que sustentan las sociedades y los Estados y la vigencia plena de las Constituciones Políticas surgidas de la voluntad libérrima de nuestros pueblos soberanos. ¡MORAZAN VIVE!


yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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