Presidente Zelaya hágase comandante de su pueblo

Tal como lo vaticinamos en San José de Costa Rica no había nada de que hablar. No puede una persona honesta y decente pretender sentarse a conversar con un sindicato del crimen como el que mantiene a Honduras como rehén. Lo dijimos desde un principio San José es una trampa para la democracia latinoamericana. El imperio movió sus peones y entre ellos un premio Nobel de la Paz, para que con su carita de Yo no fui, recibiera concediéndole el mismo estatus como lo hizo Hilary Clinton, al Presidente Constitucional de la República de Honduras señor Miguel Zelaya Rosales, que al Padrino del Sindicato del Crimen Roberto Micheletti, que tiene como rehenes a mas de 7 millones de hondureños,con la bendición y la estrecha colaboración del comunicativo moreno y su mafia del Complejo Militar y Mediático, que es quien mantiene a los arlequines de la Casa Blanca.

El presidente Zelaya, cayó en la trampa desde el mismo momento en que aceptó la invitación y la sugerencia de jefa de la diplomacia norteamericana, cuya única diferencia con Condolezza Rice, es su color y la habilidad para envolver en vez de confrontar, pero con resultados provechosos y menos riesgosos.

A Honduras la salva su pueblo, con su presidente constitucional al frente, ya sea en la lucha de masas en la calle o como Francisco Morazan al frente de un ejército de campesinos y pobres económicamente, pero millonarios de fervor patriótico, de valor y decisión de ser libres a costa de lo que sea, pero no permitir que les aplaste la bota imperial del narcotráfico, aliada de las cúpulas religiosas y de la oligarquía sanguijuela que por mas de un siglo ha explotado a ese pueblo a través de la maquila, práctica que se convirtió en la moderna esclavitud, desde que la United Frute International y sus tentáculos, decidieron abandonar la siembra de bananas, para cambiarla por una actividad más rentable y más esclavizante.

Hornduras hoy por hoy sufre la peor desgracia que puede llegar a un pueblo. Primero la ocupación militar de un imperio criminal, hambreador depredador,que mantiene de manera grosera y contra todos los tratados internacionales una base aérea con 600 matones bien entrenados, bien armados, bien pagados y bien alimentados para que cometan toda clase de fechorías, con el apoyo de un sindicato del crimen que se ha apoderado del parlamento, de la justicia y del Poder Ejecutivo de ese hermano país Centroamericano, cuyo heroico pueblo hoy libra en las calles una batalla desigual; pancartas, consignas,música y una que otra piedra contra fusiles, tanques y bayonetas, manejados por zombies del imperio que van contra su propios hermanos y progenitores y que no son capaces de volver ese fusil, contra el crimen organizado que les está utilizando para enterrar la democracia.

La caída de Zelaya obedece a la osadía de escoger sus amigos, de escoger con quien negociar para beneficio de su país, aumentar los salarios y tratar de empoderar al pueblo. Era más que suficiente: suscribirse al ALBA, para recibir petroleo a precio preferencial, quitándole la teta a las transnacionales gringas que les vendían el petroleo a precio de oro. Abogar por la legalización de los estupefascientes para lograr controlar su comercio y consumo, quitándole el primer negocio al pentágono con el cual financia guerras e invasiones. Aumentar los salarios, dándole a los modernos esclavos al menos el derecho a comer, pero tocando los bolsillos de la avara, apátrida y narcoligarquía y lo más grave querer empoderar al pueblo a través de una Constituyente. Era demasiado, demasiado tufo a Venezuela, Bolivia y Ecuador que junto a Cuba le han faltado el respeto al Imperio. Había que cortar esa mala hierba, para enseñarle los dientes a Guatemala, El Salvador y Paraguay, además decirle a Perú, cuidado con malos pasos, porque Panamá al igual que Colombia son cabezas de playa yanki y por ende son panas. Así presidente Zelaya que a usted solo le queda hacerse comandante de su pueblo emulando a Francisco Morazan. La guerra de guerrilla es el arma de los pueblos oprimidos. Olvídese de la trampa de San José.

(*) Periodista CNP 2414.
cadiz2021@yahoo.es


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Cástor Díaz (*)

Periodista CNP 2414

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