En la edición de Últimas Noticias de este miércoles 29/07/2009 se publicó en su primera página una nota en la que Chávez afirma que “una nueva agresión y rompemos del todo”. Hay que volverse muy sesudo para poder descifrar si efectivamente esta decisión es una ligereza más sobre las relaciones con Colombia, una ingenuidad por parte del Comandante o responde a una posición que le asigna a esa relación mucha importancia y eso obliga al gobierno Venezolano, esperar un nueva agresión para echarle unos tiritos al gobierno de Uribe cunado se den las circunstancia, pero luego esas relaciones entran nuevamente en una fase de completa “luna de miel”.
Ese dilema de retirar el personal diplomático y luego regresarlo, ya está asumiendo las características de culebra o pleito en el cual Uribe parece ganar la confrontación o por lo menos, ha tenido la oportunidad de meternos el dedo varias veces en el ojo. Al final de cuentas, Uribe personalmente o utilizando funcionarios de su gobierno y los medios de comunicación, juega con su cartas sucias y algo deja para que los medios hagan el trabajo de desestabilización. Al final de cuentas también, Chávez suelta algunos insultos y luego los recoge y siente la necesidad de ofrecerle apoyo a Uribe y a los empresarios colombianos.
Colocándole un “extra” al análisis y volviéndose muy “sesudo” para tratar de comprender este dilema, aún así, la lógica no ofrece muchas condiciones para tener una conclusión más o menos sensata. En la revisión de los hechos, Uribe aparece en escena con el comportamiento que le es propio a su condición no de presidente, sino de “malandro” de la política. Juega en este conflicto, con las herramientas y las armas del bajo mundo. Mientras Uribe aparece y actúa de esa manera; el Comandante aparece como muy ingenuo o asumiendo un postura propia de esa edad en la cual se pasa muy fácilmente de un estado de irritabilidad a uno de franca alegría que no le permite distinguir la condición de ese “amigo” a veces y de ese enemigo permanente y agazapado que siempre esta dispuesto a dar el golpe sucio.
¿Cuántas agresiones? ¿Cuántas emboscadas preparadas desde Colombia? ¿Cuántos golpistas venezolanos tienen en Colombia puestas sus esperanzas y sus teatros de operaciones? ¿Cuántas facilidades ofrecemos al gobierno colombiano? ¿Cuántas groserías e irrespeto ha soportado el gobierno venezolano de altos personeros del Gobierno Colombiano?
Existe una larga lista de situaciones sucedidas durante todos estos diez años, que no dejan lugar a dudas sobre el papel que el gobierno de Uribe está definitivamente desempeñando en el proceso de desestabilización del país. Las nuevas base militares son simplemente el desarrollo de una estrategia con un proceso de maduración que va agregándole circunstancias y operaciones al plan.
Uribe hace su trabajo. Juega como tiene que jugar y nadie debe extrañarse que su desempeño en el gobierno tenga el propósito de contribuir con la política de intervención y desestabilización que se prepara para Venezuela. En este caso, esa es su política y su capacidad operativa dependerá de todas las condiciones que le ofrezca el Plan Colombia, pero si continuamos manejando esto con ingenuidad y buen corazón hacia ese lado, esa posición contribuye al desarrollo de ese plan. Es decir, el ciego con su falta de malicia y actuando siempre de buena fe, puede estar facilitando que el dueño del garrote tenga mayores facilidades para asestar los golpes. Chávez, aún conociendo el currículum vitae del señor Uribe, no parece decidirse a ver a este señor como un enemigo político y tiene la esperanza (tal vez) que este señor haga una acto noble hacia Venezuela y más particularmente hacia él.
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