1. Cuando nació esta organización en 1973, con el objetivo de derrocar al gobierno mexicano e instaurar la sociedad socialista, en el país se había extendido el descontento, sobre todo entre los jóvenes que habían sido brutalmente reprimidos durante el movimiento estudiantil de 1968, particularmente el 2 de octubre en Tlatelolco, y en junio de 1971. El gobierno de Díaz Ordaz (1964/70) y el de Echeverría Álvarez (1970/76), aunque parecían distintos –el primero en la derecha extrema y el segundo de corte populista- tenían la misión de cuidar los grandes intereses del capital. Díaz Ordaz asumió con todo cinismo su responsabilidad en la represión de 1968 porque “con ello evitó una gran conspiración comunista internacional”. Echeverría -más cuidadoso- en medio de su abundante demagogia “tercermundista”- no aceptó su culpabilidad de 1971.
2. En gobierno de Echeverría (LEA) caminó con mucho aplomo impulsando el aplauso y la condena. Para la izquierda radical (guevaristas, espartacos, maoístas, trotskistas) siempre fue un gobierno de la burguesía que había que combatir, pero para los principales intelectuales y dirigentes de partidos era un nacionalista progresista que “había que apoyar críticamente”. No restableció relaciones con el gobierno español, recibió a Allende y rompió relaciones con Pinochet después del golpe de estado; apoyó a refugiados chilenos y argentinos, mantuvo confrontaciones con el líder charro Velázquez, con los empresarios de Monterrey y con Televisa. A pesar de la represión interna que desató causaba duda por sus “radicales” discursos en los que alababa las luchas de los pueblos y por su apoyo a corrientes socialdemócratas que se integraban.
3. La Liga Comunista 23 de septiembre (LC23S), por su nombre, nació de una fracción del espartaquismo mexicano (Liga Comunista Espartaco) que a la vez era paralela a otra fracción (Alianza Revolucionaria Espartaco). En aquellos años (1965/66) fueron el ala pragmática (LCE) y el ala “programacionista” (ARE). Al parecer la Liga entró en proceso de dispersión después de la represión de 1968 y la ARE en 1970 comenzó a publicar su periódico Acción Proletaria. En tanto el activismo de miembros de la LCE los llevó a entrar en contacto después de 1968 con los grupos guerrilleros del estado de Guerrero, encabezados por Jenaro Vázquez y Lucio Cabañas, los de la ARE –separados-nos dedicamos a trabajar dentro del movimiento obrero y a publicar nuestro periódico AP que luego, a partir de 1076, se convirtió en la revista “Autogestión”.
4. ¿Por qué 23 de septiembre? Fue en honor al día (del año de 1965) que los compañeros Gámiz y Gómez, en Ciudad Madera, Chihuahua, decidieron tomar el cuartel militar de ese lugar para obtener las armas necesarias y después iniciar el movimiento revolucionario que derrocara al gobierno derechista y despótico de Díaz Ordaz. La realidad es que, al parecer, se buscaba repetir la estrategia cubana de Fidel Castro cuanto el 26 de julio de 1953 buscó tomar el Cuartel Moncada que, aunque decenas de cubanos fueron muertos y encarcelados, se convirtió en símbolo de la revolución cubana que triunfaría en 1959. En aquellos años (principios de los 60) el modelo cubano dominaba entre los jóvenes izquierdistas. En esa década hubo cientos de presos políticos en la cárcel de Lecumberri de la ciudad de México.
5. Al inicio de los 70 surgió la lucha de los electricistas del STERM encabezados por el exsenador Rafael Galván contra el charrismo ultraderechista encabezado en la CTM por Fidel Velázquez y entre los electricistas por Pérez Ríos. La realidad es que durante los meses que duró esta lucha por la titularidad del contrato colectivo, nos embarcamos a difundir el movimiento del STERM en varios estados de la República. Pero al mismo tiempo –por la “apertura democrática” de Echeverría- tanto los intelectuales como Paz, Fuentes, Benitez, como los llamados partidos de la “izquierda amaestrada, atinada o domesticada” tomaron el camino de la “apertura echeverrista” mientras condenaban a los movimientos radicalizados. A Heberto le llamaban “heberturo”, Talamantes fundó el Partido Socialista de los Trabajadores y el PCM siguió con su “antiimperialismo”.
6. Ese mismo año de 1973 (en marzo) la policía política del gobierno de Echeverría, persiguiendo a compañeros de la exLCE, detuvo a más de 50 miembros de la exARE. Nos mantuvieron varios días en Tlaxcoaque y luego en los separos de atrás de Tlatelolco acusándonos de guerrilleros, queriendo –mediante la tortura del famoso “pocito”- que confesemos que éramos guerrilleros. La realidad es que el gobierno de Echeverría se había enloquecido. Mientras recibía en México al presidente Allende –unos meses antes de ser asesinado- y pronunciaba discursos nacionalistas y antiimperialistas sobre el tercer mundo, arreciaba la represión contra los sectores radicales de la izquierda. Era bravo y hábil el Echeverría: entró atropelladamente a la UNAM, quiso ser secretario general de la ONU e incluso premio Nóbel de la Paz.
7. En 1956 se inició el debate chino/soviético y éste perdería fuerza a partir de que en 1973 China –con el visto bueno de Kiessinger y Nixon- obtuvo un lugar en la ONU. Este paso incluso preparó al parecer –dos años después- el fin de la invasión yanqui en Vietnam. Por lo anterior, además de la invasión a Checoslovaquia por tropas rusas y el bloque oriental en agosto de 1968, comenzó a cuestionarse al “marxismo/leninismo” que durante décadas había venido proclamando el llamado “socialismo real”. Si los movimientos estudiantiles de 1968 agitaron con entusiasmo las banderas de Fidel, Mao, Ho Chi Minh, el Che, Sartre y Marcuse mientras condenan al imperio yanqui y al gobierno soviético, cinco años después los llamados “socialistas” rusos y del bloque oriental, así como los chinos, perdían presencia entre la izquierda radical.
8. Entre los grupos guerrilleros del campo y de la ciudad, en particular entre los miembros de la Liga 23, a mediados de los años 70, habían comenzado a desaparecer las viejas corrientes ideológicas internacionales, también las concepciones simplemente nacionalistas y antiimperialistas que ocultaban los poderosos intereses de la gran burguesía mexicana. La década de los 70 fue la década del movimiento obrero en México. Parecía que Echeverría pretendía acabar con el viejo charrismo para construir uno nuevo. Lo importante es que en esa década las batallas en las fábricas y las calles foguearon a muchos grupos de la izquierda que hoy se mantienen en la batalla. También nutrieron a los partidos políticos que hoy desde la socialdemocracia contemporizan con el poder. La Liga 23 es parte de la rica historia de la izquierda en México.
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