1. El presidente Rafael Correa advirtió a la CONAIE (organización indígena) “que no pierda su tiempo, que no va a ceder a la prepotencia y a la fuerza. Por el diálogo todo, por la fuerza nada". En Ecuador, el 35% de la población es indígena, buena parte de la cual agrupa la CONAIE. Con la protesta por tiempo indefinido, buscan expresar su rechazo a leyes como la de minería y explotación petrolera, y régimen de aguas, impulsadas por Correa, de las que se espera que no haya obstáculo para su aprobación debido a que el movimiento oficialista y pequeños aliados, tienen mayoría en la Asamblea Nacional. A las manifestaciones indígenas, se han adherido los profesores de escuelas públicas reunidos en la Unión Nacional de Educadores que llevan casi dos semanas de paro, y se sumaron además comerciantes informales, estudiantes y campesinos.
2. El dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), Humberto Cholango, dijo en radio City que "como movimiento indígena no vamos a aceptar los insultos, tampoco vamos a aceptar las imposiciones". Dijo que los indígenas creen en el diálogo, pero adujo que cuando después "humillan, ofenden, (y) menosprecian a los pueblos indígenas, entonces no entendemos, no comprendemos qué políticas intentan llevar adelante”. Muchos funcionarios del gobierno de Correa han pretendido minimizar el movimiento sin tomar en cuenta lo que ha sido y representa la CONAIE como organización. Si ésta fuera una organización derechista apuntalada por intereses empresariales y del imperialismo habría con combatirla, pero con toda la historia de esa organización campesina no queda otro camino que escucharla y acordar.
3. Me preocupa. En varias décadas he confrontado a la derecha: gobiernos, empresarios, medios y hasta la iglesia, incluso con las manos a la policía que intimida y acordona reuniones internacionales o presidentes; pero enfrentar a mis camaradas o amigos de la izquierda –incluso de la centroizquierda- me resulta casi imposible porque pienso que pueden tener razón a pesar de estar convencido que yo la tengo en ese momento. He llegado a odiar a los que desde la izquierda se han vendido a los gobiernos de derecha, a todos aquellos que no se les puede decir otra cosa que traidores, pero luego con ignorarlos supero mi pasión. Conozco bien la batalla entre los bolches y menches, entre Stalin y Trotski, así como entre Mao y Deng. No me alegraron nunca porque cada una de ellas fortaleció al imperialismo. ¿Unidad a toda costa? No, pero hay que hablar y analizar.
4. Alguien diría: “aquí es donde la puerca tuerce el rabo”. Me pregunto preocupado: ¿Cómo resolverse el conflicto que se ha planteado en Ecuador entre el presidente Rafael Correa –reconocido por encabezar, junto a Hugo Chávez y Evo Morales, la gran batalla internacional contra el imperialismo- y la CONAIE, organización que lleva muchos años luchando en el Ecuador por los derechos indígenas y el pueblo ecuatoriano? Estos asuntos nunca han sido para mí cuestiones jurídicas, de legalidades o derechos, porque son problemas de política y clases sociales. Ya lo había planteado con mucho tacto en dos artículos anteriores, incluso lo discutí hace tres años con un ecuatoriano, director de un periódico de Internet, cercano a Correa. Estas diferencias entre izquierda y centro izquierda que llegan a la confrontación entre ellas son realmente preocupantes.
5. En México dicen: “candil en la calle y oscuridad en la casa” para señalar a una persona, en este caso a un gobierno que está preocupado por los asuntos de fuera de su país atendiendo poco o nada de lo que sucede en su interior. La realidad –y estaría de acuerdo con Correa- es que muchas veces son tan pequeños los países y débiles en los político y económico que es más importante asociarse, aliarse, formar un frente contra el poderoso, que querer solucionar los problemas privados de cada país. Estoy convencido que la CONAIE ha elaborado programas profundos para solucionar los problemas indígenas y trabajadores del campo de Ecuador y de América Latina, pero no deja de ser un problema particular y pequeño frente al gran reto antiimperialista que durante décadas tuvo la revolución cubana y hoy enfrentan Chávez, Morales y Correa.
6. Desde que el imperialismo apareció en el mundo en el último cuarto del siglo XIX y se dedicó a saquear las riquezas de los pueblos más débiles, se convirtió en el enemigo principal externo de los trabajadores del mundo. Al mismo tiempo que cada pueblo debe acabar con su propia burguesía explotadora, debe luchar contra la dominación imperial que los países más poderosos ejercen para quedarse con el petróleo, los recursos naturales y las riquezas culturales de cada país. En naciones como México, Colombia, Perú y otros países donde la derecha política y empresarial controlan el poder la batalla inmediata y directa es contra esa clase dominante; pero en países donde los gobiernos progresistas o de centroizquierda han asumido el poder hay que presionarlos para que se abran más y más espacios de participación para los trabajadores.
7. Suena un poco mecánico porque hay países con “gobiernos progresistas” que gobiernan y golpean igual o con más fuerza que la derecha. Por aquí se encuentra el arte de la política: saber quienes son nuestros amigos y enemigos, nuestros compañeros y nuestros aliados. En el caso de Ecuador –que seguramente en los próximos años se repetirán en muchos lados- hay que agotar las energías necesarias para llegar a acuerdos que fortalezcan la lucha general contra las burguesías y los imperios. En estos momentos los estrategas de Obama y/o el Pentágono se frotan las manos de alegría pensando en que Ecuador se debilitará. ¿Hasta qué grado la CIA, el Pentágono, el Frente Sur, están metidos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, Nicaragua, etcétera, buscando meter cualquier cuña para dividir? Seamos inteligentes para discernir.
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