El conflicto político y social en el cual se encuentra sumida la República de Honduras se ha convertido en un extraordinario laboratorio de investigación política por todos los actores y factores interno y externos que inciden en la evolución, dirección y solución de la crisis, la cual ya sobrepasa los tres meses de duración y apunta a una pronta resolución, sea impuesta desde los Estados Unidos a los golpistas o, por el triunfo de la rebelión democratico-popular hondureña.
De lo que se ha podido conocer del empresario del transporte y dirigente del viejo Partido Liberal Hondureño, Roberto Micheletti Baín, éste no parece tener la capacidad política y la inteligencia personal como para haber diseñado y ejecutado un Golpe de Estado como el que se dio el 28 de junio en Honduras, el cual implicó la participación de todas las cúpulas de los Poderes Públicos del Estado – Parlamento, Corte Suprema, Fiscalía General, Organismo Electoral y Fuerzas Armadas – lo que exigió un altísimo nivel de construcción de consensos políticos, armonización de intereses y subordinación de voluntades que no parece ser posible que la pudiera haber realizado un oscuro personaje como Micheletti Baín, que a fuerza de maniobras y de uso de recursos del Estado, ha hecho una carrera política sin brillo ni resultados destacables.
Si todo lo anterior es cierto, no puede caber duda alguna que el Golpe de Estado salió de los creativos laboratorios de los subversión antidemocrática y antipopular que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos tienen dispuesto para resolver situaciones que no pueden ser controladas por los medios políticos e institucionales de los Estados sobre los cuales ejercen influencia o control y que se han diseñado para reemplazar sus criminales métodos aplicados en los años 60’s y 70’s del siglo pasado, que ya no son admisibles por el desarrollo de la conciencia de los pueblos y la volunta de la comunidad internacional.
Que fue entonces lo que le falló a la conspiración oligárquico-burguesa-imperialista en Honduras que después de más de noventa días del Golpe de Estado no ha podido estabilizar la situación interna y conseguido algún apoyo internacional, pese a las maniobras del Departamento de Estado de los Estados Unidos y algunos de sus viejos aliados del continente?.
Dos elementos parecieran que se han coaligados para evitar, hasta ahora, la consolidación del Golpe: La preocupación del capital transnacional que, en medio de la crisis del capitalismo global, ve el Golpe como un elemento desestabilizador de Centroamérica y toda América Latina, que pudiera amenazar las posibilidades de recuperación de los mercados de la región y de su tasa de ganancia. El otro factor es la acumulación de la capacidad de resistencia histórica del pueblo catracho que, entre la represión del ejército feudo-burgués, la condiciones miserables de vida, la emigración masiva y el control mediático-religioso de la sociedad, ha logrado descubrir, en esta coyuntura histórica, la posibilidad extraordinaria de romper la dominación y avanzar en el proceso de construcción de un nuevo proyecto nacional de soberanía, independencia, democracia, paz, Justicia y desarrollo social, al lado de los otros pueblos centroamericanos que se encuentran en proceso de insurgencia social contra el viejo orden opresivo de las oligaquías.
El punto determinante de la prolongación de la crisis, sin embargo, lo constituiye, sin duda, el uso limitado de la fuerza por las parte del ejército y la policía contra las manifestaciones populares pacíficas y, la renuncia al uso de la violencia por parte de las fuerzas populares, en un país con una fuerza pública armada y entrenada para reprimir y asesinar la disidencia social y política, la existencia de un tremendo arsenal en manos de todo tipo en manos del pueblo y, una sociedad miserabilizada por las condiciones de trabajo, la exclusión social, la droga y las pandillas o maras delincuenciales que, al activarse, no tendrán posibilidad de control
Pareciera que Honduras se acerca al momento de las definiciones: Una externa; la decisión del gobierno de Obama-Clinton de imponerle a los golpista la renuncia del gobierno ilegitimo del empresario Roberto Micheletti, el regreso de Zelaya, con amnistía general, con renuncia de sus cargos al alto mando militar y policial y prórroga de las elecciones o; la rebelión popular con división o desprendimientos de unidades militares y policiales sumadas al campo popular, quienes en cuestión de horas, derrotarían a los golpistas. En ambos escenarios, no es descartable la formación de una fuerza de asistencia para la seguridad y el orden interior que garantice la realización de las elecciones, mientras se reconstruye la unidad del ejército nacional luego de su participación en el Golpe de Estado y la represión contra el pueblo. Allí la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, quizás pudiera jugar su primer papel como fuerza internacional de paz.
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