1. Acaba de salir de chirona el joven Ramsés Villarreal, destacado universitario e hijo de profesores de la SEP. Lo detuvieron cuando se trasladaba en un autobús urbano en la ciudad de México –sin orden de aprensión o acusación alguna- por el hecho de ser joven, ser rebelde y vestir como joven. Las acusaciones son las de menos: la Procu (PGR) inventa lo que quiera: colocación de bombas, uso de drogas, te acusa de secuestrador, de agresión a la autoridad, de robo y violación. Este es el punto: para los gobiernos de derecha o proempresariales, con mucha basura en la cabeza, ser diferente a los demás –sobretodo ser distinto a aquellos que viven agachados o de rodillas frente al poder- ya es una persona que causa duda y que, de ser posible, debe extirparse. Es el destino de los jóvenes en estas sociedades donde los multimillonarios son intocables y mandan.
2. En algunas universidades públicas se aprende a pensar, a reflexionar, a ser críticos del sistema; contrario a lo que sucede en las universidades privadas donde se enseña a ganar dinero, a acumularlo en beneficio propio y a burlarse del populismo o populacho, como dicen. ¿Cómo quieren que piense un egresado de sociología, filosofía o ciencia política en una universidad pública como la UAM o la UNAM, sobre todo si pertenece a la clase social media, que observa cotidianamente como se desploma su clase social y los millones de humildes que la rodean? Otra cosa es ser “hijo de papi”, crecer con todas las comodidades y lujos, estudiar algo así como “administrador de empresas” en una universidad privada. ¿Y qué decir de los más jóvenes hijos de proletarios explotados que estudian en los CCH y Prepas de la UNAM, los de Bachilleres y escuelas técnicas?
3. Los “cuerpos de inteligencia”, que no son otra cosa que la brutal policía política, han decidido lanzar todas sus baterías de represión contra los jóvenes anarquistas que odian al sistema capitalista de explotación y opresión. Esa policía ha declarado que los anarquistas no asaltan, no roban, no secuestran, no son terroristas, pero sí son enemigos del sistema de explotación y de la destrucción de la ecología. Dice la policía política militarizada que los maduros y los viejos de centroizquierda ya están enchufados al sistema electoral que les está dando todo, pero que el peligro está en los jóvenes que cuestionan de manera permanente, que gritan por todos lados que no se dejan engañar con los discursos de los políticos que han mantenido aplastado a la población y que no quieren a los partidos porque siempre están negociando cargos y subsidios.
4. Mientras el presidente ilegítimo Calderón reconoce que hay más de 20 millones de miserables, sin alimentación en el país –que en realidad son 30 millones- y por otro lado busca usar los ahorros jubilatorios de millones de mexicanos para arriesgarlos en la bolsa de valores mientras los usa para respaldar su presupuesto de gobierno, en ese mismo ritmo del desplome económico, se están incrementando los aparatos de seguridad para reprimir el descontento. El caso de la represión contra el joven sociólogo Ramsés sólo es una muestra de los que ha venido sucediendo y que tiende a incrementarse en la medida en que la crisis económica se profundiza en el país. Al parecer el ejército y la policía tienen todo bajo control, pero sólo lo han logrado incrementándose en decenas de miles los empleados policíaco/militares.
5. Los soldados del ejército, disfrazados de simples policías, después de capacitarse entre las fuerzas armadas de los EEUU y otros países como Francia e Israel, están ahora en proceso de estructurar mejores equipos de vigilancia y represión. Dado el enorme desprestigio de la policía y el ejército en los últimos años –por las funciones de ocupación militar en varios estados de la República con el pretexto del combate contra el narcotráfico- se observa una tendencia a fortalecer y a crear más grupos paramilitares que actúen en el silencio, la clandestinidad, la oscuridad y la ilegalidad, con el fin de acabar con los grupos rebeldes. Sería una funesta estrategia que ya ha usado el ejército en decenas de países, tales como España, Argentina, Chile, etcétera, para desaparecer a los grupos radicalizados.
6. Los anarquistas chilenos acaban de publicar un manifiesto sumamente claro y combativo para reinvindicar sus principios y diferenciarlos de las organizaciones autoritarias: “Los/as Anarquistas chilenos hemos vuelto a manifestarnos, levantando la bandera de la LIBERTAD, de la emancipación de la mayoría de los/as marginados/as, por una sociedad sin Estado, políticos, patrones, ejércitos o jerarquía eclesiástica: una sociedad organizada desde la base, en los barrios, poblaciones y comunas, federada, ejerciendo la democracia directa, sin representantes ni intermediarios, y que mediante la autogestión produce una convivencia basada en el apoyo mutuo y la solidaridad activa en lugar de la caridad egoísta que justifica y promueve las diferencias clasistas”. Ningún ápice de impulso a la violencia, pero tampoco de subordinación o cobardía.
7. Pero a todos los gobiernos –acostumbrados a saquear riquezas para beneficio personal- les asustan los personajes que hablan de barrios y comunidades autogestivas; no pueden tener la capacidad para comprender que hay personas que luchan junto a las colectividades para beneficiarse en conjunto y no de manera individual. ¿Cuándo la población podrá comprender que los valores colectivos, las organizaciones comunales, están por encima del individualismo burgués? Por eso los gobiernos y sus ejércitos buscan destruir a los jóvenes que son la semilla del nuevo mundo posible; pero también los millones de jóvenes -como los miles que son apañados diariamente en el mundo por las llamadas “fuerzas del orden”- tienen que seguir luchando con toda su inteligencia cuidándose de la policía política que cada día se extiende más en todos los países.
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