Zelaya y el bolero noche de rondas

Los que están por sobre los 50 años en algún momento de su vida y bajo un despecho “rokolero”, han debido y tenido que alimentar ese sentimiento de despecho con esa canción que tantas veces cantó Pedro Vargas, cuyo titulo es “Noche de Rondas”. El bolero en cuestión dice en una de sus partes: Que las rondas no son buenas/ Que hacen daño/ Que dan pena/ y acaban por llorar.

Esta parte de la letra de ese bolero, describe perfectamente el comportamiento que ha venido asumiendo Manuel Zelaya (Mel) en relación con su restitución como Presidente de Honduras. El símbolo que pareció ser o representar en un principio en su lucha por la profundización de le democracia en ese país, se ha venido transformando lamentablemente en una lucha muy personal, que anda de ronda en ronda tras las faldas de Hillary Clinton, los pantalones Arias y la inútil OEA para que lo dejen volver. El regreso es la acción fundamental de esas rondas, mientras el pueblo que se la ha jugado en la calle por algo más que esa restitución, continúa su lucha pero con un “Mel” empeñado en salvar solamente su “coroto” y de esa manera poder satisfacer (probablemente) una necesidad personal.

El pueblo de Honduras ha dado efectivamente una pelea que no debería ser traicionada con un regreso de “Mel”, atado y convencido que la situación de Honduras debe dejarse tal y como él la encontró cuando asumió la presidencia. Regresar en esas condiciones y bajo un “consenso” impuesto por los Estado Unidos y la jaula de gorila, es un regreso poco digno, que no habla muy bien del discurso que en sus primeros momentos planteo Zelaya, porque con el consenso aprobado por las comisiones o equipos negociadores, aún Zelaya no abandona sus días de rondas y le está rogando al congreso de su país, que le permitan volver. Esas rondas (dirá Zelaya) no son buenas, dan pena y acaban por llorar.

En tres oportunidades anteriores, me permití plantear a través de esta página, opiniones sobre el desempeño de “Mel”[1] y los acontecimientos envían una señal, que parecen confirmar que la preocupación del Presidente derrocado parece estar centrada en su regreso, pero esa preocupación, no le ha permitido tener claro, que un regreso por unos días y bajo las condiciones fijadas en el consenso, no incluyeron las necesidades y objetivos que el pueblo de Hondura se propuso con la jornada electoral prevista para noviembre de este año.

Si Manuel Zelaya regresa en esas condiciones y sin la posibilidad de darle cabida a la cuarta urna para que el pueblo decida si desea darse una constituyente, no es una victoria y se presenta más bien como una capitulación.


evaristomarcano@cantv.net



[1] Puede Verse: ¿Zelaya Golpista? Disponible en: www.aporrea.org/internacionales/a88437.html, ¿Zelaya Apoyará el Golpe?, disponible en: www.aporrea.org/in ternacionales/a81861.html y Honduras y la Inutilidad de la OEA, disponible en www.aporrea.org/in ternacionales/a82732.html.


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Evaristo Marcano Marín


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