1. La Secretaría de Gobernación pidió al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) “el levantamiento de la huelga de hambre que mantienen algun@s trabajadores, así como evitar el bloqueo de oficinas de instancias federales”. Esa dependencia se comunicó con el líder del SME, Martín Esparza, para hacerle la petición y garantizarle el Seguro de Salud para la Familia de todos los ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro. “Se garantiza la continuidad en la asistencia médica, quirúrgica, farmacéutica y hospitalaria a todos los ex trabajadores del extinto organismo y a sus beneficiarios por un año”. La huelga y el bloqueo de las oficinas duelen al gobierno porque son acciones efectivas, pero tan débiles y limitadas que la oferta de Gobernación es ridícula. ¿Cómo pueden los electricistas recuperar empresa y plazas de trabajo con presiones limitadas?
2. ¿Por qué no instalar 50 piquetes más de huelga en lugares concurridos, bloqueando instancias federales, como respuesta a Gobernación en vez de levantar las dos que existen? Aunque las huelgas de hambre sólo son una forma de batalla para levantar el ánimo de lucha de más gente y aumentar la solidaridad, estas huelgas de hambre –que pueden prolongarse hasta 50 días sin dañar mucho el organismo- pueden también ser detonantes de otras batallas pendientes. Así como ha habido huelgas históricas importantes (Gandhi, anarquistas españoles, vascos de ETA, activistas irlandeses (ERI), Evo Morales) ¿O –para reírse- puede olvidarse acaso la huelga de hambre de seis horas en 1995, después de desayunar, del ladrón y asesino Carlos Salinas solidarizándose con su hermano de igual calaña? Por eso las huelgas tienen que hacerse con seriedad.
3. La realidad es que “la toma simbólica de la Ciudad de México” del pasado viernes 4 por los electricistas y otros tantas de decenas de miles de trabajadores solidarios de toda la República fue –como muchos movimientos- un desperdicio de fuerzas. En vez de los 60 discursos o saludos (la mayoría vacíos y repetitivos) que entretuvieron en la explanada del Monumento a la Revolución durante cinco horas a decenas de miles de manifestantes debió organizarse –tal como se había dicho-10 brigadas de por lo menos tres mil personas cada una, para bloquear “pacíficamente” –como hacen siempre los militares contra los manifestantes- carreteras, glorietas, secretarías de gobierno y televisoras. Es inconcebible gastar ahorros, viajar 44 horas en autobús para sólo caminar unos kilómetros en una manifestación y regresar con la cabeza gacha, como derrotado.
4. Pienso que allí estriba la gran habilidad política de todos los gobiernos. Parten de la idea de que “palo dado ni dios lo quita”, es decir, imponen la medida, la “legalizan” y no dan paso atrás alguno. A partir allí amenazan con la ley y el llamado Estado de derecho, instalan la campaña de calumnias contra los trabajadores en los medios de información, les ofrecen diálogo para amenazarlos diciéndoles que les va a ir peor. No les falla. ¿Qué les queda a los trabajadores? O profundizan la lucha de clases llegando a la confrontación o le entran al diálogo y a la negociación bajo la amenaza del Estado. En México se comienza aplicando las dos tácticas pero dando prioridad a lo jurídico hasta el grado de debilitar los movimientos de masas y desaparecerlos. El gobierno podría ahora ofrecer a cada uno de los 44 electricistas un “changarro” de venta de tacos.
5. Es terrible la situación para los trabajadores que una vez que el gobierno les “da palo” no hay protesta que eche atrás la medida. Suben los precios y jamás bajan, a pesar de las tímidas protestas. Privatizan el petróleo, la electricidad, el IMSS, destruyen el sistema ferroviario, imponen una contrarreforma agraria, decretan leyes antiabortistas, en fin hace el gobierno lo que le da la gana y las protestas sirven para un carajo. Recuerdo cuánto protestamos desde 2001 contra la imposición de la ley indígena de parte del gobierno de Fox para suplir a los acuerdos de San Andrés; cuánto se protestó contra la matanza de Acteal y otros asesinatos en el estado de Guerrero y Veracruz; cuánto hicieron los lópezobradoristas contra el fraude electoral, cuánto los mineros para evitar la represión de la secretaría del Trabajo. El gobierno impuso su ley “pacíficamente”.
6. Una información de ayer anuncia: La Coordinadora Nacional Guerrillera se formó con 70 grupos armados que, por el momento, no aspiran a derrocar al “gobierno” de Felipe Calderón, pero sí dar un golpe de timón en beneficio de las poblaciones más marginadas del país: el Cinturón de Pobreza en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Veracruz y Puebla, entidades donde se asientan los núcleos de familias mexicanas más pobres del país. Bajo la perspectiva de una integración de alianzas entre las formaciones armadas y rebeldes de todo el país, ya se ubica un escenario inmediato de brotes regionales de violencia principalmente en Guerrero: La Montaña, Costa Chica y Costa Grande, así como en sectores suburbanos de Acapulco y Chilpancingo. La CNG tendría sus bastiones además de Guerrero en otras entidades como Oaxaca: Valles Centrales y parte de la Sierra Madre del Sur colindante con Guerrero y Puebla, y de esta última la Sierra Negra.
7. ¿Surge para los trabajadores y el pueblo miserable una nueva esperanza de liberación o, por lo menos, un camino para remediar en lo inmediato el hambre, la miseria, las enfermedades, la desnutrición, que aniquilan a cada año a miles de seres humanos? Lo que por lo menos hay que advertir y recordar a los luchadores sociales que no olviden que hay todo un ejército de cientos de miles de militares armados hasta los dientes que están tejiendo una red desde diciembre de 2006, es decir, desde que Calderón hace tres años se hizo cargo de la Presidencia. Que esa red se dice –como fue el Plan Colombia- que es para combatir a narcotraficantes pero en la realidad es una red contra las protestas y luchas sociales indígenas, campesinas y demás trabajadores. ¿Puede olvidarse de los aviones, los helicópteros y las poderosas armas que envió EEUU?
8. Los golpes brutales que en los últimos seis años han asestado los gobiernos derechistas de Fox y Calderón a las luchas de los trabajadores electricistas, de la APPO, zapatistas, mineros, así como a los lópezobradoristas, han contribuido a demostrar que las vías del llamado diálogo y la negociación sólo son un discurso que usa la clase dominante para someter al pueblo. Se ha demostrado también que los movimientos de masas tampoco han logrado la fuerza y la estrategia necesaria para solucionar los problemas de la población. La aparición de la Coordinadora Guerrillera es la aplicación concreta de otra forma de lucha que busca responder a la violencia del gobierno y del Estado en búsqueda que la población logre salvar su vida. En el México del bicentenario muchas cosas pueden pasar, pero lo único importante es que la mayoría de la población puede salir de la pobreza y la opresión.
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