Como era de esperarse, en medio de la espantosa tragedia producida por el terremoto del día miércoles 13 de enero, en la República de Haití, el ejército imperialista de los Estados Unidos, sin autorización previa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, decide enviar 2.000 soldados de su Comando Sur hacia aguas territoriales haitianas, controlar sus puertos y aeropuertos y organizar operaciones “humanitarias” en su territorio, dejando a un lado el mando supremo de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití, MINUSTHA, creada en abril de 2004 y hoy bajo el mando de un general de la República de Chile.
Se podrá decir que ante las perdidas de vidas y recursos operativos de la MINUSTHA y la ausencia de un gobierno haitiano en capacidad de asumir plenamente la responsabilidad por el orden público, la seguridad de personas y bienes y la ayuda efectiva a los miles de afectados por el terremoto del miércoles pasado; la presencia de tales fuerzas militares norteamericanas serían una “positiva” contribución para resolver los problemas de asistencia y seguridad que se puedan plantear en el Haití, pero se olvida que ese mismo país, a lo largo del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, ha sido objeto de varias invasiones de los Estados Unidos y sometido a una especie de Protectorado Permanente; la ultima de las cuales realizadas en año 2004, con el fin de deponer, secuestrar y expulsar del país al popular presidente, democráticamente electo de Haití, el cura Jean Bertrand Aristid.
Como era de esperarse, la ocupación militar de los Estados Unidos y la ONU durante los últimos cinco años, no han servido para solucionar ninguno de los problemas fundamentales del pueblo haitiano, por cuanto la situación política sigue caracterizada por la confrontación entre las corrientes políticas aceptadoras de la ocupación de la MINUSTHA y por la exclusión del principal movimiento socio-político, y su líder, Aristide, de las decisiones políticas fundamentales, el aumento de la dependencia del 50% de la población de las remesas externas y la cooperación internacional y el crecimiento de la emigración, el hambre, el desempleo, las drogas, la violencia social y los niveles de analfabetismo y deserción escolar, sin soluciones, siquiera, de largo plazo.
Esta nueva felonía del gobierno imperialista del Premio Nobel " de la Guerra", Barak Obama y de su enviado espacial para Haití, el invasor de Yugoslavia, Willians “Bill” Clinton, no esta, entonces, dirigida a ayudar a resolver los problemas estructurales de la República de Haití y su miserabilizado pueblo, sino a aprovechar las trágicas consecuencias del terremoto y la sensibilidad solidaria con las victimas de los pueblos y gobiernos del mundo, para intentar "lavarse la cara" por su genocidio en Irakde y Afganistan, afirmar su Protectorado Permanente sobre la República de Haití y, reivindicar su deteriorada hegemonía en Nuestra América, en un momento en el cual se cuestiona la reactivación chantajista de la Cuarta Flota en los mares de la región, se debate el uso en inteligencia y provocación de sus bases aéreas en Curazao y Aruba y se amplían sus disponibilidades de bases y medios aéreos transfronterizo en la República de Colombia para amenazar la paz y la seguridad de Suramérica y en particular, a Venezuela y a otros gobiernos de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América.
Es necesario responder a esta nueva REINVASION IMPERIALISTA y a sus maniobras dirigidas a aumentar, aun más, su control sobre sus asuntos internos haitianos y de exclusion de los países de la región en la solución de los problemas estructurales de la República de Haití, proponiendo la realización de una Conferencia Internacional Sobre Haití, que sea convocada por la Comunidad Económica del Caribe-Mercado Común, CARICOM, a la cual pertenece Haití, la cual seguramente tendría el firme apoyo de ALBA y UNASUR; dirigida a unificar la voluntad solidaria de Nuestra América en la recolección y distribución de la ayuda humanitaria de nuestros gobiernos y pueblos y promover en la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, un nuevo proyecto, no militar, de atención y superación defintivo de los problemas humanitarios, políticos, sociales y económicos haitianos, que respete y fortalezca su Soberanía Popular y Nacional, Independencia y Autodeterminación. “Nuestra América para los Nuestramericanos”
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