Una de las tareas grises, pero necesarias, en la actual coyuntura histórica, es la organización popular.
Por supuesto, el modelo de organización debe ser de nuevo tipo, distinta de la estructura tradicional conocida; concebida al margen de los resabios que genera el modelo artesanal de producción.
Existe un fuerte sector organizado tradicionalmente en sindicatos, asociaciones campesinas, colegios profesionales, patronatos, etc., los que se juntan para organizar y movilizar a los filiados para ampliar y conservar sus conquistas sociales y económicas
Estas organizaciones
constituyen una considerable fuerza aglutinada en el Frente Nacional de
Resistencia Popular (FNRP), fuerza que ejerce una enorme oposición a la
dictadura encabezada por Pepe Lobo.
Sin embargo, a raíz del golpe de Estado, el mapa organizacional ha cambiado en Honduras, en virtud de la irrupción masiva del pueblo hondureño en la lucha política, rebasando la capacidad movilizadora de la organización tradicional.
Ahora surgen como un reguero de pólvora organizaciones de nuevo tipo que acompañan al FNRP en sus movilizaciones para instaurar en Honduras una Asamblea Nacional Constituyente y popular con miras a liquidar la injusticia.
Pero el aporte más grande del FNRP en materia de organización, es la constitución de los Colectivos de Resistencia (CR) en todo el territorio nacional para canalizar con mayor éxito la movilización popular.
Los Colectivos de Resistencia son estructuras que aglutinan a los hondureños sin distingos específicos allí donde la organización tradicional no llega.
Estos colectivos constituyen un verdadero poder popular en villas, caseríos, aldeas y municipios, y se encargan de organizar y ejecutar la estrategia y táctica del frente en el nivel de base.
Son estructuras flexibles en
virtud del carácter diverso de sus militantes, lo que
permite, además, mantener relaciones de horizontalidad con las
estructuras municipales, regionales y con la Coordinación
Nacional del Frente.
Es probable que estas estructuras se organicen de acuerdo con las características propias de las regiones identificadas por el FNRP, tomando como base el principio de voluntariedad e idiosincrasias regionales.
En la actualidad, las tareas fundamentales de los CR se circunscriben en organizar actividades en función de los tres ejes aprobados por el frente: la organización, la formación política y la movilización popular.
Mediante la puesta en marcha
de estas estructuras organizativas, el frente busca acumular fuerzas
democráticas y revolucionarias contra la dictadura, mediante la
movilización política y reivindicativa.
Los CR son, en realidad, los
más importantes bastiones del FNRP en su estructura organizacional; de estos organismos de base depende el éxito movilizador
mostrado en los últimos tiempos.
La fuerza movilizadora del
FNRP se incrementará en la medida en que en todos los
rincones de Honduras se organicen los CR, para que constituyan desde
abajo el poder popular.
De estas estructuras, de su capacidad aglutinante y movilizadora en el barrio, la colonia, el centro de trabajo, la villa, la aldea, el municipio, dependerá el cumplimiento de los objetivos ulteriores del frente: refundar y trasformar el país por otro más incluyente y solidario.