La próxima realización de las elecciones presidenciales en la República de Colombia abre a los distintos factores democráticos, progresistas y revolucionarios de Colombia, un nuevo escenario que requiere respuestas creativas, que permitan avanzar en la derrota definitiva del “Reino Perfecto” de la República Oligárquica, y construir un nuevo país de Soberanía, Independencia, Democracia, Paz y Justicia Social, en donde estén aseguradas las libertades, derechos y garantías de todas las colombianas y de todos los colombianos.
La derrota del presidente Alvaro Uribe Velez en su pretensión de ir a una tercera contienda electoral para la Presidencia de la República – evidente golpe político de la godarria santanderiana, con piquete imperial –, es una demostración incuestionable del agotamiento de su proyecto de Seguridad Democrática, diseñado para la derrota militar de las organizaciones revolucionarias en armas y la imposición de la disciplina social en favor del reforzamiento de la explotación del pueblo y la entrega del patrimonio de todos los colombianos a los Capitales Internacionales.
Es evidente que Uribe, no solo no deja herederos que puedan darle continuidad a su obra de guerra y de destrucción del aparato económico nacional, las libertades públicas y las organizaciones sociales, sino que mantiene el mismo grado de división entre las diversas fracciones oliburguesas que, en el año 2002, optaron por él para intentar frenar el avance de la insurgencia social y revolucionaria que amenazaba con el histórico dominio que la rancia godarria colombiana ha mantenido sobre el país durante más de 200 años; lo que implica para ella, la necesidad de construir un difícil consenso sobre quien podría representar más su modelo de país y pueda suplantar la fracasada Seguridad Democrática y el enefectivo Plan Colombia.
Frente a esta especial situación política, parece imperativo pensar y materializar una iniciativa política desde la diversidad de la izquierda, la disidencia social y los otros actores políticos no comprometidos con el proyecto de recolonización imperial de Colombia, para avanzar en un proceso de construcción de país, que asuma con valentía y decisión, la necesidad de una solución política negociada del conflicto armado y social que desangra Colombia y avance en las claves de la transición política, teniendo como la base, la plena vigencia y desarrollo de la Constitución de 1991 y posterior convocatoria de una nueva Convención Nacional que refuerce las bases de una nueva republica democrática, con soberanía popular y Justicia Social.
La izquierda colombiana tiene la responsabilidad histórica de promover ese escenario, al precio incluso, de fundir sus legitimas aspiraciones de desarrollar su propio proyecto político en Colombia, postergando algunas de sus objetivos estratégicos, para lo cual debería, con humildad y espíritu patriótico, cruzar el histórico “Puente de Boyaca”, con el fin de encontrarse con todos esos trozos de la Colombia Republicana, Democrática y Latinoamericanista, que hagan posible derrotar la Colombia de la Muerte y del neocolonialismo.
Petro, Cano, Pardo, Carlos Gaviria, Beltrán, Zerpa Uribe, Piedad, Moreno, Lozano, Navarro Wolf y otros muchos demócratas, patriotas y revolucionarios colombianos, tienen, pueden y deben tomar en consideración que, en las actuales circunstancias de Nuestra América, caracterizada por la presencia de históricos procesos de cambios soberanistas, democráticos y de Justicia Social, en medio de una crisis global del Capitalismo y de una importante debilidad del imperialismo norteamericano; hoy existen condiciones inmejorables para que Colombia deje de ser la puerta de entrada del “patio trasero” imperial, convirtiéndose en esa gran plataforma que ayude a construir en Nuestra America bolivariana la “… mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.. “, para todos sus hijas e hijos, como lo soñó el Libertador Bolívar.
yoelpmarcano@yahoo.com