Necrofilia.
(De necro- y -filia).
1. f. Atracción por la muerte o por alguno de sus
aspectos. 2.
f. Perversión sexual de quien trata de obtener el placer erótico
con cadáveres.
La Foto no refleja ingenuamente la realidad. La foto construye una perspectiva desde determinado agenciamiento de enunciación. Y no solo se trata del automático “clic” del lente de una cámara. Es el horizonte de un régimen de mirada y la decisión de cuerpos humanos. No se trata exclusivamente del uso descontextualizado (reconocido explícitamente por su responsable Alex Delgado) de una foto de archivo, de diciembre del año 2009 (es decir, del año pasado, según reconoce el propio Diario El Nacional), sino del valor y función de un elemento en un montaje textual (si les molesta, llámala edición), en función de una línea editorial y una matriz de opinión, en un campo de batalla político-comunicacional, como le gusta afirmar a JJ Rendón, para manipular percepciones. Ocurrió el 13 de agosto de 2010. El sensacionalismo-amarillismo se articula a la lógica del espectáculo y del escándalo con fines políticos. El diario El Nacional confiesa sin quererlo, que se ha devaluado su primera página a un burdo pasquín (DRAE: Diario, semanario o revista con artículos e ilustraciones de mala calidad y de carácter sensacionalista y calumnioso), como aquella “Crónica policial”, que cualquier usuario del otrora terminal de Nuevo Circo recordará, cuando era vendido por aquel personaje que repetía con su particular entonación y estilo retórico: “La matoooó, la acuchilloooó, la violoooó, la descuartizoooó. ¡A su propia madre! Crónica, Crónica, Crónica, laaaaaaa Crónica”. Eran aquellos años 80 y 90 en pleno centro de Caracas. Todo en nombre de la “libertad de expresión”; claro, conjugada en clave de “libertad de empresa” (SIP dixit). El texto que acompaña en este caso a la polémica foto revela elementos y conexiones motivadas, con claras “intenciones comunicativas”. Dice: “Muertos sin dignidad. La morgue de Bello Monte ha recibido en los 6 primeros meses de este año 2.177 cuerpos cuya causa de muerte es homicidio: 362 cada mes, 12 al día, 1 cada 2 horas. Los cadáveres se amontonan, en abandono total, como en esta imagen de diciembre pasado que retuvo el clic furtivo del fotógrafo. Los fines de semana, cuando la violencia se incrementa, sólo hay un patólogo.”
Se trata aparentemente de un género de denuncia periodística. También de un ejercicio de cálculo de promedios simples, que desfigura sin más la ocurrencia exacta de los hechos, para magnificarlos, sólo para aparentemente afirmar: la morgue recibe 1 muerto cada dos horas por causa de homicidio. Y además, un mensaje a la audiencia posible: “mire como se amontonan los cadáveres en la morgue”. Observe el tratamiento que le dan a los muertos en la morgue: “sólo hay un patólogo”. Al menos 14 cadáveres apilados, algunos en camillas envejecidas, otros, incluso apiñados en el piso, ensangrentados y desnudos, en posible estado de descomposición. Con su cinta de identificación en la muñeca. En fin: “Muertos sin dignidad”. Lo que no dice el texto es que también hay imágenes sin dignidad. Periodistas sin dignidad, y medios sin dignidad. Sin dignidad por las victimas y sus familiares. Y sin dignidad por adscribirse sin rebelión a una perspectiva de enunciación, que dispone del montaje para fines de cálculo político. Dirán, - hermano, son los reales, ese es mi trabajo -. Puro charco político. ¿Hay reales alternativas en quienes dicen ser alternativas? Imágenes y textos que se ensamblan a un dispositivo de cálculo político: guerra comunicacional. “Es que estamos a sólo un mes de un evento electoral”, dirán algunos. Así es la “Agenda Política”, dirán nuestros real-politik(s), nuestros caimanes mediáticos. Luego de la presentación del acto de una reeditada “Coordinadora Democrática” de partidos de oposición, por parte de Miguen Henrique Otero (El Nacional), y Teodoro Petkoff (Tal Cual) el 21 de Julio de 2010, uno podría saber hacia donde van los tiros. Una orquestación política de recursos de poder mediáticos, como la que nos tienen acostumbrados, desde que apareció el fenómeno Chávez y la revolución bolivariana. En aquel acto decían: “En la unidad está la fuerza”. No se requiere gran imaginación, ni vuelos especulativos de tipo Hegeliano. El concepto y sus mediaciones, habla claro. Tampoco luego de analizar el refrito de CNN llamado: “Los guardianes de Chávez”, transmitido el 8 de agosto de 2010, una verdadera producción flexible y des-localizada de operadores venezolanos y españoles (Canal 4), con los reales del “Grupo Prisa” de España (al mejor ejemplo de la globalización de la manipulación y la desinformación). Podrán discutir interminablemente que el asunto es fundamentalmente ético, ó que es jurídico (luego que un tribunal ha intervenido en nombre de la LOPNA). Dejémonos de mascaradas. El asunto es sustancialmente de poder crudo y simple, de charco político. De canibalización de la política. No se trata de reconocer a los cuatro vientos si el Twitter de Miguel Henrique Otero habla de “pornografía mediática”. ¿Quién se meterá por los meandros psicoanalíticos de tales palabras y confusiones entre placer y muerte? Pero sin duda, se trata de acciones de cálculo político usando imágenes de cadáveres humanos para obtener un objetivo. Pura racionalidad estratégica-instrumental. El gobierno puede o no morder este peine. El que no puede hacerlo es el pueblo revolucionario. Eso no es pornografía, es necrofilia política y mediática. La historia ha enviado muchos mensajes sobre qué ocurre cuando los actores políticos se embarcan en la necrofilia. De este charco político de “se vale todo”, no sale nada edificante. La violencia simbólica presenta muchos boomerangs.
En este caso no estamos ante la Constitucional “información veraz, oportuna, imparcial y sin censura”. Uno todavía no entiendo porque se contempla que son los niños y adolescentes quienes tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral. En una revolución, el desarrollo integral es para todos y todas. Estamos sobre un polvorín, con gente adulta jugando con la muerte, sin parámetros para limitar el uso prudente de recursos mediáticos de poder. No olvidemos al viejo Marx: “La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Roberto Owen).La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.” La práctica revolucionaria no puede permitir que la necrofilia político-mediática esté por encima de la sociedad. No hay que manipular percepciones con imágenes de cadáveres, con la dignidad de los muertos no se juega, para decirlo con metáforas populares, eso simplemente empava. Obviamente, los educadores tienen que ser educados. La raíz del problema está allí. Una pedagogía crítica y liberadora, en el terreno de la comunicación y el uso responsable de los medios, es cada vez más urgente.
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