Tipos de Socialismo y Comunismo: Contra el país de la mentira desconcertante

"Nosotros no somos de esos comunistas que destruyen la libertad personal y pretenden convertir el mundo en un inmenso cuartel o en una inmensa fábrica. Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan muy cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía: a nosotros no se nos ha pasado jamás por las mientes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad. Tenemos la convicción, y procuraremos demostrarlo en los siguientes números, de, que en ninguna sociedad tienen las personas más libertad que en la basada sobre un régimen de comunidad"

Liga de los Comunistas 1847

"El socialismo de la burguesía consiste justamente en afirmar que los burgueses son burgueses... en interés de la clase obrera."

Marx-Engels-1848

"La civilización actual brinda medios sobrados para hacer felices a todos los hombres de la sociedad; por eso el objetivo del proletariado de hoy no es simplemente destruir, vengarse y buscar en la muerte su liberación, sino cooperar a la creación de una sociedad en la que todos puedan vivir como hombres libres y dichosos."

Revista Comunista-1847

I.-INTRODUCCIÓN

En el año 1920, dos investigadores marxistas, el profesor austríaco Karl Grünberg y el alemán Gustav Meyer, biógrafo de Engels, descubrieron un importante documento histórico que ha pasado casi desapercibido para muchos integrantes del campo de las izquierdas mundiales. Se trata del primer y único número de la Revista Comunista de la Liga de los Comunistas, impreso y editado en Londres en 1847.

Karl Grünberg lo dio a conocer en el año 1921, acompañado de notas, en su libro titulado "Die Londoner Kommunistische Zeitschrift und andere Urkunden aus den Jahren 1847-48" (Léipzig, 1921). Una traducción un tanto flexible sería así: "La Revista Comunista de Londres y otros documentos 1847-48".

La relevancia de tal documento ("La revista Comunista") es clave para entender las diferencias internas en el campo de las propias izquierdas sociales y políticas europeas de la época, en la propia definición del término "proletariado", en particular para entender los TIPOS de Socialismos y Comunismos que, por aquella década 40-50 del siglo XIX, recorrían los conflictos y formaciones de discurso, las corrientes ideológicas e imaginarios sociales del radicalismo social en la geocultura moderna europea del sistema mundo-capitalista.

El asunto de los TIPOS de Socialismo y Comunismo será clave también en la redacción y publicación de los Principios de comunismo de Engels en 1847 y para el propio Manifiesto Comunista de Marx-Engels en 1848.

Sin embargo, existe otro antecedente muy importante sobre los TIPOS de Comunismo como los pasajes en los Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844 de Marx, documento prácticamente desconocido para la siguiente generación de marxistas hasta su publicación en la década de los 30 del siglo XX.

En este documento (MEF o Manuscritos de París) se hacen referencias explícitas a las diferenciaciones entre el comunismo grosero, el comunismo político-democrático y el comunismo como humanismo positivo, que requieren ser analizados a fondo para entender las razones de Marx para realizar tales distinciones.

Lo cierto es, que la llamada "Revista Comunista" aparece en septiembre de 1847, casi dos meses antes del texto de los Principios de Comunismo de Engels, y aproximadamente seis meses antes que viese la luz el Manifiesto Comunista en 1848.

La Revista Comunista apareció en Londres en un primero y único número —publicado como "número de prueba"— de una revista política, órgano de la Liga, que acababa de abrazar el nombre oficial de Comunista (antes se había llamado la "Liga de los Justos" y contaba entre sus afiliados a Marx y Engels.

A la cabeza de la Revista podemos encontrar ya el famoso lema marxista de "¡Proletarios de todos los países, uníos!", denotando la preocupación internacionalista (y universalista) del movimiento obrero desde sus inicios, así como el alcance de la influencia que pretendía ejercer aquella organización de carácter proletario.

Los redactores de aquel primer y único número señalaban explícitamente: "…hacía ya mucho tiempo que se nos requería desde distintos sitios a que aventurásemos una nueva tentativa aquí en Inglaterra, donde la libertad de Prensa es absoluta y donde, por tanto, no tenemos por qué temer persecuciones policíacas."

La relación entre un contexto de "libertad de prensa", por cierto una preocupación que nos lleva a las etapas más tempranas de la escritura crítica de Marx en Alemania junto a sus posiciones sobre el llamado "robo de la leña", deja muy en claro la posición de Marx sobre las actuaciones represivas y policiales del Estado en contra de nueva iniciativas de difusión de las ideas radicales; además que nos da muchas pistas sobre la importancia de contar con recursos propios, con la existencia de una imprenta propia, para asegurar la vida del periódico que se fundase, en el marco de profundas restricciones económicas de la Liga.

En aquel Primer número de la Revista Comunista puede leerse:

"Y ahora, proletarios, sois vosotros quienes tenéis la palabra. Enviadnos artículos, suscribíos, por poco que podáis, difundid el periódico, aprovechando todas las ocasiones, y laboraréis por una causa santa y justa: por la causa de la justicia contra la injusticia, por la causa de los oprimidos contra los opresores; nuestra lucha es la lucha por la verdad contra la superstición, contra la mentira."

No podríamos entender esta indisociable relación ético-política y teórico-intelectual de la Liga sin recordar aquellas palabras expresadas por Marx en 1844 cuando sólo contaba con 26 años:

"El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material apenas se enseñorea de las masas.

La teoría es capaz de adueñarse de las masas apenas se muestra ad hominem, y se muestra ad hominem apenas se convierte en radical. Ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz. La prueba evidente del radicalismo de la teoría alemana y, por lo tanto, de su energía práctica, es hacer que tome como punto de partida la cortante, positiva eliminación de la religión.

La crítica de la religión culmina en la doctrina de que el hombre sea lo más alto para el hombre; en consecuencia, en el imperativo categórico de subvertir a todas las relaciones en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado; relaciones que no se pueden delinear mejor que con la exclamación de un francés a propósito de un proyecto de impuestos sobre los perros: "¡Pobres perros! ¡Os quieren tratar como hombres!"

Critica de la religión, crítica de la filosofía, critica de la política y finalmente crítica de la economía política fueron cuatro momentos concatenados de aquel titánico esfuerzo del humanismo revolucionario de Marx, en tanto que proyecto positivo de emancipación humana y del proletariado, superando incluso las limitaciones de aquellas lecturas que sólo encuentran en Marx una mera superación del humanismo individualista burgués.

Este primigenio IMPERATIVO CATEGÓRICO es fundante de la axiología del marxismo crítico frente a determinado cuadro de relaciones sociales del mundo de vida capitalista, y será clave para un entendimiento cabal del humanismo positivo de los Manuscritos económico-filosóficos, de obras tempranas como La Sagrada Familia y para dar cuenta de las condiciones de vida y existencia social del propio proletariado como agente social histórico de cambio revolucionario para el siglo XIX.

De hecho, en el primer y único numero de la Revista Comunista de 1847 hay toda una explicación histórica del uso del término "proletariado":

"Como para muchos serán seguramente desconocidos los orígenes de esta palabra con que nos dirigimos a vosotros, comenzaremos dando aquí una pequeña explicación de lo que significa.

Cuando en la antigüedad el Estado romano alcanzó su poderío, al acercarse al punto culminante de su civilización, sus ciudadanos se dividían en dos clases: los poseedores y los desposeídos. Los poseedores pagaban al Estado impuestos directos; los que no poseían nada le entregaban sus hijos, a quienes se empleaba en defender a los ricos y se enviaba a regar con su sangre los inacabables campos de batalla, para aumentar más todavía el poderío y la riqueza de la clase poseedora. La prole significa, en la lengua latina, los hijos, la descendencia; los proletarios eran, pues, una clase de ciudadanos que no tenían más patrimonio que sus brazos y sus hijos."

Luego se pasa a una caracterización del uso del término proletariado ya para la sociedad moderna europea del siglo XIX:

"Hoy, cuando la sociedad moderna se acerca al punto culminante de la civilización, con la invención de las máquinas y la creación de las grandes fábricas; hoy, cuando la propiedad tiende a concentrarse cada vez más en manos de unas cuantas personas, se ha desarrollado también en nuestros países, cada vez más nutrido, el proletariado. Un puñado de privilegiados posee en propiedad todos los bienes, mientras que a la gran masa del pueblo no le quedan más que sus brazos y sus hijos…Los proletarios romanos no disponían de los medios necesarios ni de la cultura imprescindible para poder emanciparse; no les quedaba más salida que la venganza, sucumbiendo en ella. Muchos de los proletarios de hoy poseen ya, gracias a la imprenta, un alto grado de cultura y los demás progresan día a día en su tendencia a la unión, y mientras que en este campo el progreso es cada día más señalado y la cohesión más firme, la clase privilegiada nos da el espectáculo del más espantoso egoísmo y del desenfreno más repugnante. La civilización actual brinda medios sobrados para hacer felices a todos los hombres de la sociedad; por eso el objetivo del proletariado de hoy no es simplemente destruir, vengarse y buscar en la muerte su liberación, sino cooperar a la creación de una sociedad en la que todos puedan vivir como hombres libres y dichosos."

Queda claramente establecido en el texto anterior la importancia de los medios de emancipación cultural (imprenta, educación política, formación e información), de emancipación política (organización, unión, lucha) y de emancipación económico-social ("medios sobrados para hacer felices a todos los hombres de la sociedad") para cooperar en la construcción de una sociedad donde todos puedan vivir como individuos sociales libres y dichosos. Destaco aquí el valor de aquella concepción material, política y cultural de la libertad (para todos, no sólo para algunos).

II. VOLVER A LOS TIPOS DE SOCIALISMO EN DOS TEXTOS: PRINCIPIOS DE COMUNISMO DE ENGELS Y EL MANIFIESTO COMUNISTA DE MARX-ENGELS

Luego en noviembre de 1847, Engels en sus Principios del Comunismo expresa a estilo de catecismo (que luego será cuestionado y reelaborado bajo la excelsa escritura final de Marx en el Manifiesto) lo siguiente:

"I. ¿Qué es el comunismo? El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado.

II. ¿Qué es el proletariado? El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX."

Y por si faltaran algunas dudas de las condiciones de vida de la clase trabajadora del siglo XX, Engels expresa lo siguiente en 1847:

V. ¿En qué condiciones se realiza esta venta del trabajo de los proletarios a los burgueses? El trabajo es una mercancía como otra cualquiera, y su precio depende, por consiguiente, de las mismas leyes que el de cualquier otra mercancía. Pero, el precio de una mercancía, bajo el dominio de la gran industria o de la libre competencia, que es lo mismo, como lo veremos más adelante, es, por término medio, siempre igual a los gastos de producción de dicha mercancía. Por tanto, el precio del trabajo es también igual al costo de producción del trabajo. Ahora bien, el costo de producción del trabajo consta precisamente de la cantidad de medios de subsistencia indispensables para que el obrero esté en condiciones de mantener su capacidad de trabajo y para que la clase obrera no se extinga. El obrero no percibirá por su trabajo más que lo indispensable para ese fin; el precio del trabajo o el salario será, por consiguiente, el más bajo, constituirá el mínimo de lo indispensable para mantener la vida. Pero, por cuanto en los negocios existen períodos mejores y peores, el obrero percibirá unas veces más, otras menos, exactamente de la misma manera que el fabricante cobra unas veces más, otras menos, por sus mercancías. Y, al igual que el fabricante, que, por término medio, contando los tiempos buenos y los malos, no percibe por sus mercancías ni más ni menos que su costo de producción, el obrero percibirá, por término medio, ni más ni menos que ese mínimo. Esta ley económica del salario se aplicará más rigurosamente en la medida en que la gran industria vaya penetrando en todas las ramas de la producción."

Este texto es muy revelador de una época, donde se advierte claramente la reducción del trabajo vivo a simple mercancía bajo la "ley económica del salario", y cómo para la visión de la economía política del momento el salario debía deslizarse hacia la baja, hacia el "precio de subsistencia", es decir, que el trabajo sólo contaría con los medios de subsistencia indispensables para mantener su capacidad de trabajo y para que la clase obrera no se extinguiera.

Es esta visión la que calificamos como Capitalismo "manchesteriano", reciclada hoy por los discursos neoclásicos y neoliberales. En fin, que los trabajadores y trabajadoras sean tratados como mercancías bajo la ley económica-capitalista del salario, desde la cual se presiona constantemente a la baja (obviamente para obtener mayores réditos o beneficios para la clase capitalista).

No hay que omitir aquí, como las investigaciones rigurosas más recientes sobre la obra abierta, crítica y truncada de Marx han encontrado en los propios borradores del Manifiesto argumentos como el siguiente (Única página manuscrita conservada del borrador del Manifiesto del Partido Comunista):

" La interesada representación de convertir vuestras relaciones de producción y de propiedad de fuerzas productivas históricas pasajeras, correspondientes a un determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, en leyes eternas de la naturaleza y de la razón, la compartís con todas las clases dominantes fenecidas."

Esta es una de las operaciones básicas de cualquier formación ideológica dominante: convertir en el plano de las representaciones, discursos y del imaginario social, las relaciones históricas de producción y de propiedad de una determinada clase, grupo o sector dominante, apareciendo como "leyes eternas de la naturaleza y de la razón" (eternización como mito: expulsión de la historia como posibilidad de corte y cambio revolucionario).

Por otra parte, planteaba Engels en 1847, antes de la publicación del Manifiesto Comunista con Marx, lo siguiente con relación a los TIPOS de Socialismo:

"XXIV. ¿Cuál es la diferencia entre los comunistas y los socialistas?

Los llamados socialistas se dividen en tres categorías.

La primera consta de partidarios de la sociedad feudal y patriarcal, que ha sido destruida y sigue siéndolo a diario por la gran industria, el comercio mundial y la sociedad burguesa creada por ambos. Esta categoría saca de los males de la sociedad moderna la conclusión de que hay que restablecer la sociedad feudal y patriarcal, ya que estaba libre de estos males. Todas sus propuestas persiguen, directa o indirectamente, este objetivo. Los comunistas lucharán siempre enérgicamente contra esa categoría de socialistas reaccionarios (socialistas feudales), pese a su fingida compasión de la miseria del proletariado y las amargas lágrimas que vierten con tal motivo, puesto que estos socialistas:

1) se proponen un objetivo absolutamente imposible;

2) se esfuerzan por restablecer la dominación de la aristocracia, los maestros de gremio y los propietarios de manufacturas, con su séquito de monarcas absolutos o feudales, funcionarios, soldados y curas, una sociedad que, cierto, estaría libre de los vicios de la sociedad actual, pero, en cambio, acarrearía, cuando menos, otros tantos males y, además, no ofrecería la menor perspectiva de liberación, con ayuda de la organización comunista, de los obreros oprimidos;

3) muestran sus verdaderos sentimientos cada vez que el proletariado se hace revolucionario y comunista: se alían inmediatamente a la burguesía contra los proletarios."

Esta primera descripción de Engels en 1847 luego aparecerá reformulada en el manifiesto comunista de 1848:

"Las aristocracias francesa e inglesa estaban llamadas, dada su posición histórica, a escribir panfletos contra la moderna sociedad burguesa. En la revolución francesa de julio de 1830, en el movimiento reformista inglés, la aristocracia volvió a sucumbir ante el odiado advenedizo. Ya no se podía hablar de una lucha política seria. Le quedaba solamente la lucha literaria. Pero tampoco en el terreno de la literatura eran ya posibles las viejas expresiones de la época de la restauración".

"Surgió así el socialismo feudal, mitad elegía, mitad libelo, mitad eco del pasado, mitad amenaza del futuro, dando a veces en el corazón de la burguesía con un juicio amargo, ingeniosamente demoledor, produciendo siempre un efecto cómico debido a su total incapacidad de comprender la marcha de la moderna historia.

Enarbolaban como bandera el saco de mendigo del proletariado para poner de su parte al pueblo. Pero cuantas veces éste se situó tras ellos, vio en su trasero los viejos escudos feudales y se dispersó con sonoras e irreverentes carcajadas.

Un sector de los legitimistas franceses y la Joven Inglaterra han ofrecido este espectáculo.

Cuando los feudales demuestran que su modo de explotación estaba configurado de manera distinta de la explotación burguesa olvidan sencillamente que ellos explotaban bajo circunstancias y condiciones completamente diferentes, ahora ya anticuadas."

Aquí el estilo del discurso del Manifiesto muestra el sarcasmo de Marx en su crítica a la religión cristiana, incluso cuando se muestra crítica del nuevo orden capitalista:

"Si el clérigo siempre fue de la mano del feudal, el socialismo clerical hace lo mismo con el socialismo feudal.

Nada más fácil que dar una mano de socialismo al ascetismo cristiano. ¿No se enojó también el cristianismo frente a la propiedad privada, frente al matrimonio, frente al estado? ¿No predicó en su lugar la caridad, la pobreza, el celibato, la mortificación de la carne, la vida monástica y la iglesia? El socialismo cristiano es sólo el agua bendita con la que el clérigo bendice la rabia del aristócrata."

Como podemos leer, aquí ya Marx cuestiona en el propio terreno de discusión sobre el socialismo feudal o aristocrático, el filo de las propuestas de otros modos de comprender el socialismo, como lo es también el socialismo configurado desde el orden clerical de la Iglesia. Queda muy clara la relación entre grupos de interés (aristocracia, clérigos) y la producción de sentido y significación en los discursos, con sus marcos, gramáticas y códigos.

Pero regresemos a Engels en sus "Principios de Comunismo" de noviembre de 1847:

"La segunda categoría (de socialismos) consta de partidarios de la sociedad actual (burguesa), a los que los males necesariamente provocados por ésta inspiran temores en cuanto a la existencia de la misma. Ellos quieren, por consiguiente, conservar la sociedad actual, pero suprimir los males ligados a ella. A tal objeto, unos proponen medidas de simple beneficencia; otros, grandiosos planes de reformas que, so pretexto de reorganización de la sociedad, se plantean el mantenimiento de las bases de la sociedad actual y, con ello, la propia sociedad actual."

Aquí la clave del discurso de Engels reside en el enunciado: "Ellos quieren, por consiguiente, conservar la sociedad actual, pero suprimir los males ligados a ella. A tal objeto, unos proponen medidas de simple beneficencia; otros, grandiosos planes de reformas."

Desde la filantropía hasta el reformismo social que no toca ni con el pétalo de una rosa "las bases de la sociedad actual" formarían parte del socialismo burgués. Este reformismo burgués debe ser identificado con claridad para Engels, pues configuran adversarios advenedizos para el movimiento comunista:

"Los comunistas deberán igualmente combatir con energía contra estos socialistas burgueses, puesto que éstos trabajan para los enemigos de los comunistas y defienden la sociedad que los comunistas quieren destruir."

Aquí debemos retomar lo planteado en el Manifiesto Comunista de 1848 por Marx y Engels sobre este mismo tópico, pues en este documento las clasificaciones son aún más exhaustivas y matizadas.

En el texto se clasifican por (1) Socialismos Reaccionarios, a los siguientes: a) socialismo feudal, b) socialismo pequeño-burgués y c) socialismo verdadero o socialismo alemán; luego se habla de (2) Socialismo Conservador o Burgués:

"Un sector de la burguesía desea remediar la penosa situación social, con el fin de asegurar la continuidad de la sociedad burguesa. A este sector pertenecen: economistas, filántropos, humanitarios, reformadores de la situación de las clases trabajadoras, organizadores de beneficencia, los asociados contra la tortura de animales, los fundadores de sociedades de templanza, reformadorcillos de la índole más variopinta. Y este socialismo burgués ha llegado incluso a erigirse en sistemas enteros. Como ejemplo citamos Philosophie de la misére, de Proudhon.

Los socialistas burgueses quieren las condiciones de vida de la moderna sociedad sin las luchas y peligros que de ella derivan necesariamente. Quieren la sociedad existente sin los elementos que la revolucionan y disuelven. Quieren la burguesía sin el proletariado. La burguesía considera el mundo en el que domina como el mejor, cómo no."

Este socialismo conservador y burgués, intenta quitar a la clase obrera el gusto por cualquier movimiento revolucionario, demostrando que sólo podía sacarse provecho de un cambio de las condiciones materiales de vida sin la superación de las relaciones de producción burguesas; esto significa suprimir cualquier vía revolucionaria, y sustituirla por "mejoras administrativas que se realizan en el marco de esas relaciones de producción vigentes, que en "nada cambian, pues, en la relación entre capital y trabajo asalariado, sino que en el mejor de los casos disminuyen para la burguesía los costes de su dominio y simplifican su administración del estado."

Marx y Engels meten el dedo en la llaga del reformismo burgués del siglo XIX, y quizás en la gran llaga contemporánea del progresismo, identificando además un foco teórico que será clave para la comprensión de la economía mundo capitalista desde entonces hasta la actualidad: "Las relaciones históricas de producción y propiedad capitalistas".

Las consecuencias son claras: si usted se ubica (para Marx y Engels) en las reformas que sólo tocan aspectos tangenciales de la distribución o redistribución, sin tomar en cuenta las relaciones de producción y propiedad burguesas, usted está ubicado en las coordenadas, marcos, códigos y gramáticas ideológicas del socialismo conservador o burgués.

En la caracterización del mismo TIPO de socialismo en el Manifiesto queda expresado todo el sarcasmo revolucionario de Marx cuando escribe junto a Engels:

"El socialismo de la burguesía consiste justamente en afirmar que los burgueses son burgueses... en interés de la clase obrera."

Pero volvamos de nuevo a los "Principios de Comunismo" de Engels en 1847 para entender hacia a donde apunta todo este debate de las clasificaciones y TIPOS de socialismo para su época:

"Finalmente, la tercera categoría consta de socialistas democráticos. Al seguir el mismo camino que los comunistas, se proponen llevar a cabo una parte de las medidas señaladas en la pregunta XVIII. ¿Qué vía de desarrollo tomará esa revolución?"

Aquí comenzamos a entrar a un terreno estratégico para el establecimiento de las directrices y orientación del nuevo movimiento revolucionario de la época. No debemos olvidar nunca en cada enunciación/enunciado de Marx y Engels las huellas del contexto histórico para reconstruir (hermenéuticamente) el sentido y significación de sus proposiciones más polémicas.

No hay que escoger el camino de las desfiguraciones, de las suposiciones proyectadas ni de las "sobre-interpretaciones". Hay que seguir con rigor las marcas textuales: Los socialistas democráticos se proponen llevar a cabo una parte de las medidas señaladas, y añade Engels "pero no como medidas de transición al comunismo, sino como un medio suficiente para acabar con la miseria y los males de la sociedad actual."

Es decir, para Engels los socialistas democráticos confunden "el programa de transición" con un "medio suficiente para acabar con la miseria y los males de la sociedad actual". Estos enunciados son claves para entender la diferencia de los comunistas y los socialistas democráticos, porque éstos últimos y los comunistas tienen visiones convergentes y divergentes.

Veamos detenidamente las medidas del "programa de transición" que asoma Engels en 1847:

"Establecerá, ante todo, un régimen democrático y, por tanto, directa o indirectamente, la dominación política del proletariado. Directamente en Inglaterra, donde los proletarios constituyen ya la mayoría del pueblo. Indirectamente en Francia y en Alemania, donde la mayoría del pueblo no consta únicamente de proletarios, sino, además, de pequeños campesinos y pequeños burgueses de la ciudad, que se encuentran sólo en la fase de transformación en proletariado y que, en lo tocante a la satisfacción de sus intereses políticos, dependen cada vez más del proletariado, por cuya razón han de adherirse pronto a las reivindicaciones de éste. Para ello, quizá, se necesite una nueva lucha que, sin embargo, no puede tener otro desenlace que la victoria del proletariado."

Aquí hay una lección muy olvidada de la forma y contenido del régimen político del "programa de transición" que todavía hoy sigue despertando enconados debates en el campo de las izquierdas.

Engels habla en primer lugar de "régimen democrático", también habla de "mayoría del pueblo". Menciona también la dominación política (directa o indirecta) del proletariado dependiendo de la composición social de clases que configuran la "mayoría del pueblo".

Sigamos con atención sus argumentos:

"La democracia sería absolutamente inútil para el proletariado si no la utilizara inmediatamente como medio para llevar a cabo amplias medidas que atentasen directamente contra la propiedad privada y asegurasen la existencia del proletariado."

¿Llevar a cabo amplias medidas que atentasen contra la propiedad privada capitalista? Engels no se va por las ramas. Dice explícitamente "medidas que atentasen contra la propiedad privada".

Aquí ya hay una gigantesca y clara frontera entre socialismo burgués, por una parte, y el socialismo democrático y el comunismo, más aún, hay que detenerse a fondo en tales diferenciaciones tanto en el texto "Principios de Comunismo" (1847) como en el "Manifiesto comunista" (1848).

Todos estos temas afectarán hasta el día de hoy lo que se considera relevante para un "Programa de Transición". Olvidarlo u omitirlo es un problemático abismo para el debate de las izquierdas post-capitalistas.

Identifiquemos tales medidas, primero en el documento "Principios de Comunismo" (1847), reiteramos en su contexto histórico, para elucidar sus premisas y sus consecuencias:

"Las medidas más importantes, que dimanan necesariamente de las condiciones actuales, son:

1) Restricción de la propiedad privada mediante el impuesto progresivo, el alto impuesto sobre las herencias, la abolición del derecho de herencia en las líneas laterales (hermanos, sobrinos, etc.), préstamos forzosos, etc.

2) Expropiación gradual de los propietarios agrarios, fabricantes, propietarios de ferrocarriles y buques, parcialmente con ayuda de la competencia por parte de la industria estatal y, parcialmente de modo directo, con indemnización en asignados.

3) Confiscación de los bienes de todos los emigrados y de los rebeldes contra la mayoría del pueblo.

4) Organización del trabajo y ocupación de los proletarios en fincas, fábricas y talleres nacionales, con lo cual se eliminará la competencia entre los obreros, y los fabricantes que queden, tendrán que pagar salarios tan altos como el Estado.

5) Igual deber obligatorio de trabajo para todos los miembros de la sociedad hasta la supresión completa de la propiedad privada. Formación de ejércitos industriales, sobre todo para la agricultura.

6) Centralización de los créditos y la banca en las manos del Estado a través del Banco Nacional, con capital del Estado. Cierre de todos los bancos privados.

7) Aumento del número de fábricas, talleres, ferrocarriles y buques nacionales, cultivo de todas las tierras que están sin labrar y mejoramiento del cultivo de las demás tierras en consonancia con el aumento de los capitales y del número de obreros de que dispone la nación.

8) Educación de todos los niños en establecimientos estatales y a cargo del Estado, desde el momento en que puedan prescindir del cuidado de la madre. Conjugar la educación con el trabajo fabril.

9) Construcción de grandes palacios en las fincas del Estado para que sirvan de vivienda a las comunas de ciudadanos que trabajen en la industria y la agricultura y unan las ventajas de la vida en la ciudad y en el campo, evitando así el carácter unilateral y los defectos de la una y la otra.

10) Destrucción de todas las casas y barrios insalubres y mal construidos.

11) Igualdad de derecho de herencia para los hijos legítimos y los naturales.

12) Concentración de todos los medios de transporte en manos de la nación."

Comparemos ahora este "programa de transición" de 1847 con el programa establecido en el Manifiesto Comunista un año después (1848). Consideremos este punto con toda su debida amplitud e importancia:

"…el primer paso de la revolución obrera es su elevación a clase dominante, la conquista de la democracia.

El proletariado utilizará su dominio político para arrebatar progresivamente todo el capital a la burguesía, para centralizar todos los instrumentos de producción en el Estado, esto es, en el proletariado organizado como clase dominante, y para multiplicar lo más rápidamente posible la masa de fuerzas productivas."

Aquí introduzcamos un breve comentario antes de continuar. En el enunciado "la conquista de la democracia" debemos insistir en las coordenadas espacio-temporales: Europa 1848.

Si no logramos entender lo que significaba para la Europa de 1848 la "conquista de la democracia" traduciremos ideológicamente, es decir, en sus componentes semánticos y más ampliamente semio-pragmáticos, lo que hoy consideramos casi un hecho "natural" de la política: el sufragio universal, directo, libre y secreto.

En aquel siglo XIX, decir democracia y sufragio universal, directo, libre y secreto eran una utopía concreta. Las libertades políticas estaban claramente restringidas solo para los propietarios o para elecciones de segundo y tercer grado. El desarrollo de la ciudadanía civil todavía no abarcaba el desarrollo de una ciudadanía política universal (no restringida), no existía un régimen de plenas libertades políticas, todavía pervivían múltiples restricciones de las libertades civiles para las clases trabajadoras y subalternas. Era otro tiempo, otro espacio y otro mundo de vida social.

Aclarado este punto, volvamos al texto de Marx-Engels (1848) cuando se refieren a "arrebatar progresivamente todo el capital a la burguesía":

"Naturalmente, esto sólo puede ocurrir, al principio, por medio de operaciones despóticas sobre el derecho de propiedad y sobre las relaciones burguesas de producción, aplicando, por tanto, medidas que parecen económicamente insuficientes e insostenibles, pero que en el curso del movimiento llevan más allá y que son inevitables como medio de transformar el modo de producción en su totalidad.

Estas medidas serán distintas, claro está, según los distintos países. Sin embargo, en los países más avanzados podrán ser aplicables las siguientes casi sin excepción:

1. Expropiación de la propiedad de la tierra y empleo de la renta que produzca en gastos del estado.

2. Impuesto fuertemente progresivo.

3. Abolición del derecho de herencia.

4. Confiscación de la propiedad de todos los emigrantes y rebeldes.

5. Centralización del crédito poniéndolo en manos del estado, mediante un banco nacional con capital del estado y monopolio exclusivo.

6. Centralización de los transportes poniéndolos en manos del estado.

7. Multiplicación de las fábricas nacionales, de los instrumentos de producción, roturación y mejora de las propiedades agrarias conforme a un plan comunitario.

8. Igual obligación de trabajar para todos, organización de ejércitos industriales, especialmente para la agricultura.

9. Unión de la explotación agraria y la industria, medidas para superar paulatinamente la diferencia entre ciudad y campo.

10. Educación pública y gratuita de todos los niños. Eliminación del trabajo infantil en las fábricas en su forma actual. Unión de la educación con la producción material, etc.

Una vez que en el curso del desarrollo han desaparecido las clases y está toda la producción concentrada en manos de los individuos asociados, pierde el poder público su carácter político. El poder político en sentido propio es el poder organizado de una clase para someter a otra. Si el proletariado, en su lucha con la burguesía, se une necesariamente como clase, se hace clase dominante por medio de una revolución y suprime por la fuerza, como clase dominante, las viejas relaciones de producción, suprime, con esas relaciones de producción, las condiciones de existencia de los antagonismos de clase, suprime las clases como tales y, con ello, su propio dominio en cuanto clase.

En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y oposición de las mismas, aparece una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desarrollo de todos."

Sirva la comparación de ambos documentos de 1847 y de 1848 a los lectores para entender a cabalidad la importancia de la relación entre la "teoría y la praxis" en el pensamiento de Marx y Engels, quiero decir, en la elaboración de directrices y de todo un "programa de transición".

Así mismo, no se trata de una receta inflexible para todo momento histórico y todos los países. Marx y Engels dejan muy claro que se trata de un programa para determinados países "avanzados" para la época, y bajo determinadas premisas y condiciones sociales y políticas.

No es materia de este articulo profundizar en el programa de transición, lo cual requerirá un análisis minucioso posterior en consistencia con la obra abierta, crítica y trunca de Marx y Engels, sino en posicionar la temática de los TIPOS de socialismo para elucidar el campo de batalla y disputa entre corrientes y tendencias "socialistas y comunistas" de la época en las circunstancias del mundo de vida europeo-moderno.

Volvamos a Engels en Principios del Comunismo (1847) para entender a cabalidad las diferencias entre socialistas democráticos y comunistas:

"Estos socialistas democráticos son proletarios que no ven todavía con bastante claridad las condiciones de su liberación, o representantes de la pequeña burguesía, es decir, de la clase que, hasta la conquista de la democracia y la aplicación de las medidas socialistas dimanantes de ésta, tiene en muchos aspectos los mismos intereses que los proletarios. Por eso, los comunistas se entenderán con esos socialistas democráticos en los momentos de acción y deben, en general, atenerse en esas ocasiones y en lo posible a una política común con ellos, siempre que estos socialistas no se pongan al servicio de la burguesía dominante y no ataquen a los comunistas. Por supuesto, estas acciones comunes no excluyen la discusión de las divergencias que existen entre ellos y los comunistas."

¿Más claro? Aquí Engels clarifica las convergencias y divergencias, la necesidad de lograr acuerdos en la "unidad de acción", en la "política común", enfatizando la frontera de la unidad: "siempre que no se pongan al servicio de la burguesía dominante y no ataquen a los comunistas". Además, y por si no hay buenos entendedores, la acción común no excluye la discusión de divergencias. El debate y la discusión de divergencias no es eliminada por decreto por Engels, sino que es claramente reconocida y asumida.

Ahora bien, ¿qué plantea al Manifiesto de 1848 con relación a estos socialistas democráticos? Existe una nota de página de Engels muy elocuente que precisa ciertos puntos, en la edición inglesa de 1888:

«El partido representado entonces por Ledru-Rollin en el parlamento, por Louis Blanc en la literatura y por La Réforme en la prensa diaria. El nombre Socialista Democrático significaba entre esos inventores del mismo una sección del partido democrático o republicano con tintes más o menos socialistas».

Quiere decir esto que por socialismo democrático no solo se habla de una corriente ideopolítica, sino además por su expresión organizativa en la Francia de la época. También en el Manifiesto Comunista se precisa: "En Suiza, los comunistas apoyan a los radicales, sin desconocer que ese partido consta de elementos contradictorios, que son en parte socialistas democráticos en sentido francés, en parte burgueses radicales."

En cualquier caso, Marx y Engels plantearon en 1848 lo siguiente:

"En una palabra, los comunistas apoyan en todas partes cualquier movimiento revolucionario contra la existente situación social y política. En todos estos movimientos destacan la cuestión de la propiedad, sea cual sea el nivel de desarrollo que haya alcanzado su forma, como la cuestión básica del movimiento. Los comunistas, finalmente, trabajan en todas partes por la unión y el entendimiento de los partidos democráticos de todos los países."

Detengámonos con mucho cuidado aquí para no establecer confusiones que en los textos de 1847 y 1848 aparecen como claras diferenciaciones. No podemos confundir "socialismo democrático" con "socialismo pequeño burgués", por ejemplo. Analicemos este punto.

En el clasema o conjunto de socialismo reaccionario, el texto de 1848 hace tres distinciones o subcampos: a) socialismo feudal, b) socialismo pequeño burgués, c) socialismo verdadero o alemán. Veamos a que se refieren cuando hablan de socialismo pequeño-burgués.

"En los países en los que se ha desarrollado la moderna civilización se ha formado una pequeña burguesía nueva que oscila entre el proletariado y la burguesía y que se forma constantemente de nuevo como sector complementario de la sociedad burguesa. Pero sus miembros son arrastrados incesantemente al proletariado".

"En países como Francia, donde la clase campesina constituye bastante más de la mitad de la población, era natural que escritores que defendían al proletariado frente a la burguesía fijaran como norma, en su crítica al régimen burgués, la del pequeño burgués y del pequeño campesino, tomando el partido de los obreros desde el punto de vista de la pequeña burguesía. Así se formó el socialismo pequeñoburgués. Sismondi es el cabecilla de esta literatura, no sólo en Francia sino también en Inglaterra."

"Este socialismo analizó agudamente las contradicciones existentes en las modernas relaciones de producción. Desveló los hipócritas encubrimientos de los economistas. Demostró de manera irrefutable los efectos destructivos de la maquinaria y de la división del trabajo, la concentración de los capitales y de la propiedad de la tierra, la sobreproducción, las crisis, el necesario hundimiento de los pequeños burgueses y pequeños campesinos, la miseria del proletariado, la anarquía en la producción, las escandalosas desigualdades en el reparto de la riqueza, la guerra industrial de exterminio entre las naciones, la disolución de las viejas costumbres, de las antiguas relaciones familiares, de las antiguas nacionalidades.

Sin embargo, si atendemos a su contenido positivo, este socialismo quiere, o bien poner de nuevo en pie los antiguos medios de producción y de tráfico y, con ellos, las antiguas relaciones de propiedad y la vieja sociedad, o bien quiere encerrar violentamente los modernos medios de producción y de tráfico en el marco de las relaciones de propiedad que ellos rompieron, que tuvieron que romper. En ambos casos es reaccionario y, a la vez, utópico."

El análisis que hacen Marx y Engels del punto de vista de la pequeña-burguesía francesa del siglo XIX es muy interesante, matizado y complejo. Primero, por su composición social, urbana o rural. Segundo por su eje de referencia, al pasado o al futuro. Tercero por su oscilación ideológica entre la burguesía y el proletariado. Cuarto, por su propia condición de clase intermedia en proceso permanente de fluctuación e incluso de decadencia-descomposición en el movimiento mismo del Capital. De allí su doble carácter de clase intermedia reaccionaria y utópica a la vez, de fantasiosa y a la vez muy crítica del orden burgués dominante.

Dicen Marx y Engels con toda su riqueza histórica y lingüístico-conceptual:

"Gremios en la manufactura y economía patriarcal en el campo, éstas son sus últimas palabras. En su posterior desarrollo, esta orientación se ha difuminado en un cobarde gimoteo."

¿Cobarde gimoteo? El significado de la cobardía atribuida a la pequeña burguesía tiene una expresión corporal: un llanto a medias y contenido, el gimoteo. La pequeña burguesía emite sonidos que expresan dolor, pena o placer sexual, pero sin fuerza ni contundencia. Insisten en la queja, pero con impotencia. Hacen los gestos y suspiros del llanto sin llegar a él. La imagen referencial de Marx y Engels sobre la pequeña burguesía es la de un personaje conceptual que combina ganas e inhibición, capacidad subjetiva e impotencia objetiva, no terminan nunca de llorar, reír, disfrutar o luchar. Como clase intermedia, su mundo de vida presenta la condición de estar siempre a medio camino y de experimentar la angustia por su fluctuante destino.

Queda claro entonces que no podemos confundir el socialismo pequeño burgués con el socialismo democrático en Marx y Engels. Veamos brevemente de que se trata eso del otro subconjunto de socialismo reaccionario: el socialismo alemán o verdadero.

Dicen Marx y Engels:

"La literatura socialista y comunista de Francia, que surgió bajo la presión de una burguesía dominante y que es expresión de la lucha contra ese dominio, fue introducida en Alemania en una época en que la burguesía acababa de iniciar su lucha contra el absolutismo feudal.

Filósofos, semifilósofos y escritores alemanes se apoderaron con avidez de esta literatura y olvidaron tan sólo que al inmigrar desde Francia a Alemania esos escritos no inmigraron al mismo tiempo las condiciones de vida francesas."

Puesta ante la situación alemana, la literatura francesa perdió todo significado inmediato práctico y asumió un aspecto puramente literario. Tuvo que aparecer como especulación ociosa acerca de la realización del ser humano.

"El único trabajo de los literatos alemanes consistía en armonizar las nuevas ideas francesas con su vieja conciencia filosófica, o más exactamente, en apropiarse de las ideas francesas desde su punto de vista filosófico.

Esta apropiación se produjo de la misma manera en que se aprende una lengua extranjera, traduciéndola."

Los literatos alemanes, para Marx y Engels, escribieron su absurdo filosófico detrás del original francés. Por ejemplo, detrás de la crítica francesa del estado de la burguesía, escribieron «supresión del dominio de lo universal en sentido abstracto». La literatura francesa socialista-comunista quedó así castrada en la práctica en manos de los alemanes, dejó de expresar la lucha de clases, de los intereses del proletario y se trasladó a los intereses de la esencia humana, los del hombre que no pertenece a ninguna clase, que no pertenece en absoluto a la realidad sino al cielo brumoso de la fantasía filosófica.

Marx y Engels son muy poco benévolos y condescendientes con sus connacionales cuando se refieren al este "socialismo alemán", que para su punto de vista se resume en "ejercicios escolares" transformados en charlatanería. Y esto tiene una explicación en la propia composición social de clases y de la lucha derivada de ella. Para Marx y Engels, en contraste con ese "socialismo alemán", la burguesía alemana, especialmente de la prusiana y su movimiento liberal fue más serio en su lucha contra los feudales y la monarquía absoluta.

El llamado «verdadero socialismo», en contraste con toda su estridencia en la verborrea contra el liberalismo lo que hizo fu arrojar anatema contra el estado representativo, contra la concurrencia burguesa, contra la libertad de prensa burguesa, contra el derecho burgués, contra la libertad e igualdad burguesas, y de predicar a la masa popular que nada tenía que ganar en este movimiento liberal-burgués sino todo que perder.

Marx y Engels le reclaman a ese socialismo alemán que no entendieron que la moderna sociedad burguesa y sus correspondientes condiciones materiales de vida, que su adecuada constitución política, que tales elementos eran en Alemania meros presupuestos que había que empezar por conquistar.

Este "socialismo verdadero", con su corte de clérigos, mentores, hidalgos rústicos y burócratas, fue más bien funcional no a una revolución liberal sino a los regímenes absolutos alemanes de espantajo ideal frente a la burguesía en amenazante ascenso:

"Constituyó el complemento dulzarrón de los crueles latigazos y balas de fusil con que esos mismos gobiernos trataban los alzamientos de obreros alemanes.

Además de ser, pues, el «verdadero» socialismo un arma en manos de los gobiernos frente a la burguesía alemana, defendía directamente un interés reaccionario, el del pequeñoburgués alemán."

Y continúan Marx y Engels:

"Mantener esta pequeña burguesía es mantener el actual estado de cosas en Alemania. Teme, de producirse el dominio industrial y político de la burguesía, un hundimiento seguro, por un lado, debido a la concentración del capital, por otro, debido al ascenso de un proletariado revolucionario. Con el «verdadero» socialismo creyó la pequeña burguesía matar ambos pájaros de un tiro. Se extendió como una epidemia…

Todo lo que en Alemania circula como supuestos escritos socialistas y comunistas pertenece, con muy pocas excepciones, al ámbito de esta sucia y enervante literatura".

Lo dicho hasta ahora nos ha permitido realizar un exhaustivo mapa de los diferentes TIPOS de socialismo que identificaban Marx y Engels para sus propias coordenadas espacio-temporales de la sociedad europea moderna. Como es harto evidente, por socialismo se entendían muchos referentes: reaccionarios, conservadores hasta radicales.

De modo que es comprensible que antes tal complejo y confuso escenario Marx y Engels optaran por el término comunismo. Pero es allí donde comienza otra complejidad. En el Manifiesto Comunista de 1848, Marx y Engels se refieren a un tercer campo: El socialismo y el comunismo crítico-utópicos. Veamos de que se trata.

Comienzan Marx y Engels de la siguiente manera: "No hablamos aquí de la literatura que en todas las grandes revoluciones modernas expresó las reivindicaciones del proletariado (escritos de Babeuf, etc.)."

Dicen Marx y Engels que mientras no se desarrollaban a plenitud las condiciones materiales de la liberación del proletariado, productos de la época burguesa, la literatura revolucionaria que acompañó estos primeros movimientos del proletariado (al comienzo de la revolución burguesa francesa) era por su contenido reaccionaria: "Enseñó el ascetismo general y un tosco igualitarismo".

Los sistemas socialistas y comunistas de Saint-Simon, Fourier, Owen, etc., dicen Marx y Engels, aparecen en la primera época, con una falta de desarrollo, sin la lucha entre proletariado y burguesía, fruto más bien de inventores de sistemas ideales que no vislumbraban la acción histórica independiente por parte del proletariado, ni ningún movimiento político peculiarmente suyo.

"En lugar de las condiciones históricas de la liberación, una organización fantástica; en lugar de la gradual organización del proletariado en clase, una organización de la sociedad imaginaria", Socialismo Utópico:

"Quieren mejorar la condición de vida de todos los miembros de la sociedad, incluida la de los mejor situados. De ahí que apelen continuamente a toda la sociedad sin distinciones, es más, preferentemente a la clase dominante. No hace falta más que comprender su sistema para reconocerlo como el mejor plan posible de la mejor sociedad posible.

Consecuentemente, rechazan toda acción política, especialmente la revolucionaria; quieren conseguir su objetivo por vía pacífica e intentan abrir camino al nuevo evangelio social mediante pequeños experimentos que, naturalmente, fracasan."

Los escritos de los socialistas y comunistas crítico-utópicos atacan todas las bases de la sociedad existente, proporcionan muy valiosos materiales para ilustrar a los trabajadores, pero a medida que se desarrolla y adquiere forma la lucha de clases, pierde todo valor, toda justificación teórica, este fantasioso combate contra ella.

"Paulatinamente van cayendo en la categoría de los socialistas reaccionarios o conservadores y sólo se diferencian de ellos por una pedantería más sistemática, por su fanática y supersticiosa fe en los efectos milagrosos de su ciencia social."

Queda claro que las posiciones de Marx y Engels se refieren a una corriente completamente distinta de todos los TIPOS de socialismo y comunismos descritos hasta este momento. Es esto lo que hace aún más interesante el debate y la investigación sobre los materiales primigenios de la Liga de los Comunista y sobre la Revista Comunista.

Aquí cabe preguntarse a que TIPO de socialismo y comunismo se adscriben Marx y Engels: ¿Qué tipo de comunistas eran ambos y a qué grupo pertenecían? De hecho, Marx fue muy crítico del comunismo llamado por él "grosero".

III. REVISITANDO LOS MANUSCRITOS DE PRIS DE 1844

Esto nos lleva a cuestiones esenciales. Primero, la oposición entre carencia de propiedad y propiedad en el comunismo grosero es una oposición todavía indiferente, no captada aún en su relación activa, en su conexión interna, no captada aún como contradicción, mientras no se la comprenda como la oposición de trabajo y capital.

No se trata sólo de ricos y pobres. El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado, dice Engels, no la doctrina de la lucha de los pobres contra los ricos. El comunismo, es la expresión positiva de la propiedad privada superada; es, en primer lugar, la "propiedad privada general", esto está muy bien explicado en los Manuscritos de Paris de 1844. Se trata de una generalización y conclusión de la propiedad privada en su forma burguesa desarrollada, quiere decir, un dominio de la propiedad material que es tan grande que quiere aniquilar todo lo que no es susceptible de ser poseído por todos y para todos. No es eso de quitarle a los ricos, para darle a los pobres, sino hacer que los trabajadores sean ricos material y culturalmente.

Avancemos en esto de clarificar la visión de Marx acerca del comunismo grosero, el comunismo político y el comunismo como humanismo positivo. Comencemos con el comunismo grosero:

"Este comunismo, al negar por completo la personalidad del hombre, es justamente la expresión lógica de la propiedad privada, que es esta negación. La envidia general y constituida en poder no es sino la forma escondida en que la codicia se establece y, simplemente, se satisface de otra manera. La idea de toda propiedad privada en cuanto tal se vuelve, por lo menos, contra la propiedad privada más rica como envidia y deseo de nivelación, de manera que son estas pasiones las que integran el ser de la competencia. El comunismo grosero no es más que el remate de esta codicia y de esta nivelación a partir del mínimo representado. Tiene una medida determinada y limitada. Lo poco que esta superación de la propiedad privada tiene de verdadera apropiación lo prueba justamente la negación abstracta de todo el mundo de la educación y de la civilización, el regreso a la antinatural simplicidad del hombre pobre y sin necesidades, que no sólo no ha superado la propiedad privada, sino que ni siquiera ha llegado hasta ella.

La comunidad es sólo una comunidad de trabajo y de la igualdad del salario que paga el capital común: la comunidad como capitalista general. Ambos términos de la relación son elevados a una generalidad imaginaria: el trabajo como la determinación en que todos se encuentran situados, el capital como la generalidad y el poder reconocidos de la comunidad…

…La primera superación positiva de la propiedad privada, el comunismo grosero, no es por tanto más que una forma de mostrarse la vileza de la propiedad privada que se quiere instaurar como comunidad positiva."

Aquí queda claro el rechazo por parte de Marx de una de las formas de comunismo porque se aleja por completo de la emancipación humana, es decir, pues una generalización de "la envidia general y constituida en poder" no es sino la forma escondida en que la codicia se establece. La idea de tosco igualitarismo se expresa en la idea generalizada y extendida de nivelación por abajo, de la pasión de la envidia a partir del mínimo representado, donde se muestra la vileza de la propiedad privada.

La educación, los talentos, las capacidades y la propia civilización, quedan descalificadas en este tipo de comunismo grosero, porque al postular un regreso a la simplicidad del hombre pobre y sin necesidades ni siquiera se ha reconocido el desarrollo histórico que han proporcionado las diversas transformaciones de la propiedad privada.

La comunidad entendida como una comunidad de trabajo y de la igualdad del salario que paga el capital común: la comunidad como capitalista general, es rechaza por Marx, pues allí se establece una generalidad imaginaria en la cual todos son iguales ante el trabajo, y el capitalista general es reconocido como la generalidad y el poder reconocidos de la comunidad".

Allí prefigura Marx una de las anticipaciones más lucidas al capitalismo de estado totalitario, que se presenta como representante de la generalidad, bajo la forma de igualitarismo en el trabajo y de la obediencia ante el poder de una comunidad ilusoria encarnada en una representación concreta de la autoridad.

Luego Marx hace una segunda crítica, esta vez al comunismo meramente político:

"2º) El comunismo a) Aún de naturaleza política, democrática; b) Con su superación del Estado, pero al mismo tiempo aún con esencia incompleta y afectada por la propiedad privada, es decir, por la enajenación del hombre. En ambas formas el comunismo se conoce ya como reintegración o vuelta a sí del hombre, como superación del extrañamiento de si del hombre, pero como no ha captado todavía la esencia positiva de la propiedad privada, y memos aún ha comprendido la naturaleza humana de la necesidad, está aún prisionero e infectado por ella. Ha comprendido su concepto, pero aún no su esencia."

Ciertamente, estos textos encierran una mayor dificultad para el entendimiento que textos como "Principios del Comunismo" (1847) de Engels o el Manifiesto Comunista (1848) de Marx y Engels. Sin embargo, son muy importantes, porque nos permiten entender las relaciones entre las concepciones del comunismo y emancipación humana en Marx a medida que va elaborando sus sucesivas críticas: a la religión, a la filosofía especulativa, a la política y el Estado representativo, a la economía política burguesa.

Finalmente, tenemos (3) el comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto auto-extrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; como retorno del hombre en cuanto hombre social, es decir, humano; retorno pleno, consciente y efectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humana hasta el presente. Lo que Marx plantea en términos de emancipación es el humanismo positivo, la reapropiación de todas las fuerzas sociales e históricas propias de los seres humanos, ya como genero humano que condensa sobre sí la riqueza del hombre total, del trabajo vivo emancipado sobre el trabajo muerto acumulado:

"Este comunismo es, como completo naturalismo = humanismo, como completo humanismo = naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, la solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre individuo y género. Es el enigma resuelto de la historia y sabe que es la solución."

Por supuesto, en este punto Marx está dibujando una extraordinaria utopía concreta de reconciliación y reapropiación de la esencia humana exteriorizada a lo largo de siglos de lo que denomina la prehistoria de la humanidad; es decir, bajo el tiempo de los modos de organización social basados en el antagonismo de clases, donde la libertad queda completamente subsumida a los estados de necesidad, privación y carencia.

El enigma resuelto de la historia no es nada más y nada menos que la superación positiva, mediante la plena libertad y riqueza generalizada, de los antagonismos de clases que caracterizaron a las sociedades basadas en la explotación económica, la coerción política, la hegemonía ideológica y la destrucción de la naturaleza.

IV. LA TRAGEDIA DEL COMUNISMO DE CUARTEL. LA CRITICA AL COLECTIVISMO DESPÓTICO-BUROCRÁTICO

En este punto conviene referirse como antípoda de la idea de Marx del comunismo como emancipación humana al llamado Comunismo de cuartel (en alemán: Kasernenkommunismus).

Este término vuelve a estar emparentado con el colectivismo tosco, autoritario y forzado donde todos los aspectos de la vida están regimentados burocráticamente.

Marx utilizó la expresión para criticar la visión de Sergey Nechayev, esbozada en "Los principios fundamentales del orden social del futuro". El término barraca no se refiere sólo a cuarteles militares., sino a los dormitorios de los trabajadores en los que los trabajadores industriales vivían en muchos lugares del Imperio Ruso de la época.

Una sección relevante de "Los fundamentos del futuro sistema social" de Sergey Nechayev dice lo siguiente:

"El fin del orden social existente y la renovación de la vida con la ayuda de los nuevos principios sólo puede lograrse concentrando todos los medios de existencia social en manos de nuestro comité y proclamando el trabajo físico obligatorio para todos.

El comité, tan pronto como las actuales instituciones han sido derrocadas, proclama que todo es propiedad común, ordena la constitución de sociedades obreras (artels) y al mismo tiempo publica cuadros estadísticos elaborados por expertos y señalando qué ramas del trabajo son. más necesarios en una determinada localidad y qué sucursales pueden tener dificultades allí.

Durante un cierto número de días asignados para el levantamiento revolucionario y los desórdenes que vendrán, cada uno debe unirse a uno u otro de estos artels según su propia elección ... Todos los que permanecen aislados y desapegados de los grupos obreros sin Razón suficiente no tendrá derecho de acceso ni a los comedores comunales ni a los dormitorios comunales, ni a ningún otro edificio destinado a satisfacer las diversas necesidades de los hermanos trabajadores o que contenga los bienes y materiales, los víveres o herramientas reservados para todos los miembros de la sociedad de trabajadores establecida; en una palabra, quien sin razón suficiente no se haya incorporado a un artel, se quedará sin medios de subsistencia. Se le cerrarán todos los caminos, todos los medios de comunicación; no tendrá otra alternativa que el trabajo o la muerte."

Este tipo de colectivismo despótico-burocrático ha sido parte de todas las representaciones más extremas del socialismo burocrático realmente existente, y ya Marx y Engels habían comentado sarcásticamente muchas décadas atrás de sus experiencias históricas concretas lo siguiente:

"¡Qué hermoso modelo de comunismo de cuartel! Aquí lo tienes todo: comida comunal, dormir comunal, asesores y despachos que regulan la educación, la producción, el consumo, en una palabra, toda la actividad social, y para coronar a todos, ᴏᴜʀ ᴄᴏᴍᴍɪᴛᴛᴇᴇ, anónimo y desconocido para cualquiera, como director supremo. Este es de hecho el antiautoritarismo más puro."

Ese OUR COMMITTE tuvo una expresión palpable en la experiencia de Camboya durante el Khmer Rouge y su llamada "organización".

V.- RECUPERAR A FONDO LO CONTENIDO EN LA REVISTA COMUNISTA DE 1847

Aquí volvemos a la Revista Comunista de 1847 para entender precisamente la tensión de las antípodas con relación a que TIPO de comunismo estaban planteando Marx y Engels, así como la primigenia Liga de los Comunistas. Dice su primer y único número:

"El movimiento comunista es interpretado por mucha gente de un modo tan falso, se ve tan calumniado e intencionadamente torcido, que no podemos menos de decir aquí algunas palabras acerca de él, aquellos que lo conocemos y que tenemos de él una experiencia propia. Nos limitaremos principalmente a explicar lo que no somos, saliendo así desde el principio al paso de algunas de las calumnias con que se nos ha querido combatir.

Nosotros no somos ningunos urdidores de sistemas: sabemos por experiencia cuán necio es discutir y cavilar acerca de las instituciones que habrán de implantarse en una sociedad futura, sin pararse a pensar en los medios que pueden llevarnos a su instauración. Dejamos a los filósofos y a los eruditos el cuidado de inventar sistemas para la organización de una nueva sociedad, y hasta lo juzgamos bueno y provechoso; pero si nosotros, los proletarios, nos pusiéramos a discutir seriamente sobre la organización de los talleres y la forma de administrar la comunidad de bienes en la sociedad del mañana, si nos pusiéramos a disputar acerca del corte de los trajes o del procedimiento más recomendable para limpiar los retretes, etc., caeríamos en el ridículo y mereceríamos en justicia ese nombre de soñadores sin sentido práctico que tantas veces se nos adjudica. El deber de nuestra generación es descubrir y acarrear los materiales constructivos necesarios para levantar el nuevo edificio; el deber de la generación venidera será construirlos, y estamos seguros de que para esa obra no faltarán arquitectos.

Nosotros no somos comunistas de esos que pretenden arreglarlo todo con el amor. No derramamos lágrimas amargas a la luz de la luna plañendo la miseria de los hombres, para extasiarnos luego ante la idea de un dorado mañana. Sabemos que los tiempos en que vivimos son serios, que reclaman los mayores esfuerzos de cada hombre y que esos vahídos de amor no son más que una especie de desfallecimiento espiritual que incapacita para la acción a quien sucumbe a ellos.

Nosotros no somos de esos comunistas que andan por ahí predicando la paz eterna, mientras sus enemigos se pertrechan en todas partes para la lucha. Sabemos muy bien que, en ningún país, exceptuando quizá a Inglaterra y a los estados libres de Norteamérica, podremos entrar en un mundo mejor sin antes haber conquistado por la fuerza los derechos políticos. No importa que haya gentes a quienes esto sirva de fundamento de acusación para tacharnos a gritos de revolucionarios: todo eso nos tiene sin cuidado. Nosotros, por lo menos, no queremos poner una venda sobre los ojos del pueblo, sino decirle la verdad, hacer que se fije en la tormenta que se avecina para que pueda tomar posiciones ante ella. Nosotros no somos ningunos conspiradores de esos que pretenden hacer estallar una revolución o asesinar a un príncipe un día determinado, pero no somos tampoco mansas ovejas que cargan con la cruz sin rechistar. Salemos muy bien que en el continente es inevitable la lucha entre los elementos aristocráticos y democráticos, y nuestros enemigos lo saben también y se aprestan a esta lucha; es, pues, deber de todo hombre prepararse para esa lucha, para que el enemigo no nos ataque por sorpresa y nos aniquile. Nos espera todavía la última y definitiva batalla, una ruda batalla, y en tanto que nuestro partido no salga triunfante de ella no habrá llegado el momento de deponer, esperamos que, para siempre, las armas.

Nosotros no somos de esos comunistas que creen que, una vez dada victoriosamente la batalla, podrá implantarse el comunismo como por encanto. Sabemos que la humanidad no avanza a saltos, sino paso a paso. No puede pasarse en una noche de un régimen inarmónico a un régimen de armonía: para ello será necesario un período de transición, que podrá durar más o menos según las circunstancias. La propiedad privada sólo puede transformarse gradualmente en propiedad social.

Nosotros no somos de esos comunistas que destruyen la libertad personal y pretenden convertir el mundo en un inmenso cuartel o en una inmensa fábrica. Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan muy cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía: a nosotros no se nos ha pasado jamás por las mientes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad. Tenemos la convicción, y procuraremos demostrarlo en los siguientes números, de, que en ninguna sociedad tienen las personas más libertad que en la basada sobre un régimen de comunidad…

Así, pues, proletarios de todos los países, unámonos; públicamente, allí donde la ley lo permita, pues nuestros actos no tienen por qué rehuir la luz del día, y secretamente donde el despotismo de los tiranos no consienta otra cosa. Leyes que prohíben a los hombres asociarse para debatir los problemas de la época y defender sus derechos, no son leyes, sino actos de fuerza de la tiranía, y quien los acate y respete obra cobarde y deshonrosamente; más quien los desprecie y los infrinja procede virilmente y con honor."

Habrá que reiterarlo y grabarlo en los más recónditos espacios de las mentes, corazones y voluntades:

¡A nosotros no se nos ha pasado jamás por las mientes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad!



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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

 jbiardeau@gmail.com      @jbiardeau

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