Los medios de Comunicación
a nivel internacional y el Departamento de Estado del gobierno de Estados
Unidos quieren engañar a los pueblos del mundo con la noticia de que
“las tropas de EEUU se retiran de Irak”, luego de haber asesinado
más de un millón de civiles y desplazar dos millones de iraquíes,
destruir casi el ochenta por ciento de infraestructura de todo el país,
detener la producción económica basada en la extracción de petróleo,
dividir a la población y cometer atrocidades de barbarie contra los
ciudadanos detenidos: actos cometidos en complicidad con trasnacionales
y países miembros de la OTAN.
La información falsa
difundida por los medios de comunicación sobre la salida de EEUU de
Irak, es una fachada del Pentágono y del gobierno de Barack Obama para
poner en ejecución la segunda parte del plan “Nuevo Amanecer”,
que consiste en reemplazar a un grupo de sus soldados, que tienen varios
años en ese país, por blackwater o agentes de seguridad estadounidenses,
cuyo objetivo (según La Casa Blanca) es “participar
en tareas de estabilidad, asesoramiento, formación y apoyo a las fuerzas
de seguridad iraquíes”. A esta información se le cuela que un
número de cincuenta mil soldados permanecerán para custodiar y entrenar
las tropas militares iraquíes, así como arsenal bélico para combatir
a los “grupos irregulares” apostados en todo el país.
Esto quiere decir, que
las tropas de Estados Unidos no se van, sino que se quedan, hasta cumplir
sus objetivos de establecer un dominio sobre la política y la economía
del país, que no ha logrado durante estos siete años de invasión.
Esta gran mentira de los voceros del Departamento de Estado y la cúpula militar del Pentágono, nos hace recordar aquella campaña mediática a nivel internacional sobre la necesidad de atacar a Irak, destruir las plantas nucleares y de esta manera acabar con los peligros del Medio Oriente y del apoyo al terrorismo internacional. Con esta mentira transformada en pretexto, el 20 de marzo de 2003, sin el aval expreso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el entonces presidente de los Estados Unidos George W. Bush, ordenó a sus tropas militares invadir y bombardear al pueblo de Irak.
Esta misma mentira, sirvió para que la ONU a través de una resolución diera a los Estados Unidos y Gran Bretaña el poder de aplicar sanciones económicas a Irak, permitiendo a los países aliados explotar los recursos del petróleo como pago por reconstruir el país destruido durante y después de la guerra. Asimismo, la resolución les permitió nombrar por sí mismos a un gobierno provisional.
A través de esta mentira, establecieron bases militares en puntos estratégicos de Irak, ocuparon los palacios de Bagdad como enclave para establecer una zona de operaciones seguras que albergara en su interior numerosas oficinas administrativas. “El Palacio de la República pasó a convertirse en la más grande embajada de los Estados Unidos en todo el mundo. La Zona también cuenta con su propia estación de radio, canchas deportivas, piscinas, bares y restaurantes, un suministro permanente de energía eléctrica y agua potable, a pesar de que los habitantes de Bagdad deben sufrir constantes cortes de estos servicios esenciales.”
Esta gran mentira de
invasión, legitimada por la Resolución
1483, aprobada el 22 de mayo de 2003 por el Consejo de Seguridad
de la ONU, otorgaba a EE.UU libertad para el saqueo de las riquezas
de Irak, entre otras cosas: establecía el mantenimiento del pago de
la "deuda de guerra" -de unos 31 mil millones de dólares-
al que se condenó a Irak en el marco de las sanciones impuestas tras
la Guerra del Golfo de 1991 y, para ello, se destinaría un 5% de los
ingresos totales de la comercialización del crudo en el mercado internacional.
De igual manera establecía una prolongación de seis meses del programa
"petróleo por alimentos", y obligaba al secretario de NNUU,
Kofi Annan, a transferir inmediatamente mil millones de dólares
a un fondo controlado por la Administración militar estadounidense.
Con ello, el Consejo de Seguridad daba respuesta a la exigencia de EEUU
de librar parte de los fondos de dicho programa para la reconstrucción
del país y ponerlos bajo la administración de su Oficina para la –supuesta-
Asistencia y la Reconstrucción de Irak.
Esta gran mentira que
al principio se llamó Operación Libertad Iraquí
y ahora Nuevo Amanecer, tiene sus planes a largo plazo, y es
la de poner en marcha la operación más grande militar y tecnológica
jamás vista, contra Irán y posiblemente contra Siria, para “doblegar
sus voluntades” y someterlos a las apetencias del gobierno de los
Estados Unidos y sus aliados.
Estados Unidos no abandona
Irak, el pueblo no puede sacar de sus cabezas las vivencias aterradoras
de sus soldados y aliados. La gente no olvida que antes de la ocupación,
no existía ambigüedad en lo social y económico. Hoy, la vulnerabilidad
política interna, la violencia sangrienta que desarrolla en todo el
país Al – Qaeda, la inseguridad, las ambiciones vecinas de los recursos
hídricos y de hidrocarburos, han sumido a Irak en una crisis humanitaria
que tardará décadas para su recuperación.
Mientras tanto el Departamento
de Estado, experto en fabricar campañas mediáticas de desinformación,
sigue mintiendo, repitiendo por sus cadenas de prensa, radio y televisión,
la gran mentira, poniendo en riesgo para las futuras generaciones, la
historia misma.