Curiosa es la moraleja de esta fábula de los hermanos Grimm. En estos tiempos, en los que la lógica mediática ha dado “forma” a una sociedad atragantada de rayos catódicos, plasmas, leds, pantallas planas y letrillas virtuales, vemos como la televisión sigue siendo la plataforma para el posicionamiento ideológico de los actores políticos. Se sube el telón, aparece un adeco o copeyano cualquiera haciendo negocios fraudulentos en la cuarta república; se baja y vuelve a subir, aparece el mismo adeco o copeyano estrechando la mano al dueño de un medio de comunicación privado, frente a las cámaras en horario estelar y con fondo musical que genera ansiedad y expectativas a los televidentes ¿Cómo se llama la obra? La respuesta es clara: “líder” de la oposición venezolana.
Este hecho, el cual puede ser traducido como normal y propio de la novela de Jerzy Kosinski titulada “Desde el Jardín”; no es más sino la estrategia usada por la mesa de la “unidad” para tratar de concretar sus objetivos políticos; sin embargo, lo que no sospechan, no quieren oír o ver estos obcecados puntofijistas, es el abismo que los espera este 26-S. Candidatos mediáticos, ustedes no son nada ni nadie sin Globovisión; peor aún, han fomentado en sus jóvenes disociados a hacer y “entender” la política desde el silbido aturdidor de la flautita desafinada de Leopoldo Castillo y sus secuaces. Nada bueno les depara el destino. Ya saben ustedes hacia dónde los conduce el flautista, están claros que detrás vendrá además su vetusta “maquinaria” cargada de propaganda y candidatos que sólo llegaron a existir en el breve instante de un caprichoso espacio televisivo.
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