Filosofía, Política i Ética

La Hojilla, Rodrigo Cabezas i una televisora escu;alida i antiética

“La ética política tiene dos objetos

 principales : la cultura de la naturaleza

 inteligente, la institución del pueblo”.

 Diderot

 Creo desde hace años, cuando luché por una cátedra de Ética en Medicina, i cuando hice estudios de filosofía que, en todas las carreras universitarias debería enseñarse esta disciplina filosófica, especialmente después de Kant, cuando la expuso como la concebía en la Crítica de la Razón Práctica, i antes en la  Metafísica de las Costumbres; pero que siglos después, más desarrollado el conocimiento, ha tenido un perfeccionamiento que nos lleva a tres concepciones distintas que deben separarse según algunos pensadores: (1)la moral, (2) la ciencia de hecho respecto a la conducta de los hombres, i (3) la ciencia que toma por objeto los juicios de apreciación. Todo es válido i no es el momento de dar una clase al respecto; pero que se sepa sí, de qué estamos tratando. Los filósofos alemanes, después de Kant, tienden a separar la ética i la moral (que obviamente no es lo mismo) i poner a la ética como ciencia o disciplina filosófica, por encima de la moral, diciendo con Schiller que como moral se dirige al individuo i exige a la personalidad; i como ética, esta se supone para una sociedad de seres morales. Entonces la moral designa el dominio de lo subjetivo; la ética, el reino de la moralidad. Para lo moral así de simple, nos bastan normas como la urbanidad de Carreño; para lo colectivo, para la política, para la ciencia, la literatura, el arte, etc., necesitamos de la ética i la firme disposición de la conciencia. Perdonen esta introducción o prolegómeno breve los lectores, pero cuesta olvidarse de filosofar, cuando la filosofía es parte de la vida, a la vez que agradecer tomar nociones de los que mucha gente, entre ellas los periodistas de nuevo cuño, no quieren aprender.

 Se ha calumniado, ofendido, mancillado o simplemente, agredido, la figura o la personalidad de una figura respetable, culta i honesta, de un político venezolano que a mi juicio merece todo el respeto i consideraciones del mundo. Le conozco desde hace años; le he visto como el único político que, hasta en otros tiempos que no eran de revolución, concurría todos los años a entregar cuenta de sus distintos desempeños en la vida pública como funcionario del Estado; le he visto igual en la Universidad del Zulia i le he seguido de cerca en los tiempos de la revolución bolivariana. Pocos pueden situarse a su lado, como hombre público o político, universitario, honesto i culto. Cuando fue candidato a Gobernador, junto con el amigo Dr. Humberto Bracho Vale, un venezolano integral lamentablemente fallecido, en el programa CON-TACTO del excelente Comunicador Social Enrique Rodríguez Mota, tuve el honor de hacer su presentación, lo que no haría con cualquiera. Rodrigo Cabezas, además, ha tenido una magnífica tarea como Diputado, miembro presidente de la Comisión de Finanzas, Ministro de Finanzas i actualmente Presidente del Parlatino, donde todo el pueblo venezolano ha podido ver su idoneidad, sus condiciones de Economista, profesor universitario i revolucionario empeñado en transferirle el poder al pueblo. ¿I cuál ha sido la causa de una repentina, ridícula i mal intencionada agresión a su dignidad de persona respetable i profesional de elevados quilates? Sencillamente una foto que uno de los periodistas encargados de difamar gratuitamente, un tal Kiko –mal periodista i pésimo dibujante i creador cuando hacía caricaturas− junto con una amargada damita más urticariante que la pringamoza –Carla Anngola− i uno tan gris i “carreñoso” que ni merece nombrarlo, dice que esa foto, claramente manipulada, amañada i hecho el truco por un bruto, “es un hecho noticioso” i que todos los preceptos morales i éticos se justifica pisotearlos, porque la foto salió a la calle i ellos solamente la recogieron i mostraron. El joven Amorín, en el programa LA HOJILLA, con el Código Ético o Moral de la profesión, les dio una lección magistral que, si tienen conciencia, dignidad i un poco de autoestima, debió hacerlos ver interiormente como unos periodistas miserables o deplorables.

 La foto, a simple vista por televisión (como personalmente la observé con ojos de artista) es un montaje burdo. Las espaldas no están recostada al mismo sofá, i un cuerpo (no por el ángulo) sino por la posición de frente, no guarda proporciones. Lo mismo una sombra negra atrás, además del dato técnico de los pixels. Empero mi apreciación no cuenta; un gran fotógrafo profesional como Grasso, ya diagnosticó el fraude, i ellos mismo lo han debido notar, pero la intención de hacer el mal, es tentación para los mediocres i calumniadores.

  La defensa, respuestas i derecho a réplica solicitada por Rodrigo, resultó como lo dijo Mario Silva, una clase magistral de dignidad, i yo agrego, de ética. Incluso les puso ejemplos que no supieron cómo responder o explicar. ¿Qué pasaría –digo yo− si circula una foto de Carla Angola en una acera cerca de la entrada a un Casino ilegal, un prostíbulo, o en una plaza, de manos cogidas, con un extraño a su novio o esposo? ¿Sería simplemente un hecho noticioso que darían a conocer en el programa o por Internet?

 Sin embargo, como ya son más de tres o cuatro los artículos en los cuales, un profesor de ética, defiende al programa LA HOJILLA, porque lo considero de las mejores defensas que se le hacen al proceso revolucionario i veo allí a hombres i mujeres extraordinarios como Carlos Escarrá, Eva Golinger o el Padre Rojas i muchos otros razonando debidamente i exponiendo verdades irrefutables ¡Ningún intento de imitar o emular a ese programa tiene éxito o prospera! La mediocre, bruta i desquiciada oposición o dinosaurios como Petkoff, Omar Barboza o el logofreno de Ismael García, se empeñan en descalificar a Mario porque dice groserías, o “malas palabras” que los educados i buenecitos de la oligarquía nunca dicen. Esta una de las más perversas ridiculeces de esta gente que se creen clase aparte. Estimo que desde el Papa i los cardenales del Vaticano hacia abajo, todos se saben las mismas palabras que condenan i además las usan todos los días. Pendejo no se podía decir en TV, hasta que lo dijo Uslar Pietri. Debo aclarar que ningún libro de ética ni de urbanidad en el mundo, se atrevería a hacer lista de malas palabras, porque se pasaría de lo ridículo a la estupidez. Culo en España, es normal decirlo; en un artículo referí cómo el guardián de un garaje en Madrid, guiando el acomodo del Mercedes Benz a la esposa del Cónsul, le decía: −−Señora, tire hacia acá ese culo….bien ya acomodó el culito. En cambio la palabra “nalgas” es una insolencia. Para nosotros, la palabra lechoza, es nombre de una fruta; a mi colega que llamábamos el Perico Perozo, una señora en el mercado de México lo insultó i estuvo a punto de llamar un policía, porque le preguntó: ¿Cuánto vale esa lechoza? I la palabra para la señora se refería a sus genitales. En Maracaibo circulaba un chiste del Padre  Olegario Villalobos (un sacerdote honorable de verdad, con tanta labor social como la de Monseñor Ocando Yamarte; pero a Villalobos nunca lo dejaron llegar a Obispo) quien observaba a un motociclista frente a la Catedral, con un repertorio de insolencias pedaleando la moto i esta no encendía. El padre Olegario se le acercó i le dijo: −Hijo, no digas tantas insolencias que ofendes a Dios…di simplemente ¡en el nombre de Dios! I pedaleas. El motociclista obedeció i ¡frumm! El motor arrancó. Olegario sorprendido dijo: ¡Coooño! Si no lo veo, no lo creo. Pues como siempre aclara Mario Silva, eso de que las palabras obscenas ofenden, es pacotilla de fingida decencia (las palabras son mías), en cambio lo que ofende, lo que es insolente, lo que es inmoral i anti éticos, son los hechos deplorables, inmorales, corruptos, falsos, mentirosos, despreciables. Ofende comprobar una mentira; ofende una violación, ofende un robo descarado, ofende la especulación, ofende la pedofilia, ofende esconder o tapar un delito, ofende ver a una rectora convalidando una marcha ilegal o sin justificación, ofende dar cifras falsas en la AN,  ofende fingir una huelga de hambre, ofende esconder alimentos automóviles i muchas mercancías, para crear inflación, ofende el robar, ofende el alcoholismo i las borracheras ofende…en fin, la lista sería casi interminable, mientras las malas palabras o las “palabrotas” son pocas i relativas en su sentido i significado, aunque pueden ir unidas a hechos i entonces es distinto, como cuando Lusinchi, todo un presidente, metiendo el dedo casi en la cara del periodista, le gritó con su boquita en trompita: ¡Usted no me jode a mí! Ese fue un verbo elegante i consagrado para la oposición. Incluso en la literatura, las palabras gruesas se usan; lean a Quevedo, a Apollinaire, a Camilo José Cela (especialmente el poema a las donaciones de órganos), lean a García Márquez (¿Recuerdan cómo termina El General no tiene quien le escriba?), lean a Henry Miller, etc., etc, o a Denzil Romero en Caracas o Rutilio Ríos en Maracaibo, i verán que la “malas palabras” no empañan la creatividad. Rosenblat escribió sobre buenas i malas palabras. A mí particularmente nunca he experimentado que una palabrota me haga daño, en cambio me hizo daño un hecho: un juez me envió a la cárcel por una “buena” palabra mal interpretada o sazonada con dinero. Un hecho vil, igual al hecho de un abogado de poner calumnias  contra su padre, en boca de niños inocentes.  

 Considero que LA HOJILLA, a mi discreto juicio, uno de los mejores programas de la televisión, en defensa del socialismo, la revolución, la soberanía de un pueblo i la presidencia del Comandante Hugo Chávez Frías. Cuando no  alcanzo a verla en su horario normal, a veces hasta me desvelo para ver el programa en la madrugada, así como me alegra la colaboración parece que permanente, de un joven inteligente i revolucionario valiente como Jorge Amorín, a quien me hubiese gustado ver en la AN junto a Robert Serra, líderes del mañana promisor de la patria. I a mi amigo Rodrigo Cabezas, todo mi respaldo ético, moral, profesional i ciudadano. Estamos en la lucha i

¡Venceremos! 

robertojjm@hotmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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