Que cosas, aunque parezca mentira, los medios de comunicación privados, tratando de aparentar imparcialidad al hacer un trabajo investigativo, caen en sus propias trampas enmascaradas, esto se puede corroborar leyendo detenidamente la edición del diario El Carabobeño de fecha domingo 26 de junio, página 4 del encartado Lectura Dominical, atribuida a Edny González Petit, donde hacen reseña, como parte del contenido de un trabajo titulado “Las drogas también asisten a clases” en el que reflejan un estudio aparentemente realizado por la Cátedra Libre Antidroga, a 5 mil alumnos de la Gran Caracas.
En esta reseña periodística, sin mencionar que en las aulas y demás instituciones privadas igualmente lo padecen, además lo que no escapa de una impuesta realidad, en cuanto a la innegable penetración de la droga en nuestras escuelas, incluidas las de primer nivel, donde ya se vienen contaminado niños desde 9 años; el diario, quizás sin percatarse pero si creíble a todas luces, deja ver que los muchachos que entraron en el consumo de las drogas ilícitas como la marihuana o la cocaína y sus perversos derivados, en un porcentaje del 92, después que tuvieron contacto con las “drogas legales” como alcohol en un 87 %, cigarro 82 % y chimó 14, mientras que solo un 8 por ciento, no habría consumido alcohol.
Dónde está la trampa del trabajo periodístico? En que no se profundiza sobre las causas reales del problema, por el contrario, se empeña, y lo logra, en mostrar las consecuencias de una realidad que cualquiera pudiera conocer sin mucho esfuerzo o investigación socio-científica. No se dice en El Carabobeño que este problema de la droga es parte de un negocio mercantil, que como todo acto de comercio, requiere de vendedor y por supuesto compradores, para genera a los primeros, la inequívoca ganancia que procura toda empresa con fines de lucro. De igual manera esconde este diario, que cuales comerciantes, los vendedores de drogas también están y se mueven con el interés de garantizarse clientes permanentes, a los cuales, no escapan los niños, niñas y adolescentes, llegando para ello a invertir en una publicidad que crea y estimula la necesidad ficticia para convertirla en dependencia, tal como lo hacen con los refrescos y demás bebidas gaseosas, las comidas chatarras o rápidas, las modas sin escrúpulos, los piercings y/o tatuajes, cuando, sin escatimar recursos de ningún tipo, se plantea facilitar o acondicionar los escenarios por donde se mueven los potenciales clientes o consumidores.
El otro elemento que omite el medio de comunicación, a lo cual pienso es con toda la intención solidaria de comerciantes afiliados al sistema capitalista que impera en sus mentes del ganar ganar, , está relacionado con el papel principalísimo que juegan en el negocio de las drogas ilegales para estimular a los consumidores hacia las drogas, tales como las hipócritas empresas fabricantes de cigarrillo, tabaco, chimó y licor, sea esta ron, anís, chimeneao, vodka, whisky y por excelencia, la inconfundible y al alcance de todos, la cerveza, las cuales, sin ningún tapujo, se encuentran y se potencian en todas partes, cerca o dentro la escuela, en la casa, en las vallas, en la playa, en la iglesia, en las fiestas, en las familias sin distinción de clases, en las instituciones públicas y privadas sin importarles las consecuencias sociales o humanas.
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