“Nadie ha muerto asfixiado por tragarse su orgullo”. Anónimo.
Este 26 de mayo de 2013, en la página 2 de Últimas Noticias, el señor Omar Pérez –quien funge como Defensor del Lector en ese diario- ha pretendido realizar una contrarréplica a nuestro justo reclamo de hace unas jornadas. Para refrescar la memoria, traeremos a colación que el domingo 18 de este mes, en su columna semanal, el señor Pérez reseñó una inquietud de un lector del rotativo en relación con el mamotreto lingüístico “aperturar”. El ¿defensor? -ni corto ni perezoso- se atrevió a hacer apología del innecesario vocablo y afirmó que la Real Academia Española (RAE) lo había aceptado como apropiado (¡!). Además, se dedicó a tergiversar las impresiones del maestro Alexis Márquez Rodríguez al respecto.
No contento con lo pretérito, Omar Pérez afirma en su más reciente escrito titulado en italiano “Una vocce [sic] poco fa” (Una vocecita hace poco) [*]: “(…) un distinguido lector (…) ha puesto el grito en el cielo y enviado un mensaje a diferentes instancias pidiendo punto menos que mi ejecución en la hoguera [¡!] por lo que considera una metida de pata o ‘voltereta lingüística’ imperdonable (….)”. Sin duda, como recurso desesperado y delirante, Omar Pérez echa mano de la “victimización” literaria para intentar ganar la compresión y condescendencia de sus seguidores, y nos condena “a priori” por una observación que hicimos en buena lid. Nos es que consideremos que usted cometió un “gaffe”, Pérez: efectivamente, usted metió la plenitud de sus extremidades en una materia muy seria y emitió opinión sin antes investigar. Craso yerro para alguien de su edad y “experiencia”. ¿O no? Ah, y lo de la “voltereta lingüística” está relacionado con el adefesio “aperturar” y no con su objetable proceder en este contexto.
Más adelante, el ¿defensor? se refiere a nosotros e intenta camuflar su “orgullo herido” con una seguidilla de sintagmas burlescos: “(…) Pero no satisfecho, [Adán González Liendo] me llama irresponsable y solicita, severo e iracundo, [que] me disculpe con el amigo Álvaro Salazar y con todos los lectores de ÚN por el comentario que escribí sobre su discusión con la funcionaria [sic] de un banco (…)”. Creemos que muy iracundo se habrá puesto Omar Pérez al constatar que nuestro ensayo, sobre su insólito error, fue desplegado en una página de internet como Aporrea, la cual provoca comezón a más de un periodista de la prensa privada. ¿Cierto, Pérez? Si uno consuma un grave desliz, lo más razonable es asumir el traspié y ofrecer excusas. ¡Es de caballeros! Por el contrario, usted se esconde en una parafernalia narrativa, rocambolesca y soslaya la nuez de la diatriba. Lo escribimos antes y lo reiteramos ahora: ¡Omar Pérez, usted es un irresponsable!
Ya que –por lo visto- el ¿defensor? no comprendió el motivo de nuestro texto inicial y desperdició una oportunidad única para ser humilde y consecuente con su posición en Últimas Noticias, nosotros pondremos varios puntos sobre las “íes”:
1- Usted, Omar Pérez, aseguró que “aperturar” había sido admitido por el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) y, en consecuencia, por la RAE: “(…) Para desconsuelo de mi amigo, el Drae [Diccionario de la Real Academia Española] ha aceptado esa palabra [¡!]”. ¡Mentira! Ni en las ediciones impresas del DRAE -y menos en su portal virtual- está registrado el vocablo de marras. C’est-à-dire, usted brindó información FALSA a los lectores y sin la debida verificación previa. En vez de aceptar con decoro su falta, se esfuerza en desviar la atención del tema y deja muy mal parada su reputación como Defensor del Lector de uno de los periódicos más notables del país.
2- Sólo en el Diccionario Panhispánico de Dudas (RAE), se apunta “aperturar” arguyendo que no es correcto en español y por lo tanto debe evitarse su utilización. ¿Se entiende, monsieur Pérez?
3- Según usted, el maestro Alexis Márquez Rodríguez afirma que, en el caso de “aperturar”: “(…) Se trata de un verbo de chiva, bigote y bastón [¿?] (…)”. ¡Falso! Márquez Rodríguez sí platica en esos términos… ¡pero del sustantivo “apertura”! Comenta el profesor que, antes de “apertura”, la palabra de rigor en nuestro idioma era “abertura”. Omar Pérez desvirtúa las declaraciones de Márquez Rodríguez y confunde un sustantivo con un verbo. ¡Tremendo papelón!
4- Lo sostiene la RAE y la mayoría de la comunidad de habla castellana: el sustantivo “apertura” tiene un verbo claro y definido, que es “abrir”. Por lo tanto, es un burdo ejercicio de esnobismo lingüístico el intentar “patentar” palabras alternas y reñidas con la estética de la lengua. Recalcamos: la banca sabrá mucho de números, pero poco de gramática.
5- Con ¿defensores? como usted, señor Pérez, ¡no hace falta enemigos! No publica ni una línea de nuestros pertinentes comentarios, pero sí da rienda suelta a su histrionismo de folletín. ¡Así, cualquiera! ¿Quién nos defiende del Defensor, directivos de Últimas Noticias?
Para concluir, retomaremos un chiste ya divulgado en uno de nuestros ensayos acerca del “affaire” que nos ocupa hoy. Un señor muy humilde arribó –alguna vez- a una sucursal bancaria: -¡Buenos días, señorita! Deseo abrir una cuenta, por favor. -¿Quiere APERTURAR una cuenta, señor? –Señorita, yo deseo ABRIR una cuenta… ¡pero usted necesita ABRIR un diccionario!
Abra el “mataburros” de vez en cuando, señor Omar Pérez, ¡eso no duele! ¡Jajaja!
[*] El título “Una voce poco fa” (Una vocecita hace poco) hace alusión automática al Primer Acto de la ópera bufa de “El Barbero de Sevilla” (1816), de Gioachino Rossini y Cesare Sterbini, que está inspirada en la comedia homónima del dramaturgo galo Pierre-Augustin de Beaumarchais. La obra recrea la lucha entre el Conde de Almaviva y el doctor Bartolo, por el amor de una mujer llamada Rosina. Almaviva, para no ser descubierto por su competidor, toma el nombre de Lindoro y se hace pasar por un soldado borracho. En la Segunda Escena del Primer Acto, Rosina lee la carta que le envía Lindoro (quien en realidad es el Conde de Almaviva) y canta de alegría por amor a él. ¿Será que Omar Pérez se creyó Rosina y “cantó” –al leer nuestra misiva electrónica- pero de la rabieta? ¡Jajaja! Lo cierto es que el ¿defensor? volvió a “poner la torta”… ¡mas en italiano!: la entrada “voce” (voz) es con una sola “c” y no con dos, “vocce”, como la transcribió usted el domingo. Cuando se va a presumir del dominio de otras lenguas, al menos debe hacerse bien. ¿Entendido, Pérez? Au revoir!