Por qué el Ministerio de la Cultura aborrece a la emisora Alba Ciudad

Ninguno de los trabajadores en la foto está relacionado con la elaboración de este artículo.

El pasado domingo culminó en el Teatro Teresa Carreño el evento Venezuela Disco 2013, una feria muy bien organizada por el Centro Nacional del Disco, Cendis, dándole protagonismo a los artistas y músicos nacionales de todos los géneros: casi cincuenta conciertos gratuitos de música tradicional, joropo, salsa y ritmos latinos, reggae, jazz, rock y muchos otros provenientes de todos los rincones del país -la gran mayoría de ellos excluidos por la industria del entretenimiento y las radios comerciales- se dieron cita en este importantísimo evento, que ojalá se repitiera con más frecuencia y en más lugares del país.

Alba Ciudad 96.3 FM, emisora del Ministerio del Poder Popular para la Cultura con cobertura en la ciudad de Caracas, se echó a los hombros la tarea de transmitir en vivo y directo más de 30 de los 50 conciertos, con una muy buena calidad de audio. Y grabó casi todos, con el fin de ponerlos a disposición del público en su página web en los próximos días, y de retransmitirlos durante el mes de diciembre. Igualmente, hicimos una cobertura fotográfica del evento (ver martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo), se realizaron decenas de entrevistas en vivo, y subimos a Youtube la mayor parte de  los videos de la excelente transmisión que hizo la televisora venezolana social, TVES.

Esto puede parecer algo normal para quienes nos leen, pero tenemos que aclarar las características de Alba Ciudad. No es una radio con una gran cantidad de personal, como sí lo son YVKE Mundial o RNV. Cuenta con 25 trabajadores, cifra que incluye los operadores que la mantienen al aire 24 horas al día, los 365 días del año; además de un departamento de prensa, uno de producción, una pequeña página web, un departamento técnico y un pujante proyecto comunal (Marcando Zona).

Por otro lado, la emisora no tiene equipos de transmisión portátiles, unidades móviles o medios de transporte propios, y su transmisor está al final de su ciclo de vida útil. A pesar de ello, Alba Ciudad realizó de forma muy eficiente la transmisión de estos conciertos, tal y como lo hizo en 2012, cuando se realizó la primera edición de esta feria de la música.

Transmitir, sin embargo, no fue fácil.  Este fue el equipo que usamos para transmitir y grabar los conciertos de Venezuela Disco, usando 100% software libre. Buena parte de los equipos que ve no son de la emisora, sino que son equipos personales prestados por sus trabajadores.
 


La interfaz pequeña a la izquierda es una Behringer Xenyx 302 USB, personal y mía, que me costó hace 2 años unos Bs. 800; esa la usamos como interfaz de entrada para poder transmitir usando el software libre IDJC; dicho sea de paso, el aumento de precio especulativo que ha tenido en los últimos meses me hará imposible reponerla si se daña o se pierde, pues hoy la venden a Bs. 4.500.  La otra interfaz abajo a la izquierda, una Peavey PV6, tampoco es de la emisora; es prestada y la usamos como entrada del audio de los conciertos, para poder grabarlos de forma independiente. Costaba Bs. 2 mil hace dos años, pero en la actualidad la venden a Bs. 8 mil.

El servidor de streaming que usamos tampoco es propio. En este caso usamos el servidor de Solve (Software Libre de Venezuela, una asociación civil que suministra gratuitamente servidores de streaming a emisoras comunitarias y alternativas...  ver www.solve.web.ve), y le agradecemos enormemente a ellos y a Augusto Dávila el proveernos con esta alternativa.

Además, tuvimos que tender dos cables de audio hacia las dos tarimas (uno de 120 metros y otro de 80 metros; los rollos de cable de audio que teníamos apenas alcanzaron, pero tuvimos que empatar varios cables) y otro de red de 50 metros para poder tener la conectividad necesaria para transmitir. Los tendimos nosotros mismos, echándole un camión ingresando a los lugares más recónditos del Teatro Teresa Carreño.

Las tres cámaras fotográficas que usamos también son de tres de nuestros trabajadores, habiéndose publicado en www.albaciudad.org más de 440 fotografías de casi todos los conciertos durante los seis días de eventos. En la cuenta de Twitter @albaciudad, que es la cuenta de entes de la Cultura con más seguidores (unos 48 mil: somos además la décima emisora en Venezuela con más seguidores en Twitter),  publicamos las fotos en tiempo casi real. Además, tuvimos que usar radios y otros equipos prestados y adquirir baterías y otros implementos de nuestro propio bolsillo, pues por algún problema administrativo que escapa de nuestro conocimiento y comprensión, desde hace varios meses la Fábrica de Medios a la que pertenece Alba Ciudad no tiene caja chica. O al menos eso se nos dice.

Los Golperos de El Tocuyo en Venezuela Disco 2013.

Sólo teníamos un celular corporativo para usarse por todos los periodistas y técnicos, necesario para coordinar las transmisiones. Era un Movilnet de red GSM, algo casi imposible de utilizar debido a los constantes mensajes "Error de conexión" o caídas de llamadas. Igualmente, un sólo celular para un equipo de prensa, técnico y de producción era más que insuficiente. Tuvimos que usar nuestros celulares personales y quedarnos sin saldo en varios de ellos.

Desde hace tres años estamos pidiendo que el Ministerio compre estos equipos para no tener que usar los nuestros, y nada. No nos hacen caso. Cada año hay una excusa distinta. El año pasado, en la primera Feria, nos tocó pagar de nuestro bolsillo el transporte en varios días; este año se pudo solventar este problema y el ministerio sí nos suministró la transportación, cosa que agradecemos infinitamente. Pero los otros problemas técnicos continúan allí.

A diferencia de otros medios de comunicación, Alba Ciudad no tiene un gran equipo de trabajadores para realizar transmisiones en vivo, dividido en varios turnos. El equipo técnico que echó adelante la transmisión sólo consta de dos personas, que fueron apoyados por comunicadores sociales y personas de otras profesiones no técnicas, que colaboran voluntariamente y le echan pichón junto a ellos, tendiendo cables y cargando muebles. A pesar de esto, tuvieron que realizar jornadas de más de 12 horas diarias, jornadas que realizaron sin embargo con el orgullo y la motivación de estar apoyando a talentos nacionales en una batalla de resistencia cultural que lleva adelante el gobierno bolivariano, enfrentándose a las grandes empresas de la música y el entretenimiento que nos hacen la guerra a las y los venezolanos desde la televisión, la radio, el cine e incluso desde el mismísimo Teatro Teresa Carreño, como lo hizo la empresa Evenpro durante esos días.

Cuando uno ve a señoras de un grupo margariteño como Sol y Sereno, con más de 50 años de trayectoria artística y unos 70 años de edad, decirnos que lograron cumplir uno de sus más grandes sueños: cantar en el Teresa Carreño, créannos que eso puede aguarle el guarapo a cualquiera. Y más aún si la señora te dice: "...aunque no pude cumplir mi otro sueño, que era conocer a Chávez".

En el primer plano la Sra. Silvia Silva, del grupo margariteño Sol y Sereno, con más de 50 años de trayectoria. Hizo realidad uno de sus más grandes sueños: cantar en el Teresa Carreño. 


Ahora bien: ¿Por qué contar todo esto?

Desde dentro del Ministerio, la opinión que algunos de sus funcionarios han difundido sobre Alba Ciudad es pésima. Se dice de nosotros que somos flojos, vagos, reposeros, altaneros, rebeldes, inmanejables. Tantos son los rumores, que la única reunión que el ministro Fidel Barbarito tuvo con nosotros, realizada en el mes de junio, nos recibió con la pregunta: "¿Es verdad que ustedes cobran payola?", lo que dolió a muchos de sus trabajadores que llevan años luchando contra ese flagelo desde esta y otras instituciones.

Alba Ciudad no usa software libre porque sea gratis, sino porque podemos modificarlo y adaptarlo a nuestras necesidades, y así lo hemos hecho. Somos la única emisora del Estado con estadísticas detalladas de las canciones que colocamos al aire, y que además, tuitea cada canción que suena e incluso permite descargar las canciones nacionales, lo que permite una especie de contraloría pública que muy pocas instituciones del Estado poseen en este momento: si Alba Ciudad cobrara payola, todo el mundo se daría cuenta al ver determinadas canciones sonar a cada rato. Todo lo contrario, nuestras estadísticas indican que colocamos más de 70% de música nacional, alrededor de 35% de música tradicional venezolana y alrededor de 15 por ciento de música del Centro Nacional del Disco (Cendis).

Jamás nos hemos opuesto a discutir y modificar nuestra programación musical. A veces se nos critica porque muy de vez en cuando suena Diveana, Roberto Antonio, Jossie Esteban, Francheska o algún otro artista de géneros que algunas personas piensan que no deben sonar en Alba Ciudad. Pero con mucha más frecuencia se nos felicita. Desde aquella reunión en junio quedamos en reunirnos de nuevo para hacer esta discusión, incluso con especialistas y trabajadores de otros entes fundamentales del Ministerio de la Cultura, y la seguimos esperando.

El trabajo que realizamos en Venezuela Disco es simplemente parte de nuestra labor militante. No esperamos felicitaciones o agradecimientos de ningún tipo, pero tampoco queremos ser bombardeados por los rumores que llevan dos días circulando en el ministerio: de que, desde Recursos Humanos, se ha propuesto una reducción o eliminación de las horas extras a los "coordinadores", cuya decisión final estará en las autoridades del Ministerio. Lo de "coordinadores" es un decir, pues la Fábrica de Medios (el ente al que pertenece Alba Ciudad) es lo que a nivel legal se conoce como un "Proyecto". Todos sus trabajadores de Alba Ciudad y de la Fábrica de Medios son contratados, no cuentan con cargos fijos y los contratos de varios de ellos ni siquiera describen sus actividades, funciones o "coordinaciones". Sus salarios son muy inferiores a los de trabajadores con funciones similares en otros ministerios. El entonces ministro Pedro Calzadilla había ordenado iniciar los procedimientos para darle una figura jurídica más estable y permanente a la emisora, pero los planes se paralizaron tras su partida.

No esperamos ser felicitados, pero tampoco castigados de esa manera. ¿Tan mal fue nuestro trabajo y nuestro desempeño en Venezuela Disco? ¿Podrán explicarnos con hechos el porqué de esta decisión, de llegar a confirmarse la misma? ¿Por qué discutir esto a apenas 11 días de un proceso electoral y dos semanas después de un "error" que nos restó cantidades importantes en las utilidades de los trabajadores de la Fábrica de Medios, causando un gran malestar entre ellos?

Es triste porque vemos cómo la gente de otros medios públicos tienen equipos mucho más adecuados para poder hacer bien su trabajo, y nosotros tenemos que hacer el nuestro con equipos personales, trabajando más de 12 horas seguidas por jornada en eventos como ese. Y, sin embargo, todo nos salió muy bien y transmitimos con tanta calidad como lo hacen RNV, YVKE u otros medios que cuentan con microondas o conexiones satelitales. Pero el saldo es que nos avisan que nos retirarán el pago de horas extras a partir de este mes.

Circo Vulkano en Venezuela Disco 2013

Las horas extras nuestras no son gran cosa, son una remuneración justa ante el trabajo bárbaro que hacemos cuando trabajamos en estos eventos, y una ayuda ante esta especulación tan grande que vivimos en estos momentos, dado que, como técnicos e informáticos, el tener nuestros propios equipos es una forma de ampliar nuestros conocimientos, hacer pruebas y determinar cuáles equipos sí funcionan bien bajo software libre. Reponer el disco duro con el que grabo VTV las 24 horas en mi casa desde hace más de 3 años me costaría más de Bs. 5 mil cuando finalmente se dañe. Reparar o reponer mi monitor, que lleva meses fallando, me costaría más de Bs. 6 mil. Y son solo dos ejemplos puntuales.

Por otro lado, Alba Ciudad sufre de una gran cantidad de problemas técnicos que requieren solventarse urgentemente. Su transmisor está al final de su ciclo de vida. La emisora no está preparada para enfrentar fallas de energía eléctrica, y una de las soluciones propuestas, bastante económica -conectar la red eléctrica de la emisora a un UPS del Ministerio- no se ha podido ejecutar porque -se nos dice- no hay dinero para comprar el cableado y piezas necesarias. El cuarto donde se encuentran los equipos de enlace tampoco ha podido ser conectado a un ducto de aire acondicionado que mejore su temperatura y alargue la vida útil de los equipos, por la misma razón. Equipos solicitados el año pasado tampoco fueron adquiridos, desconocemos las razones. Y como estos, hay otros numerosos problemas por solventar.

Mil disculpas anticipadas a quienes llegue a incomodar este artículo, pero es que no veo adonde más acudir. Son problemas que se acumulan semana tras semana, decisiones que se discuten y se toman sin consultarnos o escucharnos, y esta ha sido la única vía para comunicar estos problemas que se están acumulando día tras día.

Esperemos que esa sensación que tenemos desde hace años -de que el Ministerio del Poder Popular para la Cultura nos aborrece, nos ve como una cosa incómoda, algo de lo que quieren salir, que nos quieren desaparecer pero no saben cómo- pueda en algún momento solventarse, se puedan limar las asperezas y encontrar soluciones a estos molestísimos problemas. El Ministerio debe liderizar una batalla cultural muy desigual, en la que empresas privadas y transnacionales nos llevan la delantera. Deberíamos estar más bien creando proyectos de redes de emisoras y escuelas de comunicación en todo el país, que mantengan y fortalezcan el sentir de cada estado y región; que permita que cultores, artistas y el pueblo en general se adueñe de ellas y haya opciones ante las emisoras comerciales llenas de vallenato, bachata y reggaetón. Se deberían estar evaluando y fortaleciendo esfuerzos excelentes que nacieron en Alba Ciudad, como la escuela de comunicación popular Marcando Zona, que ha formado cientos de comunicadores en numerosas parroquias de Caracas, Miranda y Zulia, pero lamentablemente no recibe apoyo del ministerio desde hace meses.

Esto y muchos otros proyectos han nacido en Alba Ciudad,  cuya Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras sigue y seguirá trabajando duro en apoyo a este proceso revolucionario. Ojalá, lejos de estar aborreciéndonos, comencemos a trabajar juntos.



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

 lbracci@gmail.com      @lubrio

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