¿Quién Kardashian es Kim?

Muchos venezolanos y venezolanas nos quejamos hoy de banda a banda; o mejor, de bando a bando de incontables cosas que experimenta el país para bien o para mal. Incluso dentro de cada bando o banda hay sub bandos o sub bandas que se quejan de lo falsarios o falsarias que resultan sus opuestos sub bandos o sus sub bandas.

Me inclino por pensar, que es para bien, porque nos hemos hecho obligatoriamente selectivos por los grandes riesgos que hoy se corren en el mundo. Y semejantes riesgos se conforman, más que todo, por la gran violencia que cruje en mayor o menor medida sin que se le encuentre explicación no obstante que esté allí ladrándonos y anunciándonos el o los muchos rabiosos mordiscos. Sabemos que hay un loco suelto, pero que además es muy poderoso. Por tanto la sana y constructiva discusión es básica. Y además, hoy ni la retórica ni la guerra psicológica a través de los medios alcanza engatusar a un pueblo enterado y crítico como el venezolano. ¡Aleluya! La absoluta libertad de expresión hace que todo se calichee. Hasta las polémicas más encarnizadas ya lo resultan. Y cuando se calichea lo banal lo lógico es que surja lo trascendente, puesto que la sabiduría de la mayoría consciente envía las polémicas calichosas al callejón del desprestigio, y el imperio (por las que le concierne, en cuanto a su fracaso), se encrespa. Eso es lo malo. Ya el dirigente político no engaña a nadie, salvo que ese alguien se quiera dejar engañar… La mayoría del pueblo venezolano se inclina por lo razonable que es lo que siempre le conviene. Para eso hay conciencia.

Pero no hay que dejar pasar por alto y por cierto que la ITT acaba de comprar Direc tv. Y la ITT, como sabemos, tiene su historia además de que Direct tv es fuerte en Venezuela. Sería un gran cañón mediático. ¡Cuidado!
Unos se quejan pues de las cadenas televisivas oficiales, y otros nos quejamos de otras… Las oficiales se explican porque las iniciativas y ejecutorias del gobierno no aparecen en la mayoría de los medios, salvo que sean malas. Y cuando no las haya, entonces a inventarlas, pues… pero siempre malas. El twitter… (¨tuirer¨ lo llaman otros, y lo respeto) ayuda sobre manera a esa calamidad por ser fuente nada confiable de mucha información que rebotan los medios. Digo yo.

Pero hay otras cadenitas que, por más que están animadas por cuerpos esculturales, no dejan de ser cadenas. Porque es cierto: medio que usted abre no deja de sorprenderlo o sorprenderla con un cuerpo espeluznantemente escultural que salta o con alguna historia truculenta de algún miembro de la farándula nacional o internacional, incluida la política. A mi edad, y lo confieso incluso con miedo, no miro nada esquivo esas cárnicas esculturas… Ni mucho menos. (A las femeninas, aclaro). Y otra cosa a propósito: hay que precisar todo, porque nada se da por claro, o por entendido. En fin, todos estamos como en entredicho. Y eso me luce bueno. ¡Qué tiempos los que vivimos! ¿No? Eso tiene a la larga que purgar la mala actitud social. Digo yo.

Pero hay una dama joven que aparece todos los días en los medios de comunicación aquí. ¡Pero todos los días! y no crean que exagero. Se trata de una tal Kim Kardashian.

Sí, muy bien, es buena moza y de cuerpo bien delineado y aperado. Necio seria negar que su carne es de primera... En principio pensé que se trataba de una actriz… porno dejar, porque una mujer con tal look, que tanto cartel busque, pudiera obedecer quizás a que tenga poco trabajo en esa industria del cine (porno dejar) que goza hoy de excedido producto interno bruto. Pero no, la chama es una actriz gringa además de empresaria y ganareal.

Ahora, pensando en el por qué de esta desmedida publicidad personal, pienso que pudiera obedecer a que en USA la incorrección física es tan magna (pudiéndose decir, que polarizada entre obesos y anoréxicos) que un cuerpo como el de ella, que aquí en Venezuela se ve como monte, sea allá una esotérica reputación.

Por cierto: cuidemos el peso para que las formas se mantengan, y sobre todo la salud.

¿No pudiera considerarse esto entonces, como otro síntoma de la decadencia manifiesta del imperio?


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Raúl Betancourt López


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