Los medios de comunicación inoculan miedo y malicia

El neoliberalismo invirtió centenares de millones de dólares desde los años 80 con el objetivo de dominar la formación de la opinión pública. En los últimos años se ha originado una concentración de los medios de comunicación privados sin precedente en la historia. Menos de 40 personas dominan más del 80% de los medios masivos de comunicación: TV, Internet, prensa diaria, revistas, radio, editoras de libro, etc. Sumado a lo anterior, el gran capital continúa comprando casi todas las editoriales del mundo e impone su discurso ideológico, tanto en lo que se publica, como en lo que se vende, se lee y se ve.

Se va sometiendo a las poblaciones del mundo utilizando desde el uso brutal de la fuerza, como hemos presenciado a lo largo de la década de los noventa, hasta con métodos más finos, que nos convierten en ciudadanos consumidores obedientes, pero cada día más pobres espiritualmente y domesticados.

Lanzan a la juventud al consumo desenfrenado de drogas y de cualquier bien material superfluo, y al empobrecimiento total de su espiritualidad y formación cultural humanista. Estos desesperanzadores escenarios inhumanos colocan a muchas personas que desean ver concretado en un programa de acción, en un movimiento, en una asociación, en un partido o un conjunto de ellos, el camino concreto alternativo al actual estado de cosas invivibles.

Sin embargo, de otro lado, muchos hombres y mujeres comienzan a despertar de la etapa de desaliento aplastante en la que nos impusieron no pensar, y aceptar el modelo de globalización neoliberal como lo menos malo de lo posible. Ciertamente, la ideología neoliberal inmovilizó a grandes mayorías en los años noventa, con su imposición de un pensamiento único. De allí que estemos luchando hoy por una luz para remontar el túnel tenebroso en el que nos ha sumido el neoliberalismo.

Creemos que estamos en la etapa del despertar, de búsqueda, de volvernos a ilusionar; de volver a potenciar individual y colectivamente la imaginación creativa para afrontar todos los grandes retos, para preservar la naturaleza y a todos los humanos. (Mosca con los bandoleros de la política, que también son inhumanos y no les importa un carajo el pueblo, sino sus apetencias personalistas e individualistas, aunado al incontenible afán de lucro, a expensa del erario de la nación).

En los últimos años, hemos venido aceptando la materialización del capitalismo neoliberal, y participando en diversas medidas, en la postergación de los valores humanos elementales, de la espiritualidad, a una escala nunca antes vista, y aceptando pasivamente la coacción de una cultura dominante creada y propagada desde los centros del poder mundial, que niega todo pensamiento, que enajena, aliena al ciudadano común del espacio para pensar con cabeza propia, decidir, votar libremente y elegir sin manipulaciones a sus dirigentes que representen mínimamente sus intereses personales, locales, laborales, y como comunidad cultural.

El ideario del marxismo, su teoría, sus análisis filosóficos, el materialismo dialéctico e histórico, el devenir, estas acciones a desarrollar y acrecentar, ocupan en el revolucionario un lugar destacado en la tarea del desarrollo del pensamiento y de la ética, en la búsqueda de una nueva sociedad con rostro humano, que el pueblo venezolano en conclusión merece sin más preámbulos.

Más de cinco siglos de sufrimientos, calamidades y crímenes, que hemos venido arrastrando desde el año 1498, instaurados en principio por los europeos, creemos que son más que suficiente. Entender que en ese recorrido histórico, “el Estado antiguo era, ante todo, el Estado de los esclavistas para tener sometidos a los esclavos; el Estado feudal era el órgano de que se valía la nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos; y el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado”, cristalizó Federico Engels

Finalmente, debemos insistir sobre la aplastante y criminal “guerra de cuarta generación”, la cual se traduce en su definición técnica en "guerra psicológica", o "guerra sin fusiles", que es el empleo planificado de la propaganda y de la acción psicológica orientada a direccionar conductas, en la búsqueda de objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al uso de las armas. No te dejes inocular malicia y mentiras por los medios de comunicación social privados. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!

 

albertovargas30@hotmail.com



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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