A propósito de la discusión en la Asamblea Nacional de la Ley de Comunicación del Poder Popular, se ha generado un escándalo y diversas reacciones.
La más infeliz de todas son las declaraciones del presidente del Colegio Nacional de Periodistas, Tinedo Guía, quien advirtió que la aprobación de esta ley afectaría a los periodistas, medios de comunicación y a todos los venezolanos. Además continua diciendo: ‘’Que la intención del gobierno es censurar los medios de comunicación’’. Esa es una vieja cantaleta que se ha venido repitiendo desde hace mucho tiempo y siempre se ha caído por su mismo peso.
Al Gobierno revolucionario de Venezuela, se le acusa frecuentemente de violar la libertad de expresión, y todos sabemos que eso es mentira, pues aquí somos celosos de respetar dicha libertad. Basta leer los diarios todos los días para darse cuenta de la realidad, ya que los mismos frecuentemente dicen lo que les da la gana, y a veces hasta abusan de la libertad de expresión y no les pasa nada. No podemos decir lo mismo de los medios de comunicación privados, quienes permanentemente están violando la libertad de expresión y aplican censura en los mismos.
La censura es parte de la guerra ideológica. La libertad de expresión, debe ser una lucha emancipadora y permanente.
Los medios de comunicación privados, siempre han tratado de invisibilizar la labor que realiza el Gobierno Revolucionario de Venezuela: primero lo hicieron con Chávez, y ahora lo hacen en contra de Maduro. Por eso el Gobierno ha tenido que utilizar, las tan odiadas cadenas , por parte de la oposición.
Ahora con la excusa, de carencia de papel: medios nacionales y locales, reducen la propaganda, la publicidad y la información, lo que hacen enflaquecer a muchos periódicos que habían ‘’engordado’’, con o sin mucho esfuerzo, en tiempo de la IV República. Para disminuir costos, los editores se ven obligados a reducir números de páginas de sus impresos; es decir, a meterle freno de potencia a un proceso de crecimiento que ingenuamente soñaron acelerar con el derrocamiento del gobierno constitucional de Hugo Chávez Frías, en otra de tomar deseos por realidades. Esta decisión limita las oportunidades de empleos y los emolumentos de los periodistas, lo que obliga a no pocos profesionales de la prensa, a ‘’matar tigritos’’ en emisoras de radio, para redondearse un ingreso más o menos compatible con sus gastos e inversiones, pero sin que el error cometido los llame a la rectificación; por el contrario, a muchos de ellos los hacen más antichavistas. Es más el odio al gobierno los orilla al apatridismo. Al hacer causa común con los más radicales e insolentes voceros y portavoces del Departamento de Estado norteamericano, de la CIA, del cipayismo internacional y de organizaciones que le sirven de fachada al imperialismo Yanqui. Para nada les importa que el Código de Ética de la profesión establezca que ‘’ El periodista tiene el deber insoslayable de defender la soberanía nacional y la integridad territorial. En consecuencia, debe contribuir con su acción gremial en esta patriótica tarea, oponiéndose a toda predica que contraríe el interés nacional, así como la paz y la amistad entre los pueblos. Pero de esto no dice nada el ‘’Ilustre’’ presidente del Colegio Nacional de Periodistas.
El Gobierno de Nicolás Maduro, ha puesto en práctica un programa novedoso que no lo había aplicado ningún otro Presidente: el programa “de Gobierno en la calle”, que consiste, en que todas las instituciones del Estado, incluyendo al mismo Presidente de la República, gobiernen desde la calle al lado del pueblo, evitando la burocratización, el achantamiento o aportronamiento desde sus oficinas.
El presidente y su gabinete en pleno, se está desplazando por toda Venezuela, para conocer y resolver los problemas de las comunidades en cada Estado. Esta actitud del Gobierno, la han tratado de ignorar e invisibilizar los medios privados de comunicación.
Denunciamos, que todavía existen planes de los medios de comunicación privados, para querer tumbar mediáticamente, como ocurrió el 11 de abril de 2002, al presidente Nicolás Maduro. Recordemos también, que en otra oportunidad, los medios de comunicación privados, le aplicaron censura al entonces Presidente de la República, Luis Herrera Campins perteneciente al partido Social Cristiano Copei, porque les formuló ciertas críticas.
El capitalismo es un estado permanente de censura contra la clase trabajadora, y tal prohibición no es otra cosa que la actualización cínica de la guerra ideológica. Es, entre mil delitos, bandidaje contra los derechos sociales y el robo de la información social. El capitalismo es un estado permanente de censura y un asesinato de la verdad en público para seguir saqueando al mundo.
Las industrias mediáticas burguesas , constituyen una de las armas de censura más características del capitalismo; tal censura les sirve no solo para manipular conciencias, privándolas de su libertad de información . También es el resultado de una lucha por los mercados de consumo.
El papel de los medios burgueses, es enmudecer a los pueblos, hacer invisibles sus luchas y sus demandas. Silenciar el clamor popular que exige justicia y que desea terminar con la miseria y la barbarie. Esto es lucha de clases.
Ellos manejan la agenda temática de la opinión pública, los contenidos; ellos manipulan sus noticias; ellos distorsionan la realidad y ellos mienten con cinismo. Ellos cumplen con su tarea de clase explotadora que degenera e intoxica las relaciones sociales para debilitarlas al máximo. Ellos nos inyectan odio burgués camuflado de mil modos, especialmente en forma de miedo que se siembra a diestra y siniestra, gracias, entre otros, a sus “profesionales del periodismo”. Ellos miran con desprecio a la clase obrera que les sirve de inspiración para desplegar artimañas alienantes y represivas. Entre ellos y nosotros existe una lucha, una lucha de clases que no admite “reconciliaciones’’.