Durante el tiempo que lleva la Qta. República, los principales diarios del país han perdido lectores y publicistas, y en consecuencia algunos ya desaparecieron y otros se hallan desfalleciendo; este es el caso del diario El Carabobeño.
Ayer apareció con nuevo formato, un tabloide algo desteñido, tal vez por ser su primera entrega. Aducen sus editores que se trata de una “evolución” emparejada con los cambios del país.
Un ligero muestreo sobre su publicidad interior, fuente de sus costos y ganancias, deja ver a las claras que ya no es esta la que costea su funcionamiento desde hace varios años.
Es un diario que ha entrado en franca crisis financiera, precisamente en estos días donde ningún comerciante ni fabricante tienen porqué invitar ni estimular las compras de unas mercancías ya que, como es vox pópuli, por el contrario, sus dueños se han dedicado a esconderlas, a acapararlas y a encarecerles sus precios muy desligados de sus costes reales.
Obviamente, lo que se esconde no se publicita, ya que poco les ha faltado a dichos comerciantes y fabricantes para hacer una contrapublicidad, una que, por ejemplo, dijera: No salgas a comprar esto ni aquello, espera que te digamos cuándo podrás hacerlo.
09/02/2015 04:46:58 p.m.
[1] Es un diario de vieja data; sus actuales instalaciones fueron elásticamente financiadas por el Estado por allá por los tiempos de CAP I. Aunque en Valencia el diario pionero fue El Aborigen, un vespertino que decayó mucho antes de esta nueva Qta. República por falta de publicistas. Este pionero terminó convertido en un diario usado para subrepticios informes jurídicos atinentes a requisitos legales propios del comercio, industria y algunas querellas civiles. Terminó repartiéndose gratuitamente entre comerciantes a quienes se les entregaba por las tardes por debajo de las Santamarías.