Esta mañana de tensiones políticas severas, VTV nos relaja dedicando estirados minutos a comentar el tráfico en Caracas; es que las capitales, además de ociosas, son narcisistas, y necesitan que toda la nación vea sus calles y carros moviéndose al son de las tomas de cámaras que a veces se pasean por el cuerpo entero de periodistas jóvenes, bellas y elegantemente vestidas.
Algunos aburridos se agasajan un desayuno pleno de chistes tontos y pantalones apretaditos, faldas rajadas. El resto de la mañanas hay la opción de curvas plásticas y maquillajes cabareteros.
Ayer tarde, buscando luces para interpretar las dificultades de hacer una revolución en una economía rentista, apelé a nuestros canales televisivos, me urgía profundizar en claridad político-ideológica frente a la arremetida derechista que apabulla, gracias a dios conseguí en TVES el programa más adecuado a las necesidades formativas de la militancia socialista: Hechizada, una joya del American Way of Live del tiempo del Macartismo y la Guerra Fría.
Luego, para no tener que ver los medios burgueses alienantes, me detuve dos horas en VIVE con un excelente Spaghetti Westenr, definitivamente la dosis de patriotismo que un bolivariano aspira para saltar al estatus de héroe.
El control me traiciona y marca Globovisión, esa otrora aborrecida pantalla golpista, venida en oportuna guabina, y sorpresa, está Carlos Gamarra, un inteligente diputado revolucionario que extrañamente nunca lo he visto en medios públicos.
II
Televisión de egos, de monólogos, sin participación popular, si producción de calle, encogollada, inaccesible al común, arrogante, mal asesorada, superficial, burocratizada y sectaria: ¿cuál?. Faltaría agregar costosa e ineficaz.
Periódicos que no se consiguen, folletos podridos en misteriosos sótanos de ministerios, tirajes abultados, discurso complaciente, libros invisibles, monopolios intelectuales, chulas vacas sagradas, consultores rockoleros. ¿Dónde?
Un viejo sabio que dedicó su vida a cultivar el campo y la mente, solía enseñarnos con sus refranes y sentencias; hablándonos de amistad y lealtades nos decía: "es más amigo el que nos critica los errores, que el que nos celebra las metidas de pata; desconfíen del que adula, aborrezcan la lisonja, así serán mejores personas y tendrán buenos amigos".
III
El único medio de comunicación que logró sintonizarse la última década con las múltiples motivaciones políticas generadas por el liderazgo del Comandante Chávez, ha sido Aporrea.
No comparto opiniones y estilos allí publicados, pero esto es el debate, la confrontación democrática de posiciones. Particularmente los artículos retadores de la autoridad presidencial de Nicolás Maduro los considero –cuando menos- inconvenientes. Nuestro verdadero enemigo común es tan poderoso y cruel, que toda división o distracción de energías me parecen un triste desperdicio. Cerrar filas es vital.
También digo que criticar no es traicionar, y la autocrítica no es claudicación.
Uno de los principales defectos del proceso venezolano radica en la falta de espacios para la discusión entre iguales; los cogollos y personalismos sustituyeron el carácter colectivo de la dirección revolucionaria, única capaz de conducir una transformación social sostenida.
Aporrea es un refugio de los espíritus pensantes excluidos de la élite mediática, últimamente trucada en farándula desafinada de la nota popular. En sus links pude leer al sociólogo Luís Salas, hoy vicepresidente de economía, y seguir los interesantes aportes del abogado Jesús Silva.
Ojalá algún medio público se contagiara de la horizontalidad que despeja vías a la igualdad.
Sólo la verdad histórica forma pueblos libres.