La actitud antisocial i demencial de un periodista vulgar i lacayo

“De siervos es mentir, de libres
es decir la verdad”
José Ingenieros


Cuando hace algún tiempo pasado, veía i escuchaba el actuar de un periodista de pacotilla como el llamado Mingo, creí que no se podía descender más en la escala social i humana que ejemplificaba este mediocre personaje, ya marginado i olvidado por los mismos que lo utilizaron para violar o violentar, todos los principios morales i éticos de la sociedad civilizada. Era un mercenario francotirador en el medio periodístico nacional (televisivo) que ensuciaba o humillada al intelecto humano. Era, además, como los describe Ingenieros en esa “Biblia” social, EL HOMBRE MEDIOCRE, “solemne, inmodesto, indeciso i obtuso” que despertaba repulsa e indignación en la personas sensatas i normales que escuchaban sus petulantes i agresivas informaciones i comentarios. Sin embargo, este “modelo” de antisocial con oportunidad de figurar, ha sido superado por otro energúmeno que le ha sacado muchos cuerpos de ventaja. Se trata del “periodista” Miguel Ángel Rodríguez, conocido como Granielito, por ser un miserable lacayo o agente de corrupción comunicativa, de uno de los personajes más nefastos, agresivos i conspiradores en el país, como lo es el narcisista i poco inteligente figurón, Marcel Granier, quien explota el apellido de su padre i las conexiones sociales i económicas de su mujer, presentándose como dueño de una estación televisiva i de radio, en la cual se dice, apenas tiene un 7% de sus acciones i a la vez es el lacayo de los verdaderos dueños i por conexión internacional, del imperio norteamericano. Rivaliza con Cisneros, el ser el primer conspirador contra su patria.

Nunca me he tomado la molestia de ver el programa de este otro mediocre mañanero, pero me entero de su proceder, de su turbio pensar o razonar, de su agresividad i gritería que no le soportaría jamás, por un programa que a muchos disgusta profundamente i hasta piden a gritos que lo eliminen de la televisión del Estado, pero que particularmente lo considero de primera línea, como lo es LA HOJILLA, pues además de ser la más firme contrapartida a los desmanes, atropellos e insultos sin fundamentos de la llamada “oposición”, me identifico plenamente con el señor Bachiller Mario Silva, por ser un hombre vertical, sólido en sus principios, conocedor de su ideología comunista que respeto i por ser quien esto escribe, filósofo de profesión i un gran admirador de uno de los más grandes filósofos de la historia, como lo fue Carlos Marx, el mismo pensador que parece patear un pre candidato presidencial, el mediocre payaso de Teodoro Petkoff. Mario Silva se parece mucho a mí, en la actitud que siempre he tenido en la vida, a la manera de Filógenes. Digo las cosas de frente, sin medias tintas ni eufemismos i nuestra responsabilidad por las ideas que sustentamos, está de primer plano en la vida. En ningún programa, como en LA HOJILLA, se dicen las cosas de la manera más veraz i cierta, por lo cual, el programa del energúmeno mañanero, de esa pobre figura de boca cortada a los lados, como El Hombre que ríe de Víctor Hugo, se abre como un albañal casi siempre para insultar i mentir descaradamente, i sobre todo para gritar. En la entrevista reciente a un diputado de la Asamblea Nacional, no sé como este señor le soportó la gritería e interrupción a su palabra; yo habría hecho, seguramente, lo que Mario Silva dijo, aunque pegarle un “jurón” como se dice en Maracaibo, a una miseria humana como esa, se corre el riesgo de ensuciarse de excremento facial; yo me hubiese levantado i retirado de esa vergüenza de programa. LA HOJILLA ahora me parece mejor, porque lleva uno o dos invitados de calidad, que aportan conocimientos, como cuando veo a la bella i admirada Eva Golinger, a Carlos Escarrá, a Earle Herrera, a Roberto Hernández Montoya, a Lina Ron, etc., i muchos más hombres i mujeres de talento i recia personalidad, ayudando a este excepcional bachiller (¡ojalá tuviésemos muchos bachilleres así!) i no a tantos “doctores”, “políticos” o “intelectuales” como Ledezma, Pompeyo o Caballero, verdaderas ruinas intelectuales i humanas.

A este “Granielito” le aguarda el porvenir de Mingo. Realmente en el caso de los disturbios en Mérida, lo ilógico de su razonar es notorio, al pensar que es el gobierno quien “infiltra” esos estudiantes estilo delincuentes como el Nixon Moreno, i el tratamiento que le da a una dama, a una agente policial que merece triple respeto como funcionaria, como mujer i como ser humano; este miserable ser granuja, se atreve a dudar de su palabra i hasta repetir que no escuchó cuando dijo que ese “dirigente estudiantil que es cómplice de dos diplomáticos estadounidenses” fue quien le pegó un tiro a su compañero i es el delincuente a quien identifica nombrándolo. Tal parece que, el programa en cuestión, donde gritó hasta el cansancio al diputado, era para defender el “heroísmo” de un delincuente que tiene más de trece (13) años estudiando en la Universidad de Mérida, culpa de la autoridades, porque no es posible que estos casos sigan sucediendo en las universidades nacionales. Por lo pronto, este hombrecito insignificante intelectualmente, debería dejar que solamente entreviste a “los suyos”, como hoi vi de paso que entrevistaba al demencial también, Capriles Randosky, quien carga su letrero o placa de pelos sobre la nuca. Un energúmeno así, lo que merece es no atenderle, pero los “vómitos” de mentiras que fabrica a diario, se le seguirán refutando i burlando, en programas que le deben desajustar más sus cortocircuitos sinapsiales, como lo es LA HOJILLA, programa que procuro no perderme todos los días de la semana (lamentando que no los repitan sábado i domingo) de mi admirado Mario Silva, un revolucionario de verdad.

I afortunadamente, ahora en Maracaibo, tenemos otro programa que tiene empuje revolucionario i juventud de fuerza, como lo es LA RED, sobre la cual escribiré en otra ocasión.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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