Si bien en retardo me sumo a los colegas de Aporrea que han escrito sobre este tema. Pero la verdad es que las declaraciones de estos dos personajes en el programa Análisis Situacional del domingo pasado ¡me han dejado impactada!
Impactada porque son profesionales en los cuales muchos de nosotros, chavistas, hemos depositado nuestra confianza, en todos estos 17 años cuando el discurso comunicacional sí ha sido en verdad chatarra, Vanessa, pero no precisamente de parte del gobierno bolivariano.
Impactada porque, en un momento de verdadera necesidad de templanza, de dignidad, de dar la cara en alto, limpia, erguida, para reconocer errores sí, pero sobretodo, para defender un proceso revolucionario que suma siempre, ¡siempre! en positivo, a pesar de todas las fallas, corruptos, ineficiencias que se quieran con razón esgrimir, estas dos personas, admiradas (¿hasta ayer?) vendieron su alma al diablo.
Ya después del 6D, en su primer programa, disgustó el abordaje superficial, imprudente y muy dañino del análisis que hiciera Pérez Pirela, cuando deleitó a la oposición, y a la izquierda disidente (como está siendo calificada) hablando de los frecuentes cambios de sillas en los ministerios, además con gestos corporales que, imagino, los llevaron al éxtasis.
Fue muy fácil identificar , en los siguientes inmediatos programas de Cayendo y Corriendo, observando la entonación de su voz, la cara de gallito vanidoso, la sonrisa socarrona por los innumerables twitter de felicitaciones, que llenaron y consolaron satisfactoriamente su ego lesionado, todavía con el reconcomio de la pérdida de la alcaldía de Maracaibo.
Y fue sólo al tercer o cuarto programa siguiente al 6D cuando, con cierta lucidez y seguramente llamado a capítulo por algún asesor a los que hace caso (tipo Luis Britto o hasta José Domingo Rangel), cuando analizó los resultados también dentro del contexto de la guerra económica, tema que por cierto, ni él ni Vanessa pronunciaron para nada en el programa de Oscar Schemel.
Incluso antes del 6D Pérez Pirela tuvo la desfachatez, muy inoportuna, de invitar al mismo Luis Britto García a su programa analizando un artículo de éste que escribía sobre la corrupción, los engendros, las ineficiencias de la gestión gubernamental, ¡justo a pocos días antes de las elecciones! Para después, en una forma inútil de arrepentimiento, volver a invitarlo intentando neutralizar el daño ya hecho. ¡No lo digo yo! Acostumbra a repetir el politólogo estudiado de La Université de la Sorbonne de París y de la Pontificia Universitá Gregoriana di Roma (Oh la lá).
Y que escribir sobre Vanessa? Extrañó verla en una publicidad elogiando un canal como Globovisión, "en estos tiempos de difícil acceso a la información". Además bronceada, espero que luego de unas muy merecidas vacaciones, al ser retirada, lamentablemente, del Correo del Orinoco.
Muchas veces he confesado que, de cierta forma, me identifico con Vanessa en los aspectos de la ética chavista, en agrupar a todos los venezolanos por igual, y en las causas que nos llevaron a ambas a ser chavistas. Me desagradó mucho también que, en algún momento, luego de Chávez quien la estimaba mucho, fue retirada también de un muy buen programa que conducía en el Canal del Estado.
Pero decepcionó mucho verla y oírla hablando con vehemencia de la propaganda chatarra incluyendo la del gobierno, sobre todo la del gobierno, dándole alegrías, ánimos y esperanza a los que apuestan por el fin de la revolución. Vanessa utilizó malamente palabras sonoras que hicieron daño, hirieron los sentimientos de admiración de muchos hacia ella, palabras desgraciadas saliendo de un personaje estimado, consentido, apreciado por el mismo Chávez, identificado desde el inicio con la revolución bolivariana, antes siempre presta a defenderla de sus detractores.
Lo peor de todo es, que este discurso de ambos en el mencionado programa, fue aderezado con la magia del atrevimiento, con la ilusión de estar por encima del bien y del mal, intentando demostrar un equivocado grito de valentía y honestidad, pretendiendo ser imágenes públicas independientes, con la apariencia superior de ser muy chéveres, intelectuales, poseedores de la verdad, casi casi imitando a Luis Chataing, simpático y divertido en su muy cínico programa en contra del país.
Es una verdadera lástima. No sigas diciendo, Pérez Pirela, al finalizar tu programa, que amas a Venezuela, no me lo creo, y creo que tampoco muchos otros. Dirás que sois valiente pero más bien pareces desleal, inoportuno, vendido a la vanidad, imprudente. Vanessa pensarás que fuiste valiente, cool, sincera y verdadera, pase lo que pase, pero es que ya te pasó Vanessa.
Lo único que falta es que ambos sean llamados a entrevistarlos en Vladimir a la Una, uno de los programas donde Vladimir Villegas es sumamente complaciente con sus lectores opositores que ansían gozar montones con las figuras públicas arrepentidas de la revolución. Eso da un alto rating. Ya los veremos por ahí.
No hacen falta aquí en Venezuela programas como el de Jaime Bayly en Miami. Ustedes, incluyendo a Vladimir, lo están haciendo muy bien.