Tratar el tema de la muerte, nunca fue grato. No lo será. Menos cuando el centro de tan inocultable realidad, es un niño. O una niña. Pero en esta ocasión la situación nos obliga. La indignación nos reta a hacer de tripas, corazón. De entrada, ofrecemos disculpas a mamá, papá y demás familiares y allegados a la familia de Oliver Sánchez, el niño de ocho años de edad fallecido el martes 24 de febrero. Él es nuestro motivo de hoy.
A Oliver, a su memoria, pedimos perdón por emplear su nombre para esta entrega. Lo hacemos en aras de reivindicar la verdad para enfrentar la mentira en la que la figura de este bebé (nuestros hijos siempre serán nuestros bebés, así nos hagan abuelos y abuelas), fue vilmente manipulado por medios de comunicación físicos y digitales que vieron en el nombre del pequeño compatriota idónea mercancía para vender sus productos y –al mismo tiempo- darle triste uso político.
Al contrario de lo que irresponsablemente afirmaron esos centros de desinformación, el fatal desenlace no ocurrió por ausencia de las medicinas necesarias para enfrentar su penosa condición oncológica. El desmentido lo hicieron quienes mejor podían hacerlo: Mitzaida Berroterán y Alexis Sánchez, madre y padre.
“El poder de Dios es muy grande y las medicinas aparecieron”, afirmó el progenitor a El Nacional, diario que ante la contundencia del testimonio y para evitar posibles acciones legales en su contra, decidió rodar el video que recoge la entrevista.
Con fuerza y decisión esclarecedora soltó la verdad que muchos de esos mismos medios de difusión han escondido: “Hubo informaciones que salieron en los periódicos que no eran ciertas. Se puso como que él no tenía medicamentos (…) a él en realidad siempre se les puso sus medicamentos”.
“El seguro siempre tuvo la medicina de él”, agregó, compungido.
“Unas se las conseguí en el seguro”, añadió mientras que algunas le fueron suministradas por “otra gente conocida que los tenía y corríamos a buscarlos”, adicionó.
Otras frases, igualmente valiosas fueron confiadas por la pareja. El espacio no permite citarlas pero creemos que cumplimos nuestro deber. La inmundicia mediática debe reflexionar.
Chávez vive…la lucha sigue