Ser periodista en tiempos de gobiernos neoliberales

Enorme represión se vive en la Latinoamérica de gobiernos neoliberales, un sistema de mando cimentado en la post dictadura en la región. Amenazas, tortura, desapariciones forzadas y asesinatos que quedan en la impunidad. El único fin es silenciar las voces de quienes se atreven a hacer pública su opinión y con esto despertar las mentes dormidas de las masas. Ése es el temor de los estados fallidos y corruptos; el despertar de las masas y en esto el papel del periodismo con conciencia social es vital. Porque si las masas despiertan, cambia el sistema. 
 
El periodismo presenta a las masas las pruebas irrefutables de un sistema podrido en la impunidad y de gobiernos orquestados por clicas criminales.  Ser periodista en la América Latina del neoliberalismo, es arriesgar la propia vida y la de los suyos. Se necesita estar completamente loco o llegar a un  nivel de cordura al que pocos. 
 
Enorme sentido de la responsabilidad ciudadana y profesional tienen los periodistas que denuncian en sus espacios de opinión, y nuestro deber como sociedad es respaldarlos, apoyarlos y denunciar todo intento de abuso y de silenciar sus voces, porque ellos representan  la pequeña luz en medio del túnel de la impunidad. Son en mucho la guía, el descubrimiento y la evidencia sólida; el catalizador que nos invita a exigir derechos, a denunciar abusos y asaltos, a exigir justicia y a cambiar el modelo de sociedad patriarcal, clasista, racista y de privilegios para unos cuantos.  
 
 
Levantar la voz en tiempos en los que nos gobiernan clicas criminales, es sinónimo de entereza, integridad, convicción y responsabilidad absoluta; porque fácil es no arriesgarse, pero ser portador de  la luz que alumbra el sendero exige además de la cabalidad, la consecuencia política y humana de quien se atreve a hacer la diferencia en  el tiempo en el que le ha tocado vivir. 
 
Una sociedad consciente del papel que juega el periodismo ético,  incisivo y  responsable, debe  protegerlo, agradecerle y hacer eco de su denuncia, hacerla suya. Solamente por el camino de la solidaridad y del apoyo mutuo lograremos romper con la mediatización  y la impunidad. 
 
Es nuestra obligación como sociedad, cuidar a toda persona que se atreve a levantar la voz en soledad, desde una columna de opinión, una columna radial, desde un canal de televisión. Demostrar que no están solas, que como sociedad agradeceremos su esfuerzo, su ética, el riesgo que toman y la contundencia de sus opiniones y  denuncias, porque también son las nuestras. 
 
 
Debemos tomar acción y denunciar cada intento de abuso a cualquier periodista que se atreva a evidenciar a las clicas criminales que han tomado por asalto los altos mandos de los gobiernos en la Patria Grande. Si nos atrevemos y nos llenamos de valor y vamos  más allá, veremos que no es imposible encarcelarlas y recobrar lo que nos han robado: la dignidad. 


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Ilka Oliva Corado

Escritora y poetisa guatemalteca. Se graduó de maestra de Educación Física para luego dedicarse al arbitraje profesional de fútbol. Hizo estudios de Psicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera interrumpida por su decisión de emigrar a Estados Unidos en 2003, travesía que realizó como indocumentada cruzando el desierto de Sonora-Arizona.
Es autora de doce libros: Historia de una indocumentada. Travesía en el desierto de Sonora-Arizona; Post Frontera; Poemario de luz de faro; En la melodía de un fonema; Niña de arrabal; Destierro; Nostalgia; Agosto; Ocre y desarraigo; Relatos; Crónicas de una inquilina y Transgredidas, publicados en Ilka Editorial.
Una nube pasajera que bajó a su ladera la bautizó como “inmigrante indocumentada con maestría en discriminación y racismo”.
Sitio web: https://cronicasdeunainquilina.com/

 cronicasdeunainquilina@gmail.com      @ilkaolivacorado

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