¡No quiero nada con los medios!

Una persona muy allegada con insistencia me objeta no vale la pena ver o seguir las noticias que a diario publican los medios de comunicación social porque a su criterio e eso no va a cambiar en nada la trágica situación socioeconómica que estamos viviendo todos los venezolanos. Confieso que mi pariente tiene algo de razón y que casi me convence sobre su convicción comunicacional, a pesar de mi condición de periodista con gran parte de mi vida dedicada a esa digna pero mal remunerada profesión.

Es cierto que el país tiene muchos años ardiendo por dentro y por fuera. Digo esto por los venezolanos y familiares que se han marchado de nuestro propio terruño, donde casi seis millones de compatriotas se han ido huyendo de esta tragedia para buscar mejores condiciones de vida en tierras lejanas y socorrer con remesas a los familiares que se quedan aguantando este chaparrón.

En correspondencia con lo anterior y con propiedad podemos decir que, en diferentes ocasiones hemos sido testigos de lo que informan en los medios de comunicación, tanto los voceros más calificados del Gobierno como los de la oposición sobre la difícil situación política, económica y social del país,

Que alguien me diga si después de seis años de escuchar tanta habladera de pendejadas al gobernante mayor, quiere seguir oyendo al Gobierno en su insistente retórica sobre el llamamiento al diálogo, sin dejar de reconocer que ya estamos cansados de tanta falacia, mientras que los problemas siguen agudizándose a diario y diezmando progresivamente a la población venezolana.

Ya hemos perdido no solamente la fe en lo que anuncia el Gobierno sobre el diálogo con la oposición, sino también los cuentos sobre los planes para mejorar la economía del país sin que se le vea "el queso a la tostada. Verbigracia, recientemente el presidente Maduro reiteró que "el país está listo para llevar a cabo un proceso de rectificación, renovación y cambios, para avanzar hacia un Estado con mayor eficiencia en las políticas sociales y económicas". Esto me suena idéntico a los motores de la revolución anunciados tanto por el fallecido presidente Hugo Chávez, como por el mismísimo Nicolás (Maduro). Sin dudas que esos motores se fundieron antes de ser encendidos, mientras que el populacho sigue llevando verga y padeciendo de los desaciertos del Ejecutivo Nacional.

También hemos visto como el Gobierno ha fracasado en la llamada "soberanía alimentaria", donde la población padece en carne viva sobre la ausencia de los alimentos básicos en nuestras mesas, así como el fantasma de un Ministerio de Agricultura Urbana que, a pesar de los incalculables recursos invertidos en ese parapeto, ese organismo no ha logrado producir ni un kilo de papa para alimentar a la población venezolana.

No nos vamos a extender sobre los familiares que han fallecido desnutridos por falta de alimentos, amén de los cientos de miles de muertes como consecuencia de la escasez de medicamentos tanto en los hospitales como en las farmacias, donde el Gobierno debe de reconocer que esta situación tiene más de cinco años que viene ocurriendo en el país, mucho antes del bloqueo económico impuesto por Trump. Y qué nos puede decir el Gobierno de Maduro sobre la irregularidad de los CLAP en el estado Bolívar donde esa cajita con sólo lentejas llega a nuestras casas tres veces al año.

Por esta y muchas razones me dice ese familiar que detesta las noticias y los medios de comunicación social, habida cuenta, por la gran incertidumbre que los mismos generan, a través de los cuentos del Gobierno al anunciar planes para solucionar los problemas económicos, generados, precisamente, por las expropiaciones de los medios de producción iniciados con Chávez y continuados con Maduro, y por la desinversión económica donde no se produce ni una cebolla a pesar de la creación de un Ministerio de Agricultura Urbana, y donde en el país existen millones de hectáreas de tierras ociosas, nadie sabe cuál es el verdadero papel de ese elefante blanco que no se ve por ninguna parte. Yo como que también voy a empezar a dudar de los medios de comunicación social, porque como dice el viejo adagio, "papel aguanta todo".



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Roger Sarmiento


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