Con respecto a la libertad de expresión y pensamiento y el derecho a estar veraz y oportuna informado y a informar, en nuestro continente americano, están en juego dos concepciones del mundo, una la liberal burguesa, ahora neoliberal porque se le agrega el factor imperial de post-caída del muro de Berlín o “USA única superpotencia” que busca la recolonización y utiliza los derechos humanos, como arma de descalificación política; por un lado; y por el otro, están los pueblos de Latino-América y el Caribe y algunos gobiernos dignos de nuestra América que se viene despertando en donde está Venezuela.
Ambas concepciones en pugna ven de manera radicalmente opuesta la libertad de expresión (Termino obsoleto referido a opinión, hoy lo común son noticias y ellas entran en el renglón información), o mas acertadamente dicho “la libertad de información y expresión”, la una, la imperialista, ve información y expresión como un acápite de la libertad de empresa, prioriza a los dueños de los medios de comunicación, los capitalistas, por arriba del que debería ser el gran emisor-destinatario de la información, la expresión y el pensamiento; el pueblo. Para los acólitos del consenso de Washington y el ALCA, la masa es un sujeto pasivo a quien hay que manipular, desinformar o silenciarle la verdad a conveniencia.
En el otro extremo están, los pueblos de América que vienen despertando y ya existen algunos gobiernos dignos con representación en la OEA, en donde está la Republica Bolivariana de Venezuela, Bolivia y reciente Nicaragua, Ecuador y otros, y esta concepción ve la información-expresión como un derecho de todos, no solo de los empresarios sino de todo el pueblo y por ello han surgido medios (TV, radio, periódicos, sitios en INTERNET, publicidad) del estado para contrarrestar la manipulación de la información-expresión de la gran prensa, siempre pro-imperialista yanqui, asimismo ceden parte del espectro radio eléctrico, subsidian y asesoran técnicamente a comunidades, productores nacionales, profesionales, cooperativas, pequeñas empresas o empresas comunales con fines de democratizar la información-expresión y hacer que el pueblo deje ser sujeto pasivo y pase a ser protagonista.
El cogollo de la OEA, cuyo caporal son los Gringos, en donde entran instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que no es nada imparcial, como algunos inocentemente y de buena fe piensan, ven a la libertad de información-expresión ligada a los dueños de medios (SIP) y por lo tanto absoluta y sacrosanta y condenarán a Venezuela por el caso RCTV, a pesar que con esa decisión se está democratizando la información veraz y oportuna que ese canal jamás ha respetado.
Venezuela, así como dio la batalla en contra del ALCA y como alternativa propuso el ALBA; debe dar, ahora, una batalla en contra la libertad de expresión burguesa expresada en la burocracia pro-imperialista de la OEA y proponer una alternativa bolivariana en la información-expresión que obedezca a los intereses de las grandes mayorías, en donde no solo incluya a TELE SUR y una Universidad de Comunicación Social sino, también, una vastísima red de medios comunitarios a lo largo y ancho del continente que miren con ojos criollos y no con las gringolas yanquis.
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