Todo lo que hagamos y pensemos los patriotas al comenzar este 2022 y en adelante, debe estar orientado por las 3R.NETS que nos propuso el Presidente Nicolás Maduro. Es la orden de batalla que debemos convertir con creatividad en praxis popular subversiva.
Venimos postulando con Bolívar: "Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza". Ahora se trata de sintonizar esa idea al siglo XXI dada la preponderancia estratégica que ha asumido la batalla por las mentes. Su más reciente definición, de acuerdo a un estudio encomendado por la OTAN, es la "Guerra cognitiva" y se propone un nivel más perverso de control totalitario. Ya no se trata del poder externo controlando el pensamiento de las personas sino de que ese poder se instale en el interior mismo de los individuos interfiriendo en su capacidad de pensar e interpretar sus vidas y lo que ocurre a su alrededor. Una especie de Gran Hermano personalizado que los paladines de la "democracia y la libertad" nos ayudarían a construir a nuestra medida. Un peligro potencial que justifica plenamente cuando el compatriota Carlos Sierra nos propone asumir los desafíos de la comunicación como una "estrategia para la seguridad y defensa de la Nación". Vienen por Venezuela, la Patria Grande y el mundo, pero a través de un ataque global-individualizado donde nosotros mismos, vía Big Data, damos las coordenadas para que nos alcancen con mejor precisión.
Eso nos obliga a forjar ciudadanos críticos e independientes, buscando la articulación entre esa independencia individual y la colectiva y descolonizadora que está en la base de nuestro surgimiento como Nación. Si la independencia es como decía Bolívar, "el único bien que hemos adquirido a costa de los demás", pero que "nos abre la puerta para reconquistarlos", entonces La Universidad Internacional de las Comunicaciones (LAUICOM), debería tener como centro de su desafío comunicativo, preguntarse a todo momento como hacer para que las personas puedan alcanzar la independencia que las hará sujetos del cambio revolucionario.
Chávez llamó ese momento independentista de la vida el "segundo nacimiento". Nos confesó que el suyo ocurrió en la Casa de los Sueños Azules de la Academia Militar. Invitaba a todos y todas a realizarlo, diciendo con Simón Rodríguez que "el hombre [y la mujer] nace verdaderamente a la luz cuando adquiere conciencia de lo que es y asume un camino para la vida". Ese renacer es tan diverso como diversas somos las personas. Cada profesor, funcionario y estudiante de LAUICOM vivió el suyo. El desafío de producir esos nuevos nacimientos debería ser el objetivo y el método a proponernos como universidad.
LAUICOM debe ser al mismo tiempo una maternidad y una escuela de parteros y parteras de conciencia bajo una premisa: estar siempre dispuestos a nacer otra vez, las veces que sean necesarias. Basta que miremos con honestidad y humildad revolucionaria todas las etapas de inconciencia, ceguera y dogmatismo que tuvimos para valorar la importancia subversiva de estar preparados para renacer otra vez. Quien sabe donde estaríamos sino lo hubiésemos logrado. Chávez lo hizo además en otras oportunidades. Cuando dijo que dejamos de ser una revolución pendeja, cuando propuso las 3R al cuadrado y cuando presentó su Golpe de Timón. Hasta cuando nos pidió que eligiéramos a Nicolás Maduro tuvo que nacer de nuevo. No conocimos todos sus renacimientos, pero sabemos que ocurrieron. El Presidente Maduro también ha tenido los suyos y el de las 3R.NETS no será el último, aunque está destinado a marcar toda una época.
LAUICOM será una universidad bolivariana para la verdad y la unión de los pueblos que quieren conquistar su independencia y soberanía, pero no puede ser una más. La nueva comunicación necesaria para el combate por la verdad debe estar acompañada, como plantea Carlos Sierra, de una pedagogía crítica y emancipatoria con espacios para la participación activa y el intercambio de saberes y experiencias. Debería tener un modelo de gestión y funcionamiento de nuevo tipo. Una estructura curricular subversiva que no disperse esfuerzos copiando modelos de cátedras libres al buscar la pluralidad. Como el actual momento histórico nos coloca en una correlación de fuerzas desfavorable tanto en lo material como en la generación de contenidos, podríamos garantizar celosamente la pluralidad y la diversidad con una propuesta formativa unificada que dote a nuestros alumnos-profesores de las herramientas teóricas y técnicas que los predispongan a un revolucionar permanente.
Necesitaremos mucha formación centrada en lo que Carlos Sierra llama el "conocimiento contrahegemónico y descolonizador, en el campo de la comunicación" para generar con el "contenidos críticos que contrarresten el discurso de los centros de poder". Para eso hará falta mucha formación en la historia insurgente de nuestro pueblo y de los pueblos del mundo, sumándole todo lo relativo al pensamiento divergente, cuántico y demás formas de reflexión crítica e irreverente. Que el espíritu de nuestros comunicadores alcance "la idea permanente de la educación revolucionaria" que nos propone Fernando Buen Abad.
Volviendo a la crucial Big Data. Recordemos que salimos de la ignorancia con aquel artículo de Cubadebate divulgado por el Presidente Maduro en el 2017: "Yo no construí la bomba, sólo demostré que existía". Quedamos sorprendidos al saber que nuestros inocentes likes daban información gratuita y voluntaria a los grandes centros de poder mediático. De allá para acá mucho se ha escrito al respecto y se supone, junto a la conciencia adquirida sobre como nos utilizan para controlarnos, que también aprendimos a valernos de esa información para hacer llegar de manera más efectiva nuestra comunicación. Dice Carlos Sierra que "La Big Data es fundamental para los comunicadores, ya que al interpretar datos en clave comunicativa se apunta a los intereses y necesidades del usuario de la información". Sierra apunta también sus posibilidades para identificar opiniones sobre determinados temas o incluso para detectar información falsa o manipulada. Muchos no sabemos como hacerlo y queda la duda de que manera podría ser realizado individualmente con efectividad.
Algunos analistas orientan como aprovechar mejor ciertas herramientas, sin embargo, frente a los portentosos enemigos que enfrentamos, todo indicaría que se necesitan equipos muy preparados política y técnicamente para hacerlo. Mismo así hay quienes opinan que la envergadura de la tarea nos llevará un largo tiempo. En artículo reciente, Clodovaldo Hernández considera que el "Fin de la hegemonía de EEUU solo se logrará si se reconfigura el poder tecnológico-mediático". Pese a los acontecimientos recientes que permiten vislumbrar el fin del mundo unipolar, Hernández agrega que "si los factores que pugnan a favor del mundo multipolar no «toman por asalto el palacio del poder comunicacional», este seguirá operando como arma estratégica para el orden en decadencia". ¿Es así o será posible desde una estrategia de guerra asimétrica comunicacional que David vuelva a derrotar a Goliath? Sea como sea, LAUICOM está llamada a convertirse en pieza fundamental del Estado Mayor de las Comunicaciones. Tiene la obligación estratégica de ser el gran polo inclusivo que aglutine a todos los individuos y colectivos que dentro y fuera del país hagan comunicación en favor de la verdad. La mentira con su carga de violencia, obscurantismo y mediocridad atenta para que los poderes creadores de los pueblos florezcan y se desarrollen. Luchemos juntos por la vida, por la verdad.