Si algo ha sido por demás torpe a lo largo de toda la historia nacional, es lo que solemos llamar la "extrema derecha" venezolana, esa nacida a raíz de la consolidación del liderazgo de Chávez y los fugaces momentos de aquella dislocada de la Fedecámaras de "Pipino El Breve" o Carmona Estanga y el dirigente sindical adeco Carlos Ortega. Aquellos de huelgas de portones cerrados y santamarías al suelo, porque obreros y trabajadores todos estaban con el comandante del "por ahora", a lo que habría que sumar el alto respaldo militar del cual gozaba, más allá de las altas cúpulas, como quedó radicalmente demostrado.
Esa extrema derecha que adquirió bastante respaldo con la ayuda de los medios y las intervenciones "generosas" de gobiernos de Estados Unidos, en buena medida viene de aquellos jóvenes que, en los tiempos de Lusinchi, desfilaban por espacios caraqueños vestidos de negro y portando otros símbolos del fascismo. Estos alucinados se encontraron en el camino la influencia y la soberbia de la meritocracia petrolera que, en un momento, llegó hasta financiarlos
Ella, no sé si se ha enterado, asumió la misma táctica de la izquierda a partir de los años 1959-60, aquella bajo la fuerte influencia del estalinismo. Sólo que fue radicalmente inocente, teniendo de adversarios a las clases dominantes a lo interno y el Tío Sam, por razones demasiado obvias.
La extrema derecha antichavista, sabía bien que, en el terreno electoral, sin importar quienes fuesen las autoridades del CSE, no podían derrotar a Chávez; la realidad se lo demostró una y otra vez. Por eso optaron por seguir con la violencia iniciada en el 2000, aquella de huelgas de obreros sin obreros y paro petrolero derrotado por los trabajadores, pues sólo contaron con lo que llamaron una "meritocracia", que apenas pudo apagar sistemas que los verdaderos trabajadores de inmediato volvieron a prender. Hasta aquel barco petrolero, llamado como una reina de belleza, destinado a chocar contra el puente de Maracaibo, pudo ser detenido por los trabajadores. Hay un trabajo de Alexis Rosas que cuenta los detalles de aquella siniestra maniobra.
Esa extrema derecha que se impuso sobre toda la oposición, donde gran parte de esta se limitó a seguirles por los apoyos políticos y crematísticos del Tío Sam, embarcó a toda ese universo, por acción u omisión en la violencia feroz que desataron, lo que les llevó a la crueldad de degollar motorizados y quemar seres vivos, en lo que pusieron de manifiesto hasta el racismo que, esconden por fascistas, terminó con la comedia burda de la presidencia interina y la invasión "Gedeón", un vulgar acto violento e injerencista de contrato con mercenarios extranjeros.
Por lo que subestimaron lo electoral, hasta en un momento, sobre todo por la muerte de Chávez y el inicio del rompimiento de la unidad en la izquierda, pese tener un relativo fuerte respaldo y popularidad, sin haber hecho los análisis a que estaban y están obligados a hacer de sus actuaciones, convicciones y erradas concepciones tácticas y estratégicas, las circunstancias empezaban a favorecerles electoralmente, como mostraron las elecciones legislativas del 2014.
Mientras la izquierda se dividía, en cierta medida, lo que no explica el todo, sólo una parte, por la desaparición del sólido, entendido y aceptado liderazgo de Chávez, volvía a sus querencias ancestrales y atávicas, vivir en pequeños grupos que les satisface el discurso y la soledad; como aquellas tribus de recolectores. Pues en ellos todavía sigue vivo el estalinismo, una visión del capitalismo del pasado y unas concepciones derivadas de las realidades de aquel tiempo y totalmente desconectados del suyo.
Mientras parte de la izquierda, se dividía, se separaba del partido de Chávez, del PSUV, con la misma actitud acrítica con la que entraron, disolviendo sus partidos, por otro lado o la puerta de atrás, entraba a este partido, nueva gente, vieja y joven, con una formación distinta, ajena hasta al marxismo e intereses y hasta opuestos a quienes se iban y en quienes aquellos bellos sueños no anidan. Ahora mismo recuerdo, como aconsejé a los amigos de "Marea Socialista", no cometiesen el error de abandonar el PSUV, pues eso les daría el mismo destino que a nosotros, quienes formamos el MIR, cuando dejamos AD.
Pero también la derecha, aquella de la MUD, se fragmentaba o mejor cada quien volvía a sus querencias, hasta asqueado del terrorismo de quienes se habían impuesto, ayudados por los gobiernos de USA y la evidente convicción que la salida era electoral, pero lo hacían, como ya dije, a intentar recuperar sus pequeños grupos, pues AD y Copei fueron derrotados y minimizados después del Caracazo y la presencia de Chávez.
La izquierda, la distanciada del gobierno, se fue a lo que ya dije, a quejarse en los matorrales y la soledad. Es decir, reaparecieron pequeños grupos errantes y tan confundidos como antes. Tanto que parecen monjes, con el viejo, desgastado y derrotado discurso del socialismo y la violencia, no aquellas de las armas, sino esperando como explosión espontánea del modelo.
Mientras aquello sucedía, la gente del gobierno siguió contando con una buena fuerza electoral, no como antes, pero sí para ganarle al archipiélago que se le opone, pues comenzó a recibir respaldo de mucha gente para quien la política es un negocio y estos arrastraron a sus nuevas posiciones a muchos que, en diferentes niveles, andan en lo mismo y, estos a abundante gente buena, pese no tengan claridad ni aspiraciones intelectualizadas, pero nobles. Y la ausencia de una propuesta unitaria e inteligente, que no se percibe de ningún lado, mantiene a mucha gente reservada y observando, pues lo otro sería tomar un derrotero de locura.
Entonces el cuadro de hoy, en lo formal es simple. El gobierno goza de un sustantivo respaldo, lo que no quiere decir sea arrollador, como en los tiempos de Chávez, pero sí suficiente para ganarle unas elecciones a quienes se le oponen, cuyo principal enemigo o escollo es la incapacidad que hay entre ellos, para ponerse de acuerdo. Más aún, si quienes son los indiscutidos culpables de sus derrotas, los de las guarimbas, invasiones y abstenciones, pretenden seguir liderando, valiéndose del respaldo que todavía EEUU les brinda. Claro eso va decayendo y de eso hablaremos de inmediato.
Ayer mismo, un articulista del New York Times, conocedor de lo que pasa en Venezuela, "reconoció que el único que gobierna el país es el presidente Nicolás Maduro, le guste o no a EEUU".
https://www.aporrea.org/medios/n377285.html
Pero critica que, mientras la Casa Blanca "negocia con Maduro, sigue insistiendo en que Juan Guidó, un político de la oposición, es el verdadero presidente de Venezuela». Y agrega "es hora de que la administración de Biden acepte que el gambito de Guaidó ha fracasado. Y que la mayoría de los venezolanos, y la mayor parte de la comunidad internacional, han pasado página".
Eso que dice el articulista antes mencionado, bien lo sabe la Casa Blanca, sólo que todo tiene su tiempo y su puerto de llegada, mientras tanto, las viejas figuras y compromisos mueren en su agonía o les llega el momento de darles el hachazo y esto está por concretarse.
A la extrema derecha, eso que ella tanto enarboló, puso como pancarta que encabeza el desfile, "adelanto de las elecciones", que EEUU asumió, por la dialéctica de la vida, se le volvió en su contra.
El gobierno, hablo desde muchos años atrás, desde los tiempos del comandante Chávez, se desbordó en evadir la realidad; y ahora, pese lo que pudiera haber de retroceso, dado no se puede pescar habiendo destrozado anzuelos, atarrayas, trenes y además habiendo roto las relaciones con los únicos que podrían suministrarnos esos implementos y no habiendo hecho nada, en los buenos tiempos para superar eso, por darle prioridad al discurso, una moral y sueños infantiles, ha optado por volver al sitio desde donde comenzamos hace 22 años atrás y busca poner en su sitio, donde siempre debieron estar, sin caer en entregas, las relaciones, sólo que el adversario, que ha terminado de vencedor, trata de imponer sus condiciones y mucho está logrando y lo sabe, como sabe que es mucho lo que todavía puede obtener. El gobierno y la población toda de Venezuela, están ansiosos de volver por lo menos a lo que antes fuimos. Al leer esto pensemos en el salario, la salud y la escuela y como decía mi suegro "y por ahí te vas`".
Las nuevas relaciones con China y Rusia, han sido útiles para no irnos al foso, pero no suficientes para llegar a la superficie y al nivel en el que antes estuvimos. Por algo el gobierno se excusa fundamentalmente en el bloqueo estadounidense.
El gobierno venezolano le ha dado a EEUU y al capital en general, demasiadas pruebas de querer volver a recomponer las relaciones, que ante los ojos de la gente y hasta el estómago mismo, pareciera verdad, mejor, mucho mejor que lo que hemos vivido. Pero EEUU todavía dice, que quiere más y una de las pocas cosas pequeñas que quiere, no por ellos, sino por sus aliados internos, para no dejarlos en la estaca, es el adelanto de elecciones.
Y estas cosas el articulista del New York Times, parece no tomar en cuenta en su análisis.
Los gringos no son brutos, tienen capacidad de análisis. En veces pecan por demasiado poder, el peso de la industria militar y de quienes a esta sirven, que imponen sus procederes aparentemente irracionales, pero muy centrados en la ganancia desmedida y el no permitir sus capitales se vean obligados a emigrar.
Saben los gringos, lo supo Trump, fue su compromiso que heredó Biden que, aunque ahora no hace falta, "hay que pedir adelanto de elecciones", para dejar satisfechos a sus aliados de entonces, porque ahora sólo son una pesada carga, si no lo creen, pregúntenselo a Juan Guaidó.
Creo que lo que ahora oferta Maduro y además sonreído, adelanto de "elecciones libres", https://www.aporrea.org/actualidad/n377253.html, es porque este es el mejor momento para el PSUV, cuando a la oposición no la uniría ni un enviado del Señor, aunque éste aparezca a su lado. Cuando Cristo dijo ser hijo del Señor, lo apedrearon y crucificaron. Hasta al señor también lo apedrearían los opositores de la "La salida" y la guerra eterna. ¿Con qué culo se sienta la cucaracha?