Si la pésima y estropeada memoria no falla, sería en el 89 ó 90 cuando decenas de estudiantes de la escuela de Comunicación Social de la ULA, participamos en una inusual marcha desde Paramillo hasta la plaza Bolívar de San Cristóbal. Seguro sí se está que allí iban los viejos amigos Edgar Gómez, actual vicerrector académico de la Unellez, Barinas y Héctor Carmona, Director del semanario Tinta Libre, en Lara.
La marcha era inusual por dos peculiaridades interesantes: la primera; porque fue una caminata pacífica, justamente en tiempos, recientes del asesinato de Caravallo Cantor en Mérida, tiempos cuando las acciones de rebeldía estudiantil fueron reprimidas cada vez con más violencias por parte de los cuerpos de seguridad, enviados por los gobiernos de otrora que veían una avanzada revolucionaria que día a día calentaba las calles a finales de los 80. La segunda razón, quizá la más determinante, fue porque casi todos llevábamos unos televisores en la cabeza, donde mostrábamos el rostro, por la supuesta pantalla, que habíamos hecho con cajas de cartón y témpera varios días de antelación. También mostrábamos pancartas alusivas a nuestra incomodidad con los canales televisivos y de sus cochinas programaciones donde se exaltaba la violencia y pornografía en una población que tenía el derecho de una televisión más sana, educativa y recreativa acorde con las necesidades de crecimiento y desarrollo que demandaba más de un 80 por ciento de la población que había sido ya olvidada por completo.
La caminata fue de varios kilómetros, la gente, muy indiferente, nos miraban bajar, sus miradas eran escépticas, más bien los niños se reían de vernos las caras en las pantallas de aquellos improvisados televisores…, a lo mejor nunca supieron que ese puñado de estudiantes estábamos protestando contra ese “mago de la cara de vidrio” que tenía la única y pervertida misión de hacer que cada día todos fuésemos alienados en un globo impensante, consumista y egoísta. Son esos medios de alto impacto masivos las armas de mayor alcance que utiliza el capitalismo para construir y defender su imperio. Pero en ese tiempo, quien iba a pensar, que un grupo de “muchachos” podían influir en las viles acciones de ese macro-monstruo de mil cabezas y mil canales; de hecho era así. Sin embargo, nos quedó a muchos la satisfacción de desahogar esa impetuosa rebeldía cuando llegamos a la plaza Bolívar amontonamos los televisores y les prendimos fuego, allí los vimos hacerse cenizas, hasta que llegaron los bomberos y apagaron todo.
Desde ese tiempo decidí ir yo mismo quitándole el espectro radioeléctrico de muchos canales de mi conciencia, de mi vida, más esos canales podridos donde existe una magnificencia de lo absurdo y alta carga de contravalores. Ahora que se acerca el mes cuando el estado no le renovará la concesión a RCTV, los medios se unen para defender sus intereses y arremeten contra el Presidente Chávez tildándolo de autoritario y que arbitrariamente cerrará a RCTV. No sólo hay que explicar todos los días en la calle que es el pueblo el que reclama un espectro radioeléctrico que le pertenece y punto… Pero, también asumir comportamientos revolucionaros e ir cada quien, en su conciencia, cerrando a Venevisión, Globovisión y Televén, que también dieron un brutal golpe de estado y tienen unas programaciones diametralmente distantes de los intereses de la Patria.
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