La lucha por la libertad de expresión nunca fue, no lo ha sido ni lo será una bandera de la derecha, ni en Venezuela ni en ninguna parte del mundo. La lucha por la tierra, contra la desigualdad, contra las injusticias, contra la pobreza, tampoco lo es. Por eso resulta paradójico que en Venezuela los empresarios de la comunicación hayan exacerbado el ambiente político, con la lejana esperanza de provocar una conmoción en el país que pueda justificar un golpe de estado, acudiendo al expediente manoseado de la lucha por la libertad de expresión. Quienes se desgañitan vociferando las más absurdas y violentas acusaciones contra nuestro Presidente y contra nuestro sistema constitucional, pronto tomarán de su propia medicina.
Esos empresarios se valen de todos los recursos que tienen a su disposición; pero lo más curioso del caso es que la pelea que estamos dando, la estamos desarrollando aquí en nuestro país, en esta nuestra Venezuela. Se sienten tan desasistidos de la opinión pública, del apoyo del pueblo, que corren presurosos a refugiarse en el regazo de Bush para que los ayude, para que les de amparo, gozo y consuelo; pero sobretodo para que les suelte los churupos para financiar las campañas de descrédito, de vilezas, de engaños, de mentiras contra el proceso revolucionario venezolano.
Pero esta lucha no es de ahora, ha sido de siempre y en el camino han ido quedando, en reguero desordenado, los criminales mediáticos que han pagado con su vida pública todas las ofensas cometidas contra la ética del periodismo, contra la verdad, por los constantes excesos y abusos contra el país. Tal ha sido el repudio generado y generalizado, que en algunos casos hasta los propios patronos los han echado a la calle, por la mala imagen que acarreaban a los propios medios y por el desprestigio que tenían y tienen ante la opinión pública, como son los casos emblemáticos (1) de José Domingo Blanco (a) “Mingo; César Miguel Rondón, Marieta Santana, Napoleón Bravo, Patricia Poleo, Manuel Felipe Sierra, Pastor Heydra, Pedro Pablo Alcántara, Graterolacho, Orlando Urdaneta y Marianella Salazar, que andan como almas en pena, deambulando de aquí para allá, como perros sarnosos que todos eluden, como leprosos comunicacionales que son indignos hasta para dar malos consejos.
Ellos han caído en esta lucha por la libertad de expresión, por el respeto a la gente, por la decencia, por todos los valores que trae consigo esta batalla de años, no como víctimas, sino como victimarios. Están en una “fosa común” anónima, anodina, sin lápidas, engarzados unos a otros como un abalorio siniestro, sin rezos, ni flores, ni peticiones celestiales que los ayuden. Es un lugar donde sufrirán, ante su muerte mediática, del castigo eterno a que se han hecho merecedores. Allí podrán compartir las dosis biliares que aún les quedan; y las zancadillas, burlas, y el desprecio que seguramente tienen que dosificar para su diario alimento.
En ese averno mediático, a donde irán todos aquellos que los imitan en su forma de actuar, no tienen oportunidad de hacer una parada en el purgatorio, menos en el limbo (2), sino que llegarán allí directamente. El primero en la cola, por derecho propio, y por que se ha valido de artimañas y triquiñuelas para estar allí, es el señor Miguel Ángel Rodríguez, mejor conocido como “Granielito”: su muerte mediática ya está anunciada y se producirá el día 27-05-2007 a las 23:59:59 p.m., hora de la Costa Este de los Estados Unidos, o sea la de Miami también.
Otros que están en cola y claman al cielo por acompañar a los demás (3) son: Leopoldo Castillo (a) “Matacuras”, Teodoro Petkoff, Roberto Giusti, Carlos Fernándes, Pedro León Zapata, Carla Angola y Kiko Bautista.
Notas:
1. Antes que alguien me reproche el no haberlos mencionado, lo digo públicamente: me abstengo, me inhibo de opinar sobre la Dra. Marta Colomina y Nelson Bocaranda, por la amistad personal que, por lo menos yo, mantengo con ellos. De todas maneras, el público en general, como se suele decir, tiene una opinión, que yo no tengo derecho a desvirtuar. Ellos se sabrán defender, si ese fuere el caso.
2. Por dos razones: por no reunir las “credenciales” para ingresar a ese selecto club y porque recientemente fue eliminado por Su Santidad Benedicto XVI.
3. “La Bicha”, antiguamente conocida como Berenice Gómez, tiene un lugar muy especial donde reposará. Pronto se anunciarán los detalles en un programa especial que será transmitido en el horario de adultos por TVes.
Internet: www.lapaginademontilla.blogspot.com
Correo: omar1montilla@gmail.com