Con motivo de la no prórroga de la concesión a los dueños de Rctv para seguir operando el canal 2, se abrió un debate que tímidamente ha aparecido en otros momentos entre gente de la comunicación, como es el referido al equilibrio mediático entre el sector público y el sector privado. Al pasar ese canal a ser administrado por el Estado, razonaban, esa correlación cambiaba a favor del Gobierno, lo que afectaba la libertad de expresión y es una señal de que en breve el Estado controlará toda posibilidad de comunicar, pues se estaría cocinando una ley de prensa. Más o menos eso dicen.
Plausible el interés por preservar un equilibrio que nunca ha existido, pero ocurre que esos mismos expertos no se preocuparon cuando el sector público apenas tenía el Canal 8, con disminuido alcance y el rating en los tobillos, mientras el sector privado dominaba más de 90%. Una desproporción similar existía en la radio y en prensa, y los expertos guardaban silencio.
Ni siquiera hablaron cuando fueron cerrados Catia TV y VTV.
Cuando la campaña mediática, que incluía a casi todos los medios impresos, fue el factor decisivo para crear las condiciones que alentaron el golpe de Estado de abril, y en ese mismo año desataron una feroz ofensiva para promover, estimular y mantener el paro nacional y el sabotaje petrolero, ese desequilibrio se mantenía: en el año 2000 el sector público tenía un canal de TV VHF frente a 19 del sector privado, y la proporción en la TV UHF era de 2 a 28. En la radio AM la relación era 36 a 143 y en FM 3 a 365, siempre con el sector privado con desproporcionada mayoría. A ninguno de ellos les preocupó ni llamaron la atención sobre tan injusta disparidad, no obstante que todo ese poder fue utilizado para desestabilizar al Gobierno, para derrocarlo, aplaudir a los golpistas, y en momento crítico silenciar la reacción popular y militar que regresó a Chávez al poder. Inevitablemente debemos explicar esa conducta como la de quienes creen que lo que es bueno para el pavo no lo es para la pava, Pero veamos ahora la situación actual, ¿se ha roto ese equilibrio a favor del Gobierno? Según un estudio que dio a conocer el ministro Jesse Chacón, hasta el 2006, en efecto, esa relación había cambiado. En la TV VHF seguía siendo 1 a 20, pero en la UHF el sector privado tenía 28, 6 seis el público y 44 el comunitario, aunque la audiencia la dominaba de lejos el sector privado. En la radio AM la proporción era igual a la del año 2000: 36 a 143, pero en FM el privado tenía 440, comunitario 167 y público 10: sin embargo, es de hacer notar que el alcance de las radios comunitarias es enormemente menor. En resumen, el sector privado es propietario de 75% del espectro radioeléctrico.
En cuanto a los medios impresos, no ha habido mayores cambios; desproporcionadamente, la mayoría sigue teniendo posiciones antigobierno, con matices, desde los razonablemente críticos hasta los visceralmente opositores, muy pocos equilibrados o neutrales, y apenas circulan diarios partidarios del Gobierno.
Por supuesto, ahora hay que restar el canal 2 al sector privado, que en este caso era vanguardia de las posiciones intransigentemente opositoras. Pero no quisiera sumárselo a la TV progubernamental. Los ministros Willian Lara y Jesse Chacón han reiterado que se trata de hacer una TV de servicio público. En ese mismo sentido ha hablado Lil Rodríguez. Es un compromiso ante el país que deben cumplir.
Una TV de servicio público no es sólo una definición, es algo mas: una programación, un contenido, una orientación plural, que dada la explicable improvisación, todavía está por verse. Una cuestión importante a resolver es lo referente al equipo directivo; es necesario que exista una real representación de la sociedad. No es nada fácil esa integración en este país de pugnacidades, donde es tan difícil la promoción del diálogo, el debate, los encuentros en áreas comunes.
Pero deben hacer un buen esfuerzo.
En abril,
el gobierno de Alan García cerró (allí sí era apropiado el uso del verbo cerrar) dos canales televisivos y tres emisoras de radio, por incumplir la Ley de Radio y TV, licencias vencidas o utilización de equipos no homologados. Antes, en diciembre, el gobierno de Tabaré Vázquez revocó los permisos a las emisoras
94.5 FM
y a
Concierto FM Montevideo
. ¿Cuál fue la reacción de los mismos organismos internacionales que emergieron enardecidos en defensa de la vulnerada libertad de expresión en Venezuela? ¿Dijeron algo el Senado de EEUU, el de Brasil o el de Chile o la Unión Europea? ¿Cuál fue el tratamiento de las agencias de noticias? ¿Cómo reaccionaron la Cidh, la SIP, la Federación Internacional de Periodistas, la AIR, etc? Silencio absoluto.
La difusión de los estudios
de AGB sobre hogares con TV encendida durante mayo, hasta el 26, revelan que Rctv no dominaba el rating, como se ha venido publicitando.
Venevisión tuvo 31,8 frente a 25,5 de Rctv, seguida por Televen con 12,7 y VTV con 4,5.
El Congreso de EEUU
ordenó sustituir en sus oficinas 23 mil bombillos incandescentes por bombillos ahorradores, y trascendió que familias de EEUU decidieron por iniciativa propia cambiar 37 millones de bombillos por fluorescentes; ese ahorro equivale al gasto de gasolina de 260 mil vehículos, reveló hace poco Fidel Castro en un artículo.
En plena época
de la campaña internacional contra el gobierno de Chávez, la OEA aprobó una resolución propuesta por nuestro embajador Jorge Valero condenando las acciones terroristas, y exhortando a los países miembros a enjuiciarlos y extraditarlos. Aunque no fue mencionado el caso Posada Carriles, el acuerdo votado tenía ese nombre y ese apellido. Con esa correlación de fuerzas es difícil que la delegación de EEUU logre aprobar una resolución condenando a Venezuela por el caso Rctv.
Previsible la reacción
de Lula en defensa del Senado, tal como lo hizo la presidenta Bachelet. Las relaciones se hicieron tensas.
Esa vez escribí que si la Asamblea Nacional hubiese respondido oportunamente a los senadores chilenos, el asunto habría quedado entre iguales y sin mayor trascendencia.
La tercera edición
del libro de las 100 horas de entrevista a Fidel Castro por Ignacio Ramonet, repite grave error en las notas al pie de página (no atribuido a ninguno de los dos): que Rómulo Betancourt fue derrocado en 1964 . De lectura indispensable para el mejor conocimiento de la revolución cubana, de sus crisis internas, sus relaciones internacionales, de la historia contemporánea, y, naturalmente, del líder cubano.
Creo que aún tiene tiempo
de sintonizar Televen, donde a las 10 am hablo con José Vicente Rangel sobre periodismo, medios y manifestaciones.