Cuando era pequeño en oportunidades me obligaban las “circunstancias”, a apelar a las mentirillas piadosas para justificar conductas que para la fecha los padres no estaban en condiciones de digerir, al darse cuenta estos me decían en forma bastante fresca que no es el mentir una vez, sino acostumbrarse a ello, fueron lecciones en el aprendizaje diario y en el contexto escuela-hogar.
Ahora bien, en la actualidad según resultados de la Prueba de Aptitud Académica se demuestra que el paradigma de una educación de calidad a nivel primario y secundario sigue siendo una realidad a resolver, a ello debemos agregar que existe una gran desvinculación entre la escuela el hogar y la sociedad. Al respecto si hacemos un repaso al menos somero sobre las últimas generaciones, digamos a partir de los 70 por poner una fecha, podemos evidenciar que esa desvinculación sigue gravitando sobre el ser social y humano en la Venezuela de hoy.
Por otra parte, en relación al título del presente trabajo y extrapolando las derivaciones de rigor entre una situación histórica y la que vivimos en la actualidad, la carga negativa que llevamos a cuestas es signo de demostraciones efectivas en cada momento de nuestras vidas, donde el adolecimiento de conciencia ciudadana y desconocimiento de lo que ha significado para el país y sus gente la influencia del poder imperial en todos los ordenes de vida, hacen patética conductas y procederes ajenos a la verdadera postura de un ciudadano libre y no dependiente de factores externos. Desconocer lo que se oculta detrás de cualquier dádiva que se origine en factores externos como los conocidos( ONG, Organizaciones para la Democracia, etc), cuya factoría busca horadar la conciencia de país y ciudadanía, produce en cada uno de los ciudadanos y ciudadanas que aceptan o aceptaron tales “beneficios” un nivel de apego o dependencia que puede comprometer acciones posteriores en función de la creación de un país soberano.
No es traído por los cabellos, suponer que quienes aceptaron tales “honorarios profesionales”, no conocían o conocen aún al fantasma detrás de la cortina que como en el “Fantasma de la Opera” se enamora de la artista con fines no confiesos y de aviesos resultados, no eso, no existe, de todas maneras se puede perdonar a aquellos que creyeron que tras el fin de la guerra fría no habría más oportunidades de lucha social en nuestros países y tomaron el camino de la conformidad y sucumbieron a los ideales que alguna vez confesaron tener en militancia o simple simpatía. He allí el dilema actual de quienes abrazaron tales “ayudas” y hoy pertenecen a las filas de la revolución, dejo en manos de ustedes, al libre albedrío, que quien abandonó la lucha se trasfiguró y recogió la senda acomodaticia de nuevo, tiene la suficiente autoridad moral para reconocer al menos que se equivocó al recibir tales beneficios en moneda extranjera.
Lo que en verdad trato de entender y no puedo es la negativa de periodistas con cargos importantes en el proceso revolucionario a que sean interpelados unos y otros, que tengan la oportunidad de decir para que fueron esos churupos y porque a ellos y no a otros, que les vendieron y sobre todo el porque y el para que. No obstante, como la historia dicen que da muchas vueltas y vuelve al mismo lugar, no tendría nada de raro que volviera a ocurrir sobremanera en esta hora crucial en donde la conspiración financiera cobra cada día mayor fuerza y la compra venta de conciencias es una de las alternativas del imperio y la forma solapada de infiltrar los predios de la revolución. Cuanto vales y te diré que hacer, hasta donde debes llegar y en que lugar te abandono, pareciera ser la política de sustracción de conciencias que no son tales.
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