DESDE CARACAS.- Volví al Centro San Ignacio a encontrarme con Cynthia Machado Zuluoaga . Desde que llegó de París me ha llamado varias veces preocupada por la situación del país. Y uno, siempre solidario, sale a reencontrarse con aquella diosa tropical.
No se cómo hace, pero siempre llega primero. Allí estaba, desde lejos deslumbraba con su indiscutible belleza. La gente pasaba a su lado y dudaba de que aquella escultura de carne y hueso que estaba allì, fuera verdaderamente de carne y hueso.
Me acerqué a la mesa del cafetín donde me esperaba, y al verme se puso de pie y qué tal Malaverito – así en confianza-. Y me dio un beso que fue la envidia de todos los transeúntes del Centro San Ignacio.
Tiene una teoría Cinthya y la explica:
- El país está cambiando. Los medios, o mejor dicho, nuestros medios de comunicación, están haciendo todo lo posible por impartir justicia. Y ya se está demostrando que lo hacen muy bien.
Repica su celular y lo atiende. Dice que es su papi, y “aquí estoy con un amigo, diciéndole lo bien que lo están haciendo nuestros medios, ahora que no hay justicia, la justicia la imponemos a través de nuestros canales, y sin muchos trámites, y años de investigación, la gente, sabe quién es el culpable y a quien hay que desechar. Chao, papi, después te cuento”.
Una vez que termina la llamada vuelve y me cuenta:
- Descubrí que Rudolf estaba en una jugada con otra tipa... No la dejé terminar. Le dije que no lo creía. Que tenía que conocer a esa otra tipa, porque si Rudolf no se conformaba con ese cuerpo que tenía en casa, la otra tenía que ser una mujer fuera de serie.
- Así son ustedes.- dijo firmemente y volvió a echar el cuento.
- No sabía cómo entrarle al asunto hasta que le dije: Si no me dices con quién estás saliendo, voy a Globoravell y le cuento que estás implicado en corrupción en el contrato de la compañía Aarón McCormikJakson Five Company.
Se ríe y muestra su dentadura completa. En perfecta formación desnudó sus blancos y bien definidos dientes y volvió a decir:
- Cuando Rudolf escuchó aquello me dijo: No, mami, con Globoravell no, yo te cuento. No quiero que todo el país sepa que soy un corrupto, porque sí lo sentencia Globoravell es cierto.
Y para terminar me dijo: “Ahora sí siento que tengo la justicia en mi mano, o sea en mi control remoto, amigo”.
robertomalaver@cantv.ne
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