Tenía que presentarse una desavenencia
entre Teodoro Petkoff y los distribuidores de su diario, Tal Cual,
para que se develara otra mentira mediática: nos es cierto que su periódico
tuviera un tiraje de 20.000 ejemplares, como goebbelianamente lo repetía,
sino realmente de 1.000. Estas cifras no las forjo en mi yunque,
sino que andan cabalgando en la sabana esteparia de la Internet, tomadas
de fuentes fidedignas que ya he citado en anteriores artículos.
Un periódico nutrido de la insidia oposicionista necesariamente debía
unir su destino a sus soportes económicos, acostumbrados, como sabemos,
a inflar cifras de primacía, a contratar mañosas encuestadoras y a
dar como un hecho que la inmensa mayoría de los venezolanos son una
cuerda de estúpidos para comerse los cuentos de caminos que ellos inventan.
Con creerse el cuento de que la oposición es mayoría en Venezuela
se puede puede entresacar la verdadera naturaleza del diario Tal
Cual: un pasquín construido sobre una ficción política, donde
ellos son demócratas y luchadores sociales y lo demás es dictadura,
donde Chávez "ya cayó" y donde se habla con desprecio sobre
esa enorme mayoría de venezolanos que los rechaza (ya no los compran)
y empuja el carro de los cambios en Venezuela
Algo similar le ocurrió a El Nacional. De ser un periódico de obesa edición, tuvieron que rebanarse unos cuantos centímetros de fofa grasa. Del otrora periódico de la cuarta república, majestuosamente tirado en cuatro cuerpos en virtud de la obtención de dólares a cambio preferencial para comprar sus insumos, queda una cartilla donde sin embargo están a sus anchas en su trabajo de selección y edición de contenido contra-gubernamental. Entró en franca crisis, sus ventas cayeron, pero supieron arteramente ocultar sus ronchas porque, como en Tal Cual, los voceros de las mayoría política democrática del país no podían presentarse ante la opinión pública como las vacas flacas de los bíblicos sueños del faraón. Se tiene que ser cónsono hasta final de la mentira: una oposición mayoritaria y una prensa afín saludable, múltiple, fusionados en un único destino.
¿Quién carrizo se cree esas mentiras? El Nacional empezó a
tirar piedras al gobierno desde el mismo momento en que Chávez le cerró
la manguanga de los regalados dólares de subsidio. Algo parecido a
los canales de TV, a quienes desde un principio no los tomaron en cuenta
para que les nombrasen sus candidatos como presidentes o ministros de
carteras en materia comunicacional, como estaban de "encebaditos"
desde la noche misma de los tiempos. Entonces se calentaron y dijeron
que esta vaina es dictadura, como lo siguen sosteniendo hasta el sol
de hoy y sostendrán hasta el final de sus días. Un gobierno democrático
es aquel que se conduele con el bolsillo de los plutócratas y se los
sigue engordando con el polvo de los huesos del miserable.
Los distribuidores de Tal Cual tuvieron que sentir en carne propia
el látigo explotador de don Teodoro Petkoff para comprender la calidad
de gente escondida en las filas opositoras: unas viscosas esencias de
las épocas oscuras proponiéndoles que no hay dinero en pago de la
distribución, pero que sí había, en cambio, trueque -y aquí seguro
tergiversaría el trueque bolivariano al decirles que estaba de moda-:
vender el periódico y quedarse con la ganancia.
¿Cuál ganancia, don Teodoro? Todo el mundo el sabe que un periódico
en su aspecto comercial es una vía para canalizar publicidad y servicios,
que es lo que da la verdadera ganancia, y que el periódico en sí,
en su conjunto de tinta y papel, es una baratija, más incluso cuando
se venden mil ejemplares. Por supuesto que el aspecto del contenido
es otro considerando, pero aquí también todos sabemos que a usted
lo que le interesa es mantener un papel incendiario en las calles a
cómo de lugar.
Dice José Vicente Rangel que el editor busca dinero de donde sea para
reflotar la desgracia y que ni siquiera su ensalzado Filósofo del Zulia
lo quiere ("Marciano en Domingo" en Diario Vea. - (2.007)
sep 30; últ. pag)
Todos estos formatos -los dos reseñados y los que usted agregue- pasaron
en su totalidad de tener un gobierno paria que los financiaba a disponer
ahora de las ubres de unos señores gordos con pasaportes gringos que
desean retroceder el reloj de Venezuela hacia el pantano de sombrías
épocas, cosa que está lejos de darse en la realidad, pero que ellos
confunden con la virtualidad que crean con sus mentiras rodando en la
calle. Chávez se cae, las encuestas dicen, los hechos de Vargas son
una protesta divina, Venezuela ocupa el último lugar, el eje del mal,
los comunistas sancochan niños, no ha hecho ninguna obra, Venezuela
está endeudada, la inflación asesina, es miembro de la junta militar
birmana, es zambo y los zambos tal cosa, CAP está saludable, la social-democracia
es la vía, Venezuela antes era libre, el petróleo está muy caro,
EEUU es "güeno", Uribe es un genio, ... ¡Por favor!
Acopio fuerzas, respiro profundamente y pronuncio la palabra última
que pronunciara el coronel de García Márquez en su libro El coronel
no tiene quien le escriba; acto seguido miro hacia los costados
en busca de un ejemplar de esos, cualquiera.
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