Nunca me acostumbraré a los insólitos niveles de cinismo que se pueden generar cuando se encuentran el grupo de personas cada día menos poderosas que conforman la SIP. Se reúnen a pontificar sobre el tema de la libertad de expresión, cuando son ellos, los dueños de los grandes medios de comunicación del continente, quienes le confiscan esta libertad todos los días a millones de ciudadanos.
Desde hace algunos años, su pasatiempo preferido cada vez que se encuentran es hablar mal de Chávez y del gobierno que hemos elegido la mayoría de los venezolanos soberanamente. Esta oportunidad no fue la excepción. Lo increíble no es que hablen mal de nuestro país, lo que resulta realmente insólito en cada oportunidad son los argumentos que emplean. Esta vez se han dedicado a decir que la propuesta de Reforma Constitucional supuestamente viola los derechos humanos, porque se eliminaría la prohibición de suspender el derecho a la información, en caso de que se decrete un estado de excepción.
Se rasgan las vestiduras en declaraciones sobreactuadas y melodramáticas intentando convencer a la gente de que esta es la prueba irrefutable de lo que ellos vienen proclamando desde hace años: que Chávez es un Tirano. Torpemente se olvidan de que las nuevas tecnologías permiten que hoy existan infinitas maneras de que la gente sepa que ellos callan cómplicemente cuando se presentan situaciones en las cuales sí se confisca el derecho a la información en otros países, aún cuando no exista ningún estado de excepción lo justifique.
Pongamos el caso del país que la SIP utiliza como modelo de todo lo que, según ellos, es bueno en el mundo. En Estados Unidos la emisora Al-Jazeera no puede transmitir. Sus corresponsales han sido expulsados, simplemente porque al gobierno de ese país no le gusta la línea informativa de este canal de televisión. Pero no hablemos de una televisora que según el gobierno estadounidense raya en el terrorismo. Hablemos simplemente de CNN o cualquiera otra cadena informativa. Estos canales de televisión no pueden transmitir las declaraciones de personas que estén vinculadas con la resistencia irakí o de miembros de los grupos de Al-Qaeda o similares. El argumento: que supuestamente “los terroristas” envían mensajes codificados a sus seguidores en todo el mundo y que las declaraciones de estas personas alertarían a otros sobre el momento de realizar un ataque. Yo sé que muchos de los que lean esto creerán que les estoy echando broma, pero no, ¡es verdad! Increíble, pero verdad. Y todos sabemos que en Estados Unidos no existe ningún estado de excepción decretado por el gobierno, por lo que se supone que todas las garantías se encuentran vigentes.
Mas, sin embargo, no hemos escuchado ni una sola vez a los hipócritas de la SIP hacer ni la más mínima crítica al respecto. Siguen creyendo que los demás somos tontos, siguen viendo a los latinoamericanos como subdesarrollados, brutos, analfabetas, y por tanto, susceptibles a ser encandilados con lucecitas de colores.
Lo bueno es que este club de dueños de medios de comunicación está perdiendo cada día más poder. Y por cierto, no porque se lo estén quitando Chávez, Fidel, Evo, Kirshner, Correa o Lula. No. Sino porque con las nuevas tecnologías cada día llevar la información a miles y miles de personas se hace más barato. Por tanto, ya hoy no hay que tener sus multimillonarias fortunas para manejar un buen medio de comunicación. Se les acabó la gallina de los huevos de oro, que ahora sólo sirve para que el pueblo haga un buen sancocho.
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