Durante
una conferencia de prensa en Madrid el 16 de enero de 2008, RSF reiteró
«su petición de que [pusieran] en libertad a los veinticuatro
periodistas cubanos encarcelados [...] con el absurdo pretexto de que
[eran] ‘mercenarios a sueldo de Estados Unidos’». La organización se
refiere a las personas condenadas por la justicia cubana a penas que
van de seis a veintiocho años de cárcel por asociación con una potencia
extranjera y por mercenarios (3).
RSF califica las acusaciones de las autoridades de «absurdas» y
pretende hacer creer a la opinión pública que los «veinticuatro
periodistas cubanos encarcelados» sólo deben su situación al carácter
heterodoxo de su pensamiento y en ningún caso al hecho de que violaron
la ley al aceptar la financiación de Estados Unidos. Es lo que afirma
la justicia cubana. Los escépticos podrían poner en tela de juicio la
imparcialidad del sistema judicial cubano. Sea. Sin embargo existe una
fuente que corrobora esta realidad y que se encuentra fuera de toda
sospecha. En efecto, los documentos oficiales del gobierno de
Washington confirman que Estados Unidos recluta, entrena y financia a
individuos en Cuba para promover su política exterior contra el régimen
revolucionario.
Primero, desde el
triunfo de la Revolución en 1959, Estados Unidos ha elaborado una
política destinada a la fabricación de una oposición en Cuba. Por
ejemplo, durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional
celebrada el 14 de enero de 1960, el subsecretario Livingston Merchant
declaró: «Nuestro objetivo es ajustar todas nuestras acciones con
vistas a acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba [...]». Por su
parte el secretario adjunto para los Asuntos Interamericanos, Roy
Rubottom, afirmó que «el programa aprobado [destinado a derrocar al
gobierno cubano] nos ha autorizado a brindar nuestra ayuda a elementos
que se oponen al gobierno de Castro en Cuba para que parezca que su
caída sea el resultado de sus propios errores» (4).
De
la misma manera, el 19 de junio de 1963, Kennedy aprobó el «plan
integral de acción encubierta» que pretendía «mantener todas las
presiones posibles sobre Cuba y crear y explotar en Cuba situaciones
calculadas para estimular a elementos disidentes del régimen [...] con
el fin de perpetrar un golpe de Estado» (5).
Esta política sigue vigente en
la actualidad con una diferencia: lo que constituía una política
clandestina y secreta en los años sesenta se ha transformado en una
política pública a partir de 1992.
Votada
en 1992 por el Congreso estadounidense, la ley Torricelli dispone
también de una parte intervencionista y subversiva. Por ejemplo, la
sección 1705 estipula que «Estados Unidos proporcionará asistencia a
las organizaciones no gubernamentales adecuadas para apoyar a
individuos y organizaciones que promueven un cambio democrático no
violento en Cuba» (6).
Adoptada
por la administración Clinton en 1996, la ley Helms-Burton también
prevé agrupar, reforzar y financiar a una oposición interna en Cuba. La
sección 109 es muy clara: «El presidente [de Estados Unidos] está
autorizado para proporcionar asistencia y ofrecer todo tipo de apoyo a
individuos y organizaciones no gubernamentales independientes para
agrupar los esfuerzos con vistas a construir una democracia en Cuba»
(7).
El 6 de mayo de 2004 el presidente Bush publicó un impresionante informe de 454 páginas titulado Commission for Assistance to a Free Cuba
(Comisión de Asistencia a una Cuba Libre). Este informe prevé la
elaboración de un «sólido programa de apoyo que favorezca a la sociedad
civil cubana». Entre las medidas preconizadas, una financiación por
importe de 36 millones de dólares se destina al «apoyo de la oposición
democrática y al fortalecimiento de la sociedad civil emergente» (8).
El
3 de marzo de 2005 Roger Noriega, entonces secretario asistente para
los Asuntos del Hemisferio Occidental de la administración Bush, señaló
que se habían añadido 14,4 millones de dólares al presupuesto de 36
millones de dólares previsto en el informe de 2004. Noriega, incluso,
fue tan sincero que llegó revelar la identidad de algunas de las
personas que se encargan de la elaboración de la política exterior
estadounidense contra Cuba. Citó los nombres de Martha Beatriz Roque,
las Damas en Blanco y Oswaldo Payá (9).
El
10 de julio de 2006 el presidente Bush aprobó el nuevo informe de 93
páginas. El objetivo proclamado está claro: romper el orden
constitucional vigente en Cuba. La primera medida adoptada prevé una
mayor financiación a los grupos de «disidentes». Washington estudia
acelerar el reclutamiento de individuos cuyo papel será participar en
el derrocamiento del gobierno actual. A los 36 millones de dólares
previstos en el primer informe de 2004 y a los 14,4 millones de dólares
adicionales de marzo de 2005, se añade una nueva suma de 31 millones.
El plan de Bush incluso cita a las personas encargadas de liderar las
fuerzas subversivas: Martha Beatriz Roque, Oswaldo Payá, Guillermo
Fariñas y las Damas de Blanco, entre otras (10).
La
administración Bush también dedica 24 millones de dólares adicionales a
Radio y TV Martí, dos medios propagandísticos estadounidenses
destinados a promover un «cambio de régimen», para que amplíen las
transmisiones de programas subversivos hacia Cuba, infringiendo la
legislación internacional que prohíbe la violación del espacio
hertziano nacional. Los miembros de la «disidencia» cubana recibirán
una parte de esta suma para adquirir y distribuir equipos de radio y
televisión que permitan captar los programas que se emiten desde
Estados Unidos. Otros países están invitados a transmitir programas
subversivos hacia Cuba. El plan prevé también «entrenar y equipar a
periodistas independientes de la prensa escrita, radiofónica y
televisiva en Cuba» (11).
Así, los
propios documentos oficiales estadounidenses confirman la existencia de
una política de subversión y contradicen de manera indiscutible las
afirmaciones de RSF. Por otra parte, la organización parisina no vacila
en convertir a delincuentes en periodistas con tal que éstos –que jamás
habían desempeñado una actividad periodística antes de integrar el
jugoso comercio de la disidencia, con dos excepciones– escriban algunas
líneas hirientes contra el gobierno de La Habana.
Pero
RSF, cuya agenda es claramente política, multiplica las mentiras. En su
comunicado declara que «la población se dispone a designar, a falta de
poder elegir, a sus representantes en la Asamblea Nacional y en las
asambleas provinciales» y añade que «no cabe hacerse ilusiones con
relación a las elecciones [...]. El pluralismo político no figura en el
orden del día y los cubanos solo pueden ‘elegir’ a los 614
representantes, ya designados, del Partido Comunista Cubano, el único
autorizado» (12).
El problema es
que la legislación cubana prohíbe categóricamente al Partido Comunista
designar candidatos. «Ningún partido tiene derecho a postular
candidatos. La postulación de los candidatos se efectúa directamente
por los propios electores en asambleas públicas. El Partido Comunista
no es una organización electoral y, por lo tanto, ni se presenta a las
elecciones ni puede postular candidatos» (13). Además, más de la mitad
de los parlamentarios que fueron elegidos no son miembros del Partido
Comunista (14). ¿Con qué objetivo oculta RSF esta realidad si no es
para engañar a la opinión pública y proseguir su campaña de
satanización de Cuba?
La
organización de Robert Ménard evoca también «El estado de salud de
[...] los representantes de la prensa disidente encarcelados en Cuba»,
entre los cuales algunos estarían «gravemente enfermos». RSF afirma que
«en la celda no les facilitan ni comida ni cuidados adecuados» (15). La
entidad de «defensa de la libertad de prensa» no teme parecer ridícula.
En efecto, ¿cómo puede sobrevivir en prisión un detenido privado de
alimentación adecuada y atención médica? ¿Acaso puede RSF citar el
nombre de un solo individuo que falleció en prisión en Cuba por falta
de atención médica o alimentación?
¿Por
qué razones sufre RSF esta singular obsesión por Cuba? ¿Realmente es a
causa de la situación de la prensa? Por lo que se ve no, pues llegado
el caso sus prioridades serían Iraq donde 47 periodistas fueron
asesinados en 2007, Somalia donde 8 periodistas perdieron la vida,
Pakistán donde 6 periodistas perecieron, Sri Lanka donde 3 periodistas
fueron ejecutados, Afganistán, Eritrea, Filipinas, Nepal o México donde
también varios periodistas fueron asesinados, pero de ningún modo Cuba
(16).
La respuesta es la financiación de RSF. En efecto, la organización está subvencionada por la organización de extrema derecha Center for a Free Cuba (17),
cuyo director Frank Calzón es el antiguo dirigente de la Fundación
Nacional Cubano Americana (FNCA), una organización terrorista
responsable de numerosos atentados contra Cuba (18). RSF también está
financiada por la oficina pantalla de la CIA que es la National Endowment for Democracy, cuyo objetivo es promover la agenda política de la Casa Blanca (19).
El escritor y periodista francés Maxime Vivas acaba de publicar un libro revelador sobre «La cara oscura de Reporteros sin Fronteras»
en el que denuncia «los tratos dudosos, los financiamientos
vergonzosos, las hosquedades selectivas [...], las mentiras reiteradas
de Reporteros sin Fronteras, todo al servicio de una causa sin vínculo
alguno con los objetivos que proclama». Este libro, especialmente
riguroso, saca a la luz del día el doble juego de Robert Menard y
revela el auténtico rostro de la organización parisina al servicio de
los poderosos del mundo (20).
Notas
(1) Reporteros sin Fronteras, «Liberté de la presse: l’année 2007 en chiffres», 2 de enero de 2008. http://www.rsf.org/article.php3?id_article=24908 (sitio consultado el 23 de enero de 2008).
(2) Reporteros sin Fronteras, «En
vísperas de las legislativas, Reporteros sin Fronteras recuerda la
dramática suerte de los periodistas encarcelados», 17 de enero de 2008.
http://www.rsf.org/article.php3?id_article=25094 (sitio consultado el 20 de enero de 2008).
(3) Ibid.
(4) Marion
W. Boggs, «Memorandum of Discussion at 432d meeting of the National
Security Council, Washington», 14 de enero de 1960, Eisenhower Library,
Whitman File, NSC Records, Top Secret, in Foreign Relations of the United States 1958-1960 (Washington: United States Government Printing Office, 1991), pp. 742-743.
(5) Piero Gleijeses, Misiones en Conflicto. La Habana, Washington y África 1959-1976 (La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 2004), p. 37.
(6) Cuban Democracy Act, Capítulo XVII, Sección 1705, 1992. Véase también Salim Lamrani, Double Morale. Cuba l’Union européenne et les droits de l’homme (París: Editions Estrella, 2008), pp. 45-55.
(7) Helms-Burton Act, Capítulo I, Sección 109, 1996.
(8) Colin L. Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington: United States Department of State, mai 2004).www.state.gov/documents/organization/32334.pdf sitio consultado el 7 de mayo de 2004), pp. 16, 22.
(9) Roger
F. Noriega, «Assistant Secretary Noriega’s Statement Before the House
of Representatives Committee on International Relations», Department of State, 3 de marzo de 2005. www.state.gov/p/wha/rls/rm/2005/ql/42986.htm (sitio consultado el 9 de abril de 2005).
(10) Condolezza Rice & Carlos Gutierrez, Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington: United States Department of State, Julio de 2006). www.cafc.gov/documents/organization/68166.pdf (sitio consultado el 12 de julio de 2006), p. 19
(11) Ibid., p. 22.
(12) Reporteros sin Fronteras, «En vísperas de las legislativas, Reporteros sin Fronteras recuerda la dramática suerte de los periodistas encarcelados», op. cit.
(13) Parlamento cubano, «El sistema electoral cubano: cien preguntas y cien respuestas», 9 de febrero de 2007. http://www.parlamentocubano.cu/Preguntas%20y%20Respuestas%20sobre%20el%20Sistema%20Electoral.htm (sitio consultado el 26 de enero de 2008).
(14) Pascual Serrano, «El periodismo papagayo», Rebelión, 21 de enero de 2008.
(15) Reporteros sin Fronteras, «En vísperas de las legislativas, Reporteros sin Fronteras recuerda la dramática suerte de los periodistas encarcelados», op. cit.
(16) Reporteros sin Fronteras, «Barométre de la liberté de la presse 2007. Journalistes tués», 2 de enero de 2008. http://www.rsf.org/rubrique.php3?id_rubrique=73 (sitio consultado el 26 de enero de
2008).
(17) Reporteros sin Fronteras, «Lettre ouverte á ses détracteurs», Réseau Voltaire, 12 de septiembre de 2006. http://www.voltairenet.org/article143413.html?var_recherche=Reporters+sans+fronti%C3%A8res?var_recherche=Reporters%20sans%20frontiéres (sitio consultado el 12 de septiembre de 2006).
(18) Salim Lamrani, «La Fondation nationale cubano-américaine est une organisation terroriste», Mondialisation, 27 de julio de 2006.
(19) Robert Ménard, «Forum de discussion avec Robert Ménard », Le Nouvel Observateur, 18 de
abril de 2005. www.nouvelobs.com/forum/archives/forum_284.html (sitio consultado el 22 de abril de 2005) ; John M. Broder, « Political Meddling by Outsiders : Not New for U.S.», The New York Times, 31 de marzo de 1997, p. 1; Allen Weinstein, Washington Post, 22 de septiembre de 1991.
(20) Maxime Vivas, La face cachée de Reporters sans frontiéres. De la CIA aux faucons du Pentagone (Bruxelles: Aden, 2007).
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face á l’Empire
(Genéve: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006). Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr
Caty
R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Este
artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su
integridad y mencionar al autor, a la revisora y la fuente.