El diario El Nacional, tituló uno o dos dìas atrás de manera sobresaliente, “La sociedad civil manifiesta su solidaridad a Globovisiòn”. En esta oportunidad se trata del apoyo que al canal, conducido por Alberto Federico Ravell, ofrecen algunos sectores, por una visita que el pasado viernes hizo a la empresa televisora una representación del SENIAT en solicitud de información, según el mismo medio impreso. Pero también, por la protesta que sectores populares, no de la “sociedad civil”, según el exquisito gusto de Miguel Enrique, sino más bien del perraje, tienen pensado hacer.

Siendo el SENIAT organismo del Estado con fines específicos, uno supone que es una gestión relacionada con la materia impositiva. Pero a priori, sectores opositores como el mismo diario que hemos mencionado y su director, se adelantan a denunciar una agresión a la libertad de expresión. Bien se sabe que tratándose de un asunto referente a las funciones informativas, si así puede decirse propiamente en lo que corresponde a Globovisiòn, el organismo adecuado para ello sería CONATEL y no el SENIAT. Pero como ellos recuerdan que el desenlace de la vida de Al Capone y obligados estàn a ello, fue en los libros de cuentas, en la evasión de impuestos, esta visita inesperada les sacó de sus cabales.

Es decir, la empresa televisora, según los procederes opositores, no es un ente mercantil que està obligada a informar sobre sus operaciones en ese ámbito y hasta pagar los tributos que demanda la ley, sino puramente informativa y hasta jarrón chino de la comunicación, al cual no se le puede tocar ni con el pétalo de una rosa. Tanto es así que Miguel Henrique Otero, no dudó en declarar que “El objetivo del gobierno es controlar todos los medios de comunicación”. De paso, como subliminalmente, dejó establecido si me cobran como debe ser y hasta menos, los impuestos que se derivan de las operaciones comerciales de mi periódico, denuncio ante la SIP, el mundo y quien pueda interesar que, a través nuestro, Chàvez está atropellando la libertar de pensar, expresarse y todo lo demás que a un obcecado se le pueda ocurrir.

Y es curioso que el canal que se ve amenazado y quienes con éste andan en contubernio, no hacia mucho tiempo, horas apenas, habían alarmado al paìs y al mundo financiero y mercantil, con la falsa información de la congelación de todos los activos de PDVSA por la ExxonMobil, una de “las siete hermanas”. Y como quien mal hace mucho teme, la presencia del órgano recaudador de impuestos, les alarmó en exceso y llamaron en demanda de ayuda.

Pero aparte de todo lo anteriormente dicho, vale la pena llamar la atención sobre aquello según el cual “la sociedad civil”, se solidariza con el canal en cuestión. El mismo periódico informa que el Comando Nacional de la Resistencia (CNR), el grupo escuálido (éste lo es en demasía) de Ledezma, Herman Escarrà y otros cuyos nombres cuesta recordar, el mismo que en lugar de llamar a participar en elecciones, lo hace para promover guarimbas, difundir falsas informaciones en los cuarteles, en fin intenta desestabilizar la vida venezolana, como medio para cambiar de gobierno, fue el encargado de llamar al rechazo a las agresiones “contra el canal de noticias” y en nombre de “sociedad civil”.

Es decir, de acuerdo a la óptica del periódico que nació en Puerto Escondido, en pleno centro de Caracas y le fundó el poeta Miguel Otero Silva, el Comando Nacional de la Resistencia (CNR), es la acabada representación de la “sociedad civil”. Esto es lo más parecido a un absurdo, un trotar de venados tras los perros o ver las aguas tramontando las montañas.

Ya no basta la prédica vertida por todos los espacios, que “sociedad civil”, es sinónimo de oposición, mientras los otros expresan incivilidad y barbarie; Santos Luzardo y la dañera. De un la lado está la buena y culta gente, especialmente la de las urbanizaciones elegantes y, en el otro, las hordas primitivas de los barrios, el perraje pues...

Pero la cosa llegó mucho más allá. Enrique Mendoza, ex gobernador del Estado Miranda, quien no deja de asomarse desde que le amnistiaron, en el intermedio nadie llegó a verle ni escucharle, digno representante de la “sociedad civil”, el mismo que cerró “esa basura”, según sus palabras, del canal 8, el del Estado y dirigió la manifestación a Miraflores para tumbar al gobierno, gesto que se tradujo en varios muertos y heridos, se presentó también a la protesta opositora. Y dijo esta perla: “Creo que no puede paralizarse el derecho a la información” y agregó, tendremos este canal como piedra en el zapato del gobierno, “mientras la intolerancia sea la conducta permanente en la política venezolana”. Esto suena a cinismo e hipocresía. Y no parece apropiado, de quien lleva varios años participando en intentos nada civiles, haber sentenciado, “ya puedo ver que el pueblo, sin disparar una bala, pone gobierno y quita gobierno con sus votos.”

¿Si tiene una bola de cristal que le permite ver el futuro, por qué no esperó su cuarto de hora y salió adelantado a cerrar espacios informativos y promover golpes de estado?

La autoridad moral y la sabiduría deben estar siempre detrás de las palabras que procuran darnos clases de civilismo y democracia. Y si de intolerancia hablamos, por lo menos para no pecar de lo mismo, cabe decir, quien de ello esté exento que lance la primera piedra.

Y lo asombroso y por demás inaceptable, es que a esos personajes, sin principios pero si ambiciosos y muy intolerantes, se les califique como representantes de la “sociedad civil”.

Uno no entiende como un diario con un gran compromiso por su historia, la memoria de sus fundadores, hace este tipo de periodismo engañoso y subalterno.

pacadomas1@cantv.net