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¿Acaso ya se nos olvidó que al canal VENEVISIÓN el pueblo lo llamaba VENENOVISIÓN? Hay que considerar muy seriamente, si el gobierno (en un futuro bastante cercano), le deberá renovar o no, el uso del espectro radioeléctrico a Venevisión. Un canal que no aporta nada a la cultura nacional, que vive de refritos internacionales y un basural inmenso de programas requete viejos y chabacanos. Es este canal el verdadero mar y mal de la mayor frivolidad que quepa imaginar, metiéndonos todos esos valores degradantes de los culebrones y perversiones gringas. Aquí muchos no se han dado cuenta todavía, de que en Venevisión está vivita y coleando toda la era de la IV República, con esas bazofias que día a día luchan por retrotraernos a aquellas perversiones de Sábado Sensacional que tanto degradan al pueblo. El horrible crimen aquel de Venevisión en la Plaza Monumental de Valencia, cuando se realizaba el show denominado «La V de Oro» (sobre el cual nunca se hizo justicia) permanece intacta en la memoria del pueblo.
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El noticiero de Venevisión vuelve por sus fueros. Tiene un equipo que acompaña como fieles perritos de Pavlov al candidato Edmundo, y no contento este canal con ser aliado en todo, con los valores mayameros y responder a cuanto ordene en noticias la Voz de América, ahora todo su equipo enfila baterías formalmente contra el chavismo, igualito como si se encontrara en los meses enero, febrero, marzo y abril de 2002. Se queja en un comunicado el que estén utilizando su musiquita anunciadora de grandes titulares, aquella, que como les recuerda Mario Silva también sirvió para anunciar los más desmedidos ataques contra Chávez, los que produjeron entre muchos otros atentados y la masacre de Altamira. La misma musiquita que repetían incesantemente cuando montaron el macabro crimen y la emboscada aquella en Puente Llaguno, y por la que llegaron a recibir en España el Premio al Periodismo "Príncipe de Asturias".
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Ahora hablan de poner en marcha demandas contra el gobierno, ellos que se embanderaron con toda clase de tropelías y conspiraciones contra la revolución bolivariana, y fue VENEVISIÓN una de las cuatro Jineteras que logró derrocar a Chávez el 11-A de 2002.
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En Venezuela casi todos los periodistas lo primero que hacían al graduarse para alcanzar el estrellato de la fama, era tratar de debutar en los programas de Las Cuatro Jineteras (Venevisión, RCTV, Televén y Globovisión – todavía hay muchos que sueñan con esas miserias, OJO). Recordemos a todos aquellos proto-artistas que deliraban atacando al gobierno, buscando venderse caro aquí y en Miami, como aquel presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) William Echeverría, el caso del super-palangrista Roger Santodomingo; el Federico Alberto Ravell, el entrevistador Marcel Granier, el "Matacuras" (Leopoldo Castillo), Óscar Yanes, Rafael Poleo, Marianela Salazar, Patricia Poleo, Martha Colomina, Roberto Giusti, Miguel Henrique Otero (alias Bobolongo), la Nitu Pérez Osuna, Beatriz Adrián... Año tras año, se los peloteaban las Cuatro Jineteras: unos hicieron sus primeros pininos en la Cadena Capriles, luego pasaron con su papel a donde los Poleo o a los De Armas, a Venevisión o RCTV.
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Nunca debemos perder la memoria: Miguel Ángel Capriles, fue el Gran Maestro de toda la degeneración de periodistas que acabarán trabajando en Venevisión, Globovisión, RCTV, Televen y también en los poderosos medios impresos como El Nacional, El Universal, El Diario de Caracas, y El Nuevo País. Copiaran Las Cuatro Jineteras, sin pudor, las abominables técnicas de Miguel Ángel Capriles relativas a la guerra sucia, los vetos y mentiras, calumnias, viles y miserables chantajes, con el estilo de fabricar noticias, y trabajar codo a codo con la CIA. La empresa Venevisión, valga decir, el señor Diego Cisneros, tenía buenas relaciones con Miguel Ángel Capriles. Era la Pepsi Cola el mejor cliente de Capriles. El doctor Ramón Díaz, alto directivo de Venevisión, era colaborador fijo de las páginas de opinión de La Esfera, y hombre de confianza de Miguel Ángel Capriles.
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Venevisión ha sido desde su fundación una pequeña Miami enclavada en Caracas. Fue un canal que nació forjada por un montón de batisteros. Hubo una especial y extraordinaria empatía entre Miguel Ángel Capriles y los Cisneros, hasta el punto que ambas empresas, Venevisión y la Cadena Capriles, estaban sustentadas sobre una buena camada de cubanos batisteros. Levantaron esa empresa cubanos como Laurentino Rodríguez (quien vivió un tiempo en EE UU y estuvo en la Jefatura de Información y en la Secretaría de Redacción de Últimas Noticias); los furibundos anti-castristas Salvador Romaní y Rolando Blanco Bolaños; además de Carlos Romero, José Barbeito, Pedro Galán, y Raúl Acosta Rubio; éste último desempeñó cargos de confianza con Fulgencio Batista y fue su jefe en la Secretaría de Prensa.
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En el interés máximo de Venevisión, a partir de 1998, siempre ha estado el de generar una guerra civil, algo en lo que concuerda perfectamente con la Conferencia Episcopal Venezolana, una de sus mayores aliadas. Junto con Globovisión, Venevisión se encargó de mantener fija la escena criminal de la toma de la Plaza de Altamira, las marchas y los múltiples paros generales convocados por la extinta CTV. En el show de la Plaza Francia, el protagonismo lo asumieron los Poleo (Rafael y su hija Patricia). Los medios de comunicación poderosos nombraron a Rafael Poleo su peón, y el tío se desmadró en horribles declaraciones, principalmente las del 29 de octubre del 2002, anunciando la proximidad de una guerra civil, y luego pidiendo que Chávez fuera colgado en una plaza pública igual que Benito Mussolini Una guerra civil que acabarían provocando cuatro magnates, 50 mocosos sifrinos, mil viejas congestionadas y unos militares desarmados, sin coraje, y surgidos del cajón de las pantaletas de Pablo Auren difundidos por El Nacional, y las Cuatro Jineteras. Hay que tener en cuenta, que Rafael Poleo era en esa ocasión portavoz de los medios por decisión de Gustavo Cisneros, y don Gustavo era el que estaba llevando el caso de Venezuela ante los Bush. Pero a don Gustavo también se le estaba acabando la gasolina porque se les descubrió una conversación telefónica en la que daba la orden de salir de Chávez violentamente.
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Aquí se escribió sobre las "Masacres silenciadas", cuando las Jineteras formaban horribles escándalos tratando de culpa al gobierno sobre lo que hizo Joao Gouveia en Altamira. En el tema de las "Masacres silenciadas", se preguntaba "¿por qué todos recordamos los dieciocho muertos del 11 de abril de 2002, pero se olvidan con facilidad de los once que ocurrieron en la Plaza Monumental de Valencia, cuando Venevisión realizaba el show denominado "La V de Oro"? Venevisión no fue capaz de detener el acto en señal de respeto por las víctimas. De hecho, los animadores terminaron el evento con muchísima alegría mientras once familias lloraban la muerte de sus seres queridos. Ni siquiera reseñaron el hecho en su noticiero. No hubo disculpas. No hubo responsables. No hubo compensaciones. Once muertos, pero a nadie les importó, porque todos eran unos negritos de un barrio de Valencia. ¿Qué es más importante? ¿Once muertos o la reputación de la familia Cisneros?"
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En los días previos al 11 de abril de 2002, Venevisión fue de los medios que tomó la batuta para anunciar que el gobierno estaba preparando un asesinato en masa de opositores: que iba a sacar los tanques, que iba a declarar estado de sitio o suspender las garantías constitucionales; todo esto lo sostenía Venevisión, ya que entre sus planes tenían conocimiento de lo que se iba a crear en las calles del centro; Las Jineteras estaban comprometidas en la colocación de francotiradores para masacrar grupos de ambos bandos. Por eso Venevisión, pudo conseguir un lugar tan estratégico para la colocación de sus cámaras. En la población no había duda entonces de que se produciría una brutal matanza, y por ello ese 11 de abril, en todo momento, se estuvo a la espera de lo peor. Habría sido el fiasco el más grande, principalmente para los dueños de los medios, el que aquella marcha no hubiese tenido un solo incidente, nada sangriento. Nada de eso. El guion ya estaba montado, pues, sin un final violento, también habría fracasado la "huelga general indefinida" de la patronal y sindicalistas del partido Acción Democrática. De tal fracaso era de esperarse un gran triunfo del presidente Chávez, y la subsecuente desmoralización de los organizadores del caos y de los que habían participado en la marcha, como bien lo declaró uno de los agitadores, el señor Alejandro Peña Esclusa. Lo más criminal fue que jamás se les ha reprochado a Las Jineteras, el haber sido la gran promotora de la marcha del 11-A, la cual fue desviada hacia Miraflores. Desviarla fue declarar una guerra civil en pleno centro de Caracas. Fue por ello por lo que VENEVISIÓN, colocó cámaras por todas partes enfocando a los chavistas, que como reacción natural del caos que se estaba generando, la Policía Metropolitana iba a atacar el santuario de los defensores de Chávez en Puente Llaguno. De allí, surgiría la excusa de decir que eran éstos quienes habían provocado la muerte de los que venían del Este. Con defenderse como lo hicieron algunos, disparando pistolas calibre 9 mm., le tendrían servido a los dueños de los medios el gran truco para echarle cuanto había sucedido a los "círculos del terror", a los "pistoleros de Llaguno", y así salir indemnes, y con la ayuda de unos magistrados vendidos, y además recibiendo el Premio de los gachupines "Príncipe de Asturias"
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Así es, señores, por todo el cañón…