Ahora, yo creo que el debate ha rebasado algunos límites de la interpretación. A ver si puedo explicarme y que esta respuesta no se convierta en otra andanada de interpretaciones. Por ejemplo: Muchas de las opiniones que he leído, me acusan de estar en contra de los colectivos y nada más lejos de la realidad. De hecho, cuando mostré el comunicado de Las Piedritas, afirmé y sigo afirmando que respeto a ese colectivo y que no pongo en duda su trabajo con las comunidades… Pero, el contenido de ese comunicado fue, simplemente, un exabrupto, por no decir un comunicado producto de la rabia, porque no fueron apoyados en su toma y pronunciamiento del Palacio Arzobispal. Además, y no creo que sea un insulto, agregué que quienes hicieron ese comunicado, no representaban a todo el colectivo del 23 de Enero. Y tengo mis razones. Primero que nada, me pareció exagerado plantear que el Comandante Chávez solo se ha interesado en el pueblo en situaciones de riesgo. Eso es absurdo. A pesar de las situaciones de burocratismo, corrupción y las acciones de la derecha endógena que han puesto en riesgo a la revolución bolivariana, plantearse que Chávez propicia la desviación del proceso es desconocer la lucha permanente que ha sostenido dentro de las entrañas del monstruo… y, ¡OJO!, no soy de los ingenuos que creen que al Comandante lo tienen engañado, cegado o envuelto en otra realidad.
En segundo lugar, creo que el colectivo ha sido utilizado o, en el mejor de los casos, ha sido tomado en su buena fe por personas que buscaban otro objetivo. Repito: CREO QUE HA SIDO UTILIZADO POR PERSONAS QUE BUSCABAN CONCRETAR OTROS OBJETIVOS… ¿Acaso, estoy insultando al colectivo del 23 de Enero cuando emito esta opinión? No lo creo. Incluso, voy más allá. Vengo denunciando desde el 3 de diciembre de 2007, la desviación a través de matrices de opinión, de los objetivos que ha propuesto el Comandante Chávez para concretar el Poder Popular. Hay un plan específico, muy refinado, para que el Comandante salga del poder antes del 2013. Esto no es nuevo. Les dio resultado el 11 de abril de 2002. Sin embargo, las condiciones para cristalizar el golpe de Estado fueron abortadas por la prepotencia fascista que no se midió y asomó los dientes con espeluznante cinismo. Esto propició que el pueblo venezolano, incluyendo aquellos que se dejaron confundir por la arremetida de los medios privados –previo al golpe de Estado-, saliera en masa a enfrentar a los farsantes. Luego de esta derrota, el Departamento de Estado empezó a preparar una nueva ofensiva muchísimo más elaborada que incluyera a nuestros factores internos y otros sectores o personalidades, que demostraron debilidad ante la ofensiva de abril 2002. Y aunque me acusen de alarmista, esa ofensiva está en proceso… ¡Y muy adelantada!
En el programa del día 28 de febrero, hago mención de las milicias populares y prevengo sobre la dotación y utilización de armamento sin preparación político-ideológica. Este comentario no es ajeno a la discusión que se lleva a cabo, pues forma parte del problema integral de defensa ante el ataque imperialista y la articulación que debe haber con todos los colectivos y, por lo menos, con un comando central. Es decir, no hay cabida para el anarquismo, pues al final se termina obedeciendo a quienes favorecen la anarquía como instrumento de dominio… Los camaradas del 23 de Enero saben de qué estoy hablando. En medio de la confusión domina el que confunde.
Me preocupa no saber lo que todos saben o saber lo que todos saben, pero que la solidaridad automática me permite olvidar o saber sin saber. Si en algo estoy absoluta y totalmente de acuerdo con todos los que han escrito, es que el liderazgo del pueblo no se negocia. No obstante, me produce profunda tristeza que la mayoría de los que pregonan todo el poder para el pueblo, terminan obedeciendo a algún factor que defiende intereses mezquinos.
Rafael González estaba en casa con su mujer, le preguntaron por Julio Troconis –su hijastro-. Le metieron unos tiros por no saber dónde estaba Julio Troconis.
Julio Troconis fue asesinado después en el Metro de Plaza Venezuela. Hubo detenidos en flagrancia por este hecho. Sin embargo, previa presunta manipulación de expedientes, los culpables salieron libres.
Luis José Gómez Barreto, tres tiros en la cara, cuatro en el pecho. No hay culpables, nadie sabe, nadie supo.
Benzel José García Bernal, fue ejecutado con veinte tiros de ametralladora. No hay culpables… o si los hay, pero el terror se impone.
Hay siete expedientes más, y debo decir “expedientes”, porque en eso quedaron, en expedientes. Obedecía a un exterminio sistemático de militantes Tupamaros, que todos saben y nada saben qué pasó.
Arquímides Franco, muere días después de sufrir un atentado. Era el líder del colectivo de motorizados bolivarianos. Arquímides Franco, amigo y camarada, tenía diferencias enormes en cuanto a la construcción de la revolución con los sectores de la derecha endógena… ¿Lo mató la oposición?
El mismísimo Pinto, líder de los Tupamaros, sufre un atentado y reconoce a quienes participaron en ese atentado. Pero, nuevamente y favoreciendo a los grupos de extrema derecha que cohabitan dentro de la revolución, todo queda allí sin más sanción que unos movimientos extraños donde se pretende demostrarle al gobierno que existe un poder subterráneo que no domina un coño, pero que se jacta de dominar a todos.
En fin, si vamos a darnos golpes de pecho en relación a los colectivos, yo le pediría a todos aquellos que en cambote me han recomendado dejar mi filiación con la CIA –es esta la acusación más ridícula que he recibido en mi vida y me extraña que venga de los que se autodenominan revolucionarios-, que hagamos serias reflexiones sobre la actuación de algunos personajes que han convertido la representación de los colectivos en una carrera por el poder personalista. Hay en el 23 de Enero un pueblo combatiente que no está de acuerdo con las políticas foquistas tendientes a facilitar el camino de los reaccionarios. Hay colectivos como la Coordinadora Simón Bolívar, trabajando en profundidad la ideologización y debatiendo los cambios que no son pocos, pero que necesitan de una participación seria, responsable, bolivariana, marxista, socialista sin maquillajes de hiper revolucionarios de boquita que han recibido recursos para fortalecer la anarquía. Porque esta revolución no es de quien abre la boca más grande y profiere absolutismos manejados por la derecha.
No podemos aceptar guerras intestinas que buscan controlar territorios para favorecer a fracciones anárquico-facciosas. Mucho menos podemos aceptar que se nos venda la indisciplina como táctica revolucionaria. Chávez enfrenta problemas mucho más grandes que la simple acción foquista de tumbar una estatua o tomar el palacio arzobispal en un momento equivocado. Repito, respeto a los colectivos y respeto su histórica lucha por la revolución socialista. Pero, es hora de ser críticos con algunas acciones aisladas, oscuras, que no tienen nada que ver con los objetivos que se han planteado.
Por último, el liderazgo del Comandante Chávez no es una raya para nadie. Me han acusado de ser un propagandista del gobierno, borrando mi enfrentamiento permanente con el burocratismo, la corrupción y la derecha endógena. Si apoyar al Comandante Chávez y creer fervientemente en su trabajo es una raya, pues bienvenida sea esa raya. Creo en su trabajo, creo en su lucha y entiendo sus temores; temores que se acentúan cuando se aíslan las acusaciones en torno a una persona, algo así como tratar de no atacar a quien ejerce el liderazgo y echarle la culpa a quienes creen en su trabajo y lo pregonan. Sin embargo, creo que le debemos una disculpa a los muertos de esta guerra que tenemos por dentro.
Que se siga haciendo el debate, que crezca el debate. De allí sacaremos lo positivo y, definitivamente, sabremos que sucede dentro de esta tribuna que ha considerado a La Hojilla el más alto enemigo de la Patria o la tribuna de la autocrítica. Un cosa está bien clara, La Hojilla sigue dando que hablar.
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