En días pasados me atreví a sistematizar y buscar un fondo teórico-intelectual, al trabajo comunicacional del sr. Mario Silva, específicamente el que ejecuta en el programa “La Hojilla”, transmitido por Venezolana de Televisión todas las semanas. Nunca pensé en hacerlo para manifestar una postura contraria, sino en motivar a los investigadores comunicacionales a que profundizaran en razón del por qué hoy los medios de comunicación son las trincheras del trabajo político en Venezuela, así como que se dejara de estigmatizar a Mario Silva como el generador de conductas anti-éticas e inmorales en la conducción del marco informativo de su programa. Primero, y lo dejo establecido, comparto muchos juicios del sr. Silva y lo considero un valioso revolucionario que asume su rol (delineado y modelado por las acciones de la oposición) con gallardía y convencimiento de que se está ante una nueva época y por lo tanto no todos entenderán su sacrificio; y segundo, porque sus “charadas” son emblema de la venezolanidad; así hablamos en Venezuela, quizás con menos palabras “altisonantes”, pero tal cual Mario presenta sus argumentos, así lo hacemos en nuestras reuniones privadas.
A todas estas, el tema causó muy buenos comentarios. Después de más de mil entradas a la lectura del artículo, recibí casi más de doscientos correos; algunos “mentándomela” porque me estaba convirtiendo en “silvanista”; otros expresándome correcciones de fondo en el contraste que hago de Mario con Sócrates; y otros, colaborando con sus ideas para convertir el ejercicio comunicacional de Mario en un puente más efectivo y letal para quienes hacen algo que aquí se llama “oposición”, pero que verdaderamente califico, desde mi frente libertario-ácrata, como “politicus mediocris" en toda la extensión de las palabras.
Estos nuevos amigos que me han escrito (algunos los quiero más porque nombraron a mi madre), me han ayudado a comprender que ahora más que nunca la realidad comunicacional amerita el fortalecimiento de las redes de comunicadores alternativos, ya hay un esfuerzo importante en la recolección de una base de datos (promovida por el programa “La Hojilla”), pero se necesita voluntad política, convicción socialista, desprendimiento y un compromiso con la época y los valores nuevos de esta época histórica. Algunos correos que me llegaron exhortaban a que el trabajo de Mario debería ser multiplicado y no quedarse en un monólogo de defensa contra los ataques del imperio y los “politicus mediocris".
Ahora bien, como respondí en algunos email, cómo hacemos para “meter ocho huequitos en un solo huequito”; una posible respuesta sería vulgar y humorística, pero la respuesta práctica nos indica que no es posible hacerlo; bueno tan complejo como este acertijo-humorístico es “cómo sentar en el programa La Hojilla” a ocho disociados para discutir una sola idea real: otorgarle el poder al pueblo. Esas ocho cabezas pensantes no pueden conectarse con esta simple idea; entonces: ¿no da la “oposición” las condiciones necesarias para que persistan monólogos que respondan a sus insensateces?
A todas estas, si queremos contribuir con Mario para mejorar su aporte comunicacional, debemos multiplicar su esfuerzo. Tienen que surgir nuevos escenarios de comunicación en donde se muestre, en tiempo real, la manipulación de la realidad y el embrujo que se le hace a esa realidad a través del “juego de cámaras” y de la búsqueda de un enfrentamiento constante y perenne.
En Venezuela no hay medias tintas. Aquí cada grupo defiende su realidad; lo que sucede es que hay una realidad que se nos ha vendido desde hace diez años y ha dado, a pesar del saboteo y la miseria humana (coloco en este lugar a los que se simpatizaron con el proceso y lo traicionaron), frutos importantes e imperecederos. La respuesta a que esto es verdad, la da el 71% de consolidación del liderazgo presidencial; es incuestionable que se va por el camino acertado, lo que hace falta es blindar ese camino y evitar, bajo cualquier situación, que se vulnere la libertad e independencia que se ha conquistado, valiéndonos de la frase de Winston Churchill (1874-1965), con “sangre, sudor y lágrimas”.
Reitero que en la época de Sócrates el enfrentamiento moral y ético entre las clases sociales era tema tabú para los paisanos y esclavos; Sócrates se atrevió a fundamentarlo; con ese acto, con esa gallardía es que yo he comparado a Mario.
*.- ramonazocar@yahoo.com
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